El cielo está igual de bonito que cuando Sebas estaba aquí conmigo, seguramente siempre estuvo así pero me ha costado mucho aprender a mirarlo sin él. La oscuridad de la noche y los atardeceres previos siempre han tenido la capacidad de sacar mi parte más frágil, esa que he aprendido a no mostrar a nadie. Escucho la música de fondo y me giro a mirarles, a observar a todas esas personas que tanto peso tienen en todas las decisiones que he tomado en mi vida. Veo a mi madre bailando con Caye, a mi hermana Amira bailando con mi padre, tranquilo y feliz, y Oli siempre son su porte tan elegante disfrutando de su marido. Ferran forma parte de ese grupo de jóvenes que se lo pasan bien y hablan y bailan de forma distendida, en ese mismo circulo se encuentran mis amigos y hasta hace un rato yo misma bailaba ahí, pero jamás he sido ni seré capaz de integrarme como ellos en este ambiente. Celia ha intentado sonsacarme en un par de ocasiones que es lo que me había pasado pero no quiero más lágrimas esta noche, ya me ha costado no soltar alguna en cuanto el que hasta esta noche ha sido el amor de mi vida se ha acercado a despedirse. Ojalá le vaya bien, mi padre tiene razón en lo de que es un buen chico y supongo que en el fondo yo siempre lo sentí así también porque jamás pude odiarle cuándo me dejó sola y herida. Busco a Dereck con la mirada y me lo encuentro hablando con una morena muy alta y esbelta bastante animado, intento ignorarle pero no puedo evitar sentir esa punzada en el corazón que supongo me provocan los celos. Parece que le he atraído con mi mirada porque me la devuelve y yo me giro para no quebrarme de nuevo, fumar mi cigarro mirando a las estrellas habría sido una mejor idea. Sé que apenas pienso en lo afortunada que soy, pero lo soy. Aunque no sea la vida que me había imaginado y mi familia no sea la más normal del mundo haberles visto a todos juntos esta noche me ha alegrado el corazón. He dejado mucho lastre atrás, aquí en esta sala he dejado ir a Sebas y he sido todo lo sincera que he podido con mi madre.
- Enhorabuena - la voz de Dereck tan cerca hace que me sobresalte. Me apoyo en la barandilla sobre mi brazo derecho y le veo a mi lado mirando al manto negro que nos protege a ambos.
- Gracias supongo.
- Lo harás bien - dice mientras se coloca de lado también. Sostenerle la mirada me está costando horrores, pero lo hago - quería pedirte disculpas por lo que paso ayer y...
No dejo que termine su oración - yo también lamento haberme ido así y el golpe que te di - le sonrío.
- Todavía me duele - coloca una mueca en su rostro mientras se toca el lugar de mi bofetada, me sonríe de vuelta.
- Me gustaría que volvieses a la empresa. - acorta un poco la distancia entre nosotros y eso me pone tan nerviosa que rompo nuestro contacto mirando de nuevo al cielo. No respondo porque todavía no se me ha ocurrido eso tan ingenioso que mi madre dijo que vendría a mi mente para explicárselo, para contarle que es lo que me pasa cuando está cerca de mí y para mostrarle ese sentimiento de vacío que se me queda dentro cuando no está. Ante mi silencio sigue hablando - Sé que te gusta tu trabajo y a mi me gusta ver tu cara cuando te concentras, cuando disfrutas de todos esos papeles. Sé que dije cosas horribles y lo siento de veras - con su mano gira mi cara para que le mire y no la suelta sino que la sujeta con cuidado entre sus dedos.
- ¿Yo te gusto? - ¿en serio Zia Pérez?, ¿en serio?... me golpeo mentalmente muy fuerte e intento alejarme pero él no me deja.
- Pensé que era evidente, pero veo que no - Inclina su torso para quedar a mi altura y miro fijamente a sus labios que se mueven a escasos centímetros de mi cara - me gustas mucho Zia, me vuelves loco - me besa y vuelvo a estar sentada sobre esa nube que siempre me acompaña cuando él está a mi lado.
- ¿Más convencida de ello? - dice en cuanto se separa de mí.
- Un poco. - le sonrío tímida y recuerdo que hay algo que debería contarle - He estado hablando con Sebas.
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Quieres quererme
RomantikNada es lo que parece. Todos tienen algo que esconder. ¿Quieres saber lo que es?