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Grey - I Miss You

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Todo mi cuerpo pesa, las marcas de las uñas de Alice clavadas en mi piel arden y tengo las marcas de los dedos de Henry tatuados en mi tez, son unos lindos dedos de color morado

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Todo mi cuerpo pesa, las marcas de las uñas de Alice clavadas en mi piel arden y tengo las marcas de los dedos de Henry tatuados en mi tez, son unos lindos dedos de color morado. Ahogo un bostezo y dejo caer mi cuerpo en la silla, apoyo mis codos en el escritorio y oculto mi rostro entre mis manos.

Siempre que hay una tormenta las noches son largas, Alice tiene traumas desde el accidente, era un bebé de solo cinco años, pero, aun así, recuerda muchas cosas. Henry les tiene miedo a las tormentas antes de que mis padres murieran, y con su muerte ese miedo comenzó a crecer poco a poco.

Y yo, le tengo miedo desde la muerte de mis padres.

Una noche llena de truenos y relámpagos me arrebató a las personas que amaba y siempre amaré.

—¿Hailee? —inquieren y alzo la cabeza.

Una del periodista que se sienta a unos cuantos pasos de distancia me está viendo fijamente, soy mala con los nombres y no me interesa mucho recordarlo.

—¿Sí?

—El joven Kidman quiere verla.

Frunzo el ceño y volteo hacia su oficina, está mirando algunos papeles y luce concentrado.

—¿Por qué? —inquiero en un tono de voz agotado.

—Ya empezó a revisar los artículos que serán publicados mañana en el periódico, eres la última que falta. Y creo que va a regañarte por llegar tarde.

Cierro los ojos con fuerza y le agradezco, vuelvo a esconder el rostro entre las palmas de mis manos y dejo salir un suspiro pesado. Perfecto, que bien estoy comenzando el día.

Maravilloso, Hailee.

Me quito el abrigo y lo dejo caer sobre el espaldar de la silla, trago saliva y acomodo mi suéter antes de caminar hacia su oficina, toco dos veces y hace una señal para que entre. El lugar es espacioso, no muy grande, pero es lo suficiente como para estar cómodo. Sus ojos siguen clavados en el papel entre sus dedos y puedo deducir que es mi artículo.

—Siéntate —pide con la voz ronca.

Me acerco a la silla y me siento, entrelazo mis dedos y los dejo descansar sobre mi vientre. Mi corazón está latiendo con fuerza dentro de mi pecho, el ambiente es incómodo, al parecer siempre será incómodo entre ambos.

—¿Por qué escogiste este tema? —inquiere y levanta su mirada gris hacia mí.

—¿Por qué no? —contraataco la pregunta.

Imparable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora