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Robin Schulz, Nick Jonas - Right Now 

Mi nariz está comenzando a picar, y antes de que pueda hacer algo estornudo, mis ojos están aguados por las lágrimas y otro estornudo escapa de mis labios

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Mi nariz está comenzando a picar, y antes de que pueda hacer algo estornudo, mis ojos están aguados por las lágrimas y otro estornudo escapa de mis labios. Mi garganta pica y maldigo entre dientes, tomo la tarjeta que veo entre ellas, me alejo un poco y seco con el dorso de mi mano las lágrimas que se deslizan por mis mejillas.

Hailee.

No quería presionarte, mucho menos hacerte huir. Seré sincero, estoy intentando reparar el daño que hice hace años, solo dame la oportunidad de hacerlo. Solo déjame hablar, escúchame. Todas las personas merecen una oportunidad, todos merecemos tener el beneficio de la duda. ¿No lo crees?

P.D: Espero que te gusten.

Axellen Kidman.

Vuelvo a estornudar y muerdo mi labio con fuerza, algunas personas me están mirando extraño y quiero hacerme un agujero en la tierra y ocultar mi cabeza. Creo que nunca han visto a alguien estornudando y llorando.

Son bonitas, siempre me han gustado las rosas rojas, pero soy alérgica a ellas, son una maldición para mi nariz y sistema inmunológico que reacciona como si fueran el peor de los males para mi cuerpo. Mi nariz pica y la froto con cuidado porque no quiero que me vean con más rareza de lo que ya hacen.

Siento la mucosidad deslizándose por los orificios de mi nariz y maldigo entre dientes, veo en dirección a su oficina y aunque las persianas están bajadas sé que está ahí. Limpio mi nariz con un pedazo de papel y lo tiro a la basura. Tomo entre mis manos el ramo de rosas y camino hasta la oficina, estornudando y maldiciendo entre dientes.

Escucho su afirmación a que pase después de que toco la puerta, la abro y entro en la oficina. Sus ojos están sobre unos papeles regados en el escritorio y luce concentrado. Me acerco y tiro las rosas sobre los papeles, ganándome su atención.

—Pero... ¿qué diablos? —masculla entre dientes y se levanta. Un estornudo sale de mis labios, y él desliza su mirada hacia mí, la confusión brilla en sus globos oculares—. ¿Estás bien? ¿Estás refriada? Deberías irte a casa, tu nariz esta roja y parece que estas disfrutando comerte la mucosidad que sale de su nariz.

Le doy una mala mirada.

—Esto. —Señalo mis mocos—. Es por tu culpa.

Arquea las cejas y luce desconcertado.

—¿Mi culpa? —inquiere y otro estornudo escapa de mis labios, él me extiende un pañuelo y se lo arrebato de mala gana, mientras las lágrimas siguen saliendo—. ¿Por qué es mi culpa?

—Soy alérgica al polen, imbécil —mascullo entre dientes y estornudo otra vez, sintiendo que mi cerebro se va a salir por mi nariz si sigo estornudando tan fuerte—. Estaba bien hasta que esas rosas letales aparecieron en mi escritorio.

Imparable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora