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Sabrina Carpenter- Exhale

Gimoteo cuando una punzada de dolor atraviesa mis sienes como si fuera una flecha, antes de abrir la puerta coloco mis dedos en mis sienes, dando leves y pequeños masajes que me hagan sentir un poco mejor, que haga que el dolor sea leve, pero no l...

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Gimoteo cuando una punzada de dolor atraviesa mis sienes como si fuera una flecha, antes de abrir la puerta coloco mis dedos en mis sienes, dando leves y pequeños masajes que me hagan sentir un poco mejor, que haga que el dolor sea leve, pero no lo logró por completo.

Me adentro en la casa con paso cauteloso, como si tuviera miedo de que mis pesadillas estuvieran esperándome al otro lado de la puerta, pero ya ocurrió, ya viví un infierno en mi hogar. Los recuerdos de la ambulancia, de Ali en la camilla con oxígeno, los gritos de Henry, todo se remueve, todo me hiere y un pequeño sollozo queda atascado en mi garganta.

Horas atrás, el silencio sepulcral que ahora llena la estancia eran gritos de dolor y desesperación, la calma que habita, anteriormente era una tormenta abrumadora y cruel.

—Está bien, hablé con Sam y dijo que estaba estable y mejorará...Henry está mal, ha pasado por mucho en poco tiempo. —Escucho que dicen con la voz temblorosa. Con calma, sin hacer ruido o algún movimiento que haga que sepa que estoy aquí me acerco sigilosamente hasta ver su espalda—. Hailee...está bien, físicamente, emocionalmente no creo que lo esté. —Suspira con cansancio—. Lo sé, lo sé, pero Sam cree que es mejor que sigas allí y termines lo que empezaste, la cuidaremos mientras estás lejos, lo prometo, Ax.

Apoyo mi cabeza en la pared, mirando como habla con él. En la madrugada escuché a Sam hablar con Axellen, lo escuché contándole lo que había ocurrido mientras estábamos esperando respuestas. Una lágrima solitaria se desliza por mi mejilla izquierda, el pecho duele, he recibido abrazos, palabras de aliento, pero realmente, las palabras y el abrazo que me gustaría recibir es de una persona que está lejos de mí.

—Hailee...

Parpadeo varias veces hasta ver a Clary, dice que llamará después a la persona de la otra línea y cuelga, sus ojos recorren mi rostro con delicadeza y luego ven mi ropa, veo la tristeza reflejada en su rostro, y cuando su mirada se cruza con la mía, no hay lástima hacia mí, no me ve como alguien frágil, me ve como si fuera alguien que ha pasado por una batalla y sigue aquí.

No me he tirado al suelo.

Sigo de pie sin importar que el dolor en mi pecho sea tan grande, tan hondo, tan crudo.

—¿Dónde está Henry? —inquiero en voz baja y ronca.

—Después de que comió un poco lo acosté a dormir, no ha dormido en toda la madrugada.

Asiento con la cabeza. Le agradezco en un murmuro por haber cuidado al enano, el abuelo me dijo que ella había llegado luego de que me fui en la ambulancia con Ali. Con desgano subo las escaleras y mi corazón da un vuelco cuando veo la puerta del baño, ahí está el hueco que hice con mis manos, las cuales están vendadas.

Busco ropa limpia y me adentro en el baño del cuarto del abuelo, dejo que el agua caliente cubra mi cuerpo, dejo que limpie la sangre seca en mi piel. No lloro, no grito, no maldigo, no hago nada que no sea dejar que el agua caliente se deslice por mi cuerpo, no me aparto cuando comienza a salir fría y se siente como si fuera hielo impactando contra mi piel.

Imparable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora