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Halsey - Sorry

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Soy una maraña de sentimientos y emociones andante, cada vez que intento tragar saliva para poder mojar mi garganta no lo logro, mis dedos están helados y cada partícula de mi cuerpo esta temblando

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Soy una maraña de sentimientos y emociones andante, cada vez que intento tragar saliva para poder mojar mi garganta no lo logro, mis dedos están helados y cada partícula de mi cuerpo esta temblando. Estoy nerviosa, ansiosa, aterrada, muerdo con fuerza mi labio inferior hasta que comienza a doler y tengo que soltarlo.

—Estuviste muy callada durante la película y ahora también lo estás —murmura por lo bajo.

Cierro con fuerza mis ojos y suspiro pesadamente, estaciona el auto enfrente de su apartamento y ambos bajamos en completo silencio y subimos hasta su hogar. La decoración es robusta, no tiene un toque femenino o algo por el estilo, los colores son oscuros y siento los vellos de mis brazos colocándose de punta.

Sus manos se envuelven en mi torso y me atraen a su espalda, comienza a desabotonar los botones de mi abrigo, aparta el cabello de mi cuello y deja pequeños besos, cierro los ojos y niego con la cabeza, bajo mis manos hacia las suyas, posicionándolas sobre estas y apartándolas de mi cuerpo.

—No —susurro y me aparto.

Me doy la vuelta para poder verlo a los ojos, su mirada esta oscura por la lujuria y me está observando confundido. Hace meses que no dejo que me toque. Aunque el sexo entre ambos nunca ha sido con mucha frecuencia.

—¿Todo bien?

He estado toda la noche dándole vueltas, he estado intentando fingir que nada pasa, pero no lo he logrado. No puedo lograrlo cuando mi mente está gritándome, cuando esta empujándome hacia el final del precipicio para que salte al vacío. Niego con la cabeza.

—Hay que hablar —digo con la voz firme, pero con las manos temblándome como si fueran hojas.

No dice nada, solo sonríe de lado y desordena las hebras de su cabello, con paso perezoso y desganado se acerca a la mini nevera que hay en la sala y saca una lata de cerveza, la abre y da un largo sorbo sin apartar su mirada de mí.

—Esas palabras nunca traen algo bueno, y las tuyas no van a traer nada bueno. ¿No es así?

Niego con la cabeza y me abrazo a mí misma, como si tuviera frío.

—¿Quieres dejarme? —inquiere en un tono de voz que hace que cada parte de mi cuerpo se estremezca.

Cierro y abro la boca repetitivas veces, asiento con la cabeza y veo como su mandíbula se tensa, como la confusión brilla en sus ojos y hay algo más pero no logro comprenderla. Toma del líquido y no dice nada, solo me observa con cautela y cuando termina su cerveza deja la lata a un lado.

—¿Por qué?

Di algo.

—No eres tú, en serio, eres genial Darel, pero...

Imparable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora