Un fuerte ruido me despierta, menuda manera de empezar el sábado. No sé ni que hora será pero tengo la sensación de haber dormido como nunca, tengo la energía al máximo. Me he despertado en una habitación que no conozco, pero no me asusto porque a mi mente ha llegado el recuerdo de mi padre cargándome en brazos y arropándome... nunca creí volver a vivir esto. Me levanto y me observo en el espejo con el pantalón negro y el top blanco de punto que me había puesto ayer todos arrugados y desordenados en mi cuerpo, tengo los ojos hinchados y en general estoy hecha un cuadro. Pero me siento bien, hacía tiempo que no me sentía tan bien, tan feliz y tan... no sé explicarlo, pero que maravilla. Al salir de la habitación escucho voces bastante lejos, así que bajo la escalera de madera en forma de caracol para encontrármelo hablando solo, peleándose con los trozos de cristal de algún vaso que se ha caído y ha provocado todo ese ruido que me ha despertado.
- ¿Necesitas ayuda? - pregunto apoyada en el marco de la puerta haciendo que se sobresalte y coloque una mano en el corazón como si fuese a darle un infarto.
- No tengo a nadie del servicio aquí y no entiendo ninguno de estos cacharros - dice señalando al microondas, la cafetera, el horno... - creo que será mejor que nos tomemos el café en la calle.
- Es raro que no tengas a nadie haciéndote las tareas aquí - es cierto, jamás he visto a nadie de mi familia ni servirse agua de la jarra. Menos mal que Ana me enseñó a cocinar, cuando era pequeña siempre me pegaba a ella porque era la única que parecía escucharme. Era increíble, siempre estuvo a mi lado hasta que no pudo estarlo más.
Me acerco a mi padre cogiendo de su mano la escoba y comienzo a barrer, le señalo una silla para que se siente, prefiero que no me estorbe.
Tras un rato vuelve a hablar - Aquí no vive nadie - parece incomodo y le entiendo. Entiendo que no quisiese meterme en su casa con su mujer cuando ella y mi madre se han dedicado a insultarse en platós de televisión, entiendo que esa señora odie a mi familia y que mi familia la odie a ella... aunque creo que esa nunca será la solución. Ojalá los padres que se separan estuviesen obligados a ser amigos. Por mi trabajo he visto a padres pelearse por sus hijos infinidad de veces, pero cuando les preguntaba por los niños, por sus gustos, sus aficiones... nunca les conocían de verdad.
Miro en las alacenas y no veo nada, en esta casa solo hai café en cápsulas y alcohol - Te haré el café y pediré el desayuno. ¿Solo? - cuando me giro a mirarle veo como me dice que si con la cabeza y me sonríe. Una vez, una chica super joven hacía prácticas en su empresa y le puso un café con leche y azúcar... a la chica jamás volví a verla.
- ¿A quién vas a pedirle la comida?, no sabía que tuvieses gente de servicio en tu cuchitril.
- A Glovo - digo enseñándole la app mientras le tiendo el café y me siento a su lado.
- Es increíble - balbucea mientras elegimos nuestro menú - También es increíble lo independiente que has sido siempre - dice más serio esta vez, como recordando algo.
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Quieres quererme
RomanceNada es lo que parece. Todos tienen algo que esconder. ¿Quieres saber lo que es?