41

1.4K 226 105
                                    

5 Seconds fod summer- Easier

SAM

Estoy nervioso, estoy tan inquieto que mi estómago se retuerce con fuerza y la sensación de ardor se desliza por mi tórax. No sé qué voy a decir, no sé qué mentira debo decir.

Mentiras, mentiras y más mentiras es lo único que ha salido de mi boca en los últimos días. Estoy harto de ser tan mentiroso, pero es necesario, hay un supuesto plan, y digo supuesto porque no sabemos qué haremos después, solo sabemos que necesitamos que Hailee esté bien, que esté segura.

Dejo salir un suspiro y salgo del auto, caminando con calma me deslizo hacia el interior de la casa, todo está callado y mi cuerpo se estremece.

Subo hasta la habitación de Hailee y no la encuentro, solo veo una rosa parecida a la de la bella y la bestia, con el ceño fruncido me acerco al objeto y veo la tarjeta en la mesa de noche, cuando la tomó y leo las palabras el pavor recorre mi cuerpo con violencia.

Está no es la letra de Axellen, conozco la letra de ese imbécil y está no lo es.

—¡Zanahoria! —exclamo a todo pulmón y espero unos segundos. No obtengo respuesta.

Bajo corriendo las escaleras y saco mi teléfono de mi bolsillo al confirmar que el auto está estacionado delante del mío.

Me meto en la aplicación de rastreo y veo que el teléfono de Hailee está en su auto, salgo de la casa y con la llave de repuesto abro el auto y, efectivamente, su teléfono está en el asiento de copiloto, lo desbloqueo y busco entre las llamadas y mensajes algo que me diga dónde puede estar y no hay nada, solo llamadas del abuelo, mías y Clary, entre las de la oficina.

—¡Maldita sea! —grito al borde de la histeria.

Paso las manos por la hebras de mi cabello y tiro de ellas con violencia. Esto no puede estar pasando. ¡Mierda, no! Saco mi teléfono con las manos temblando y llamo al abuelo, sintiendo como el pánico va creciendo a cada segundo.

—¿Hailee está contigo? —inquiero cuando contesta.

—No, debe de estar en la casa, dijo que iría hacia allí después de su cita con el psicólogo.

—Mierda, mierda...

—¿Qué está pasando, Sam? —cuestiona en un tono de voz preocupado.

—No está, bien, no está en casa, están las malditas llaves, el auto, todo y ella no está.

—¿Cómo que no está, Samuel?

—¡No está, Lukyan! —exclamo exasperado y con la voz temblando—. Su psicólogo me llamó para decirme que le propuso lo de la hipnosis y no parecía convencida, y ví que venía hacia la casa por medio de la aplicación. ¡PERO ELLA NO ESTÁ AQUÍ!

Escucho al abuelo maldecir en russo y también lo haría si supiera el idioma, salgo del auto dando un portazo y me muevo inquieto por el lugar. Esto queríamos evitar, queríamos evitar perderla de vista, por ello tenía el rastreador en su teléfono, por ello ahora la acompañaba a todos lados, para evitar que estuviera sola.

Pero no pude acompañarla a su cita con el psicólogo, no podía, debía ir a un juicio y creí que estaría bien.

—¿Llamaste a Clary? —inquiere el abuelo, intentando mantenerse calmado pero noto el tono quebrado de su voz—. Quizás está con ella.

—Clary está con sus padres, acabo de dejarla, abuelo. Es imposible que esté con ella.

—Quizás fue a ver a Ali y se le olvidó las llaves.

Imparable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora