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Ariana Grande:  Breathin

—¿Pero por qué? —se queja por decimocuarta vez en la mañana

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—¿Pero por qué? —se queja por decimocuarta vez en la mañana.

—Porque yo lo digo —musito—. Ahora mueve tu culo y baja.

—No quiero.

—Henry —pronuncio con voz severa, arqueando una ceja y cruzando mis brazos por debajo de mi pecho.

—Hailee —me imita, desde el tono de voz hasta la forma en la cual está mi cuerpo.

Bufo y comienzo a empujarlo para que salga de la habitación.

—¡No es justo! —chilla y su voz es aguda, siempre se vuelve aguda cuando se enoja. Por eso le decimos voz de pito a veces—. Alice está echada en su cama, durmiendo y yo tengo que ir a la escuela. ¿Por qué ella si puede quedarse en casa y yo no?

—Porque tú eres un niño muy inteligente y responsable, además vas a hablarle a tu clase del carcharodotosaurus saricus.

Un gruñido sale de sus labios y se detiene cuando vamos a empezar a bajar las escaleras. Gira a verme, está arrugando la nariz y mirándome como si fuera un bebé pequeño y sé que me va a decir algo relacionado a su dinosaurio, porque no estoy segura de haberlo pronunciado bien.

—Es carcharodontosaurus saharicus, no carcharodotosaurus saricus. —Niega con la cabeza—. Es importante saber pronunciar los nombres de los dinosaurios, Desty.

—Bien, como sea. Cuando llegues de clases me dirás que clase de animal era y todo eso. ¡Ahora baja!

—¡No es justo! —chilla y hago una mueca por el sonido de su voz—. ¡Yo también quiero quedarme en la casa!

—¡Henry! —bramo—. No hagas esto, ahora baja.

—¡No quiero!

Los dos gritamos a la vez y bufamos, ambos nos cruzamos de brazos y nos quedamos mirando fijamente, viendo quien pierde. Es un dolor de culo que tu hermano sea un terco y cabezón, según el abuelo se parece a mí, y creo que es verdad.

—Mocoso menor, ya vas tarde a clases —dice Sam.

Henry aparta la mirada de mí y voltea hacia Sam, quien está al pie de las escaleras. El abuelo está a su lado, mirando la escena divertido, él ama cuando peleo con los enanos, es uno de sus pasatiempos favoritos.

—Alice no va a clases y Hailee no irá a trabajar. ¡Quiero quedarme con ellas! —brama y ve en dirección al abuelo, que está tomándose su café—. ¡Diles abuelo!

El viejo gruñón se encoge de hombros.

—Si no puedes con ellos úneteles, mocoso —dice relajado y arqueo una ceja en su dirección—. Tiene un buen punto, tampoco entiendo porque Alice sigue metida en la cama, no está enferma como para quedarse en casa.

Imparable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora