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Zedd, Alessia Clara- Stay

—No, no, no —digo rápidamente mientras muevo mis manos con frenesí—

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—No, no, no —digo rápidamente mientras muevo mis manos con frenesí—. Ni loca, ni drogada, ni nada entro allí.

Él sonríe de lado, una perfecta y adorable sonrisa se extiende por las facciones de su rostro.

—¿Dónde quedó la Hailee valiente?

—Está de vacaciones y no va a volver pronto, intenté contactar otro día.

Una carcajada sale de sus labios y niega con la cabeza, se acerca a mí y besa brevemente mis labios, muerdo mi labio inferior cuando se aparta y apoya su cabeza a la mía.

—Bien, miedosa. ¿Qué quieres ver?

Sonrío de lado y señalo con mi dedo la película que quiero ver, señalando Animales fantásticos y dónde encontrarlos, los crímenes de Gellert Grindelwaldl. Axellen niega con la cabeza y deja un beso en mi frente para murmurar que sabía que elegiría esa.

A él, nunca, jamás, ni antes ni ahora le ha gustado Harry Potter o algo que tenga que ver con ellos, siempre se ha mantenido al margen y en el pasado, prefería las películas de Marvel o DC, estas siempre serán sus favoritas.

Cuando termina de comprar los boletos toma mi mano y entrelaza nuestros dedos, llevándome hacia el área de comida y pidiendo las palomitas, los dulces y los refrescos.

—Algún día vas a tener que ver una película de terror —dice cuando entramos en la sala.

Niego con la cabeza.

—Eso no va a ocurrir.

Voltea a verme cuando nos sentamos en nuestros lugares, arquea una ceja, están pasando un cortometraje en la gran pantalla.

—Yo veo algo que no me gusta por ti, tú también deberías ver algo que no te gusta por mí.

Vuelvo a negar con la cabeza.

—Películas de terror no, misterio y suspenso sí, pero sangrientas no, después no puedo dormir y creo que vendrán a asesinarme a mí.

Sonríe de lado y se inclina en el asiento, dejando su rostro a escasa distancia del mío y acariciando mi mejilla.

—Entonces tendré que colarme en tu casa y dormir contigo, así sabrás que, si alguien entra a matarte, primero me matará a mí y podrás huir.

Mis ojos se abren más de lo normal y un escalofrío recorre mi cuerpo, niego con la cabeza y él sonríe de lado.

—No ayudas diciendo eso.

—No puedo decirte que entre mis brazos no tendrás pesadillas, Hailee. No controlo tu cerebro y tampoco puedo evitar que sueñes cosas malas.

—Que romántico —ironizo.

Acuna mi mejilla y acaricia con su dedo pulgar.

—Solo digo la verdad, y así como digo que no puedo controlar tu cerebro, puedo decir que mientras sueñes cosas malas, te abrazaré y tranquilizare.

Imparable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora