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NF- Lost in the moment ft. Andreas Moss

—No estoy loca —dice en un hilo y voltea a verme con dolor—

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—No estoy loca —dice en un hilo y voltea a verme con dolor—. ¿Crees que estoy loca?

Niego con la cabeza y coloco la palma de mi mano en su espalda, para empujarla un poco y así lograr que avance, pero no lo hace, se queda quieta en el lugar y me sigue observando con dolor, como si la hubiera traicionado.

—Ir a un psicólogo no significa que estás loco —dice Mayrah a mi lado, los ojos de Alice se deslizan hacia ella—. Solo significa que quieres hablar, puedes contarle cómo te sientes, que quieres y que no, puedes desahogarte con ellos, ellos te escucharan.

Alice aparta su mirada de ella y la vuelve a clavar en mí, sus ojos cafés están taladrándome. No ha querido salir casi de su habitación desde que levantamos la denuncia en contra del instituto, come poco y habla igual de poco. Cuando intento que hable conmigo sobre qué le ocurre no lo hace, lo evita y me desespera su silencio.

En las últimas noches ha tenido pesadillas, se despierta llena de sudor y gritando, no sé porque las tiene, no sé qué las está provocando y ella no habla conmigo, así que no sé nada. Estoy atada de manos.

La madre de Mayrah es psicóloga, ella se ofreció a hablar con su mamá para que nos ayudará, porque estoy desesperada. Clary está haciendo hasta lo imposible para que ella no tenga que declarar ante la corte, no quiero que pase por ese trauma de tener varios pares de ojos fijos en ella.

—Desty no quiero ir.

—Por favor, solo ve y prueba como es —pido e intento que se mueva, pero no lo hace—. Solo debes entrar en la casa, ni siquiera es en una oficina. Además, mira, la casa es bonita. ¿No lo crees?

No responde a mi pregunta, se queda mirando la casa por unos breves segundos y termina bajando la cabeza, mientras juega con sus dedos.

—Ella te dirá lo que diga. —Mira a Mayrah—. Lo hará porque es tu madre.

—No lo hará, todo lo que digas quedará entre tú y ella, lo juro —dice rápidamente Mayrah—. Mi madre te va a agradar, no muerde, ya verás.

Le suplico con la mirada que avance, ella deja salir un suspiro pesado y me hace caso, comienza a avanzar con cautela hacia la casa, tocamos la puerta y una mujer agradable la abre. Es muy parecida a Mayrah, ojos negros, cabello rizado y piel tostada, si no me equivoco, Sam mencionó que ella tenía ascendencia brasileña.

—Buenas tardes, tú debes de ser Alice —dice la mujer en dirección a mi hermana, extiende su mano y añade—: Un gusto, linda, soy Meyrah.

La mocosa intercambia una mirada conmigo y asiento con la cabeza.

—Un gusto —musita en voz baja y estrecha la mano de la mujer, prácticamente haciéndose un ovillo.

—¿Te gustan las galletas de vainilla? —inquiere la mujer, entrecerrando los ojos y sonriendo un poco.

Imparable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora