17

2K 260 114
                                    

Tempt my trouble - Bishop Briggs

Maldigo entre dientes y terminó dejando salir un chillido lleno de frustración

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Maldigo entre dientes y terminó dejando salir un chillido lleno de frustración. El vestido tiene pequeños botones en la espalda y no puedo cerrarlos, no puedo hacer que entren en los huecos de la tela y estoy a punto de tirarme por el balcón de la habitación del hotel.

No falta mucho para que la inauguración comience, y todavía me falta aplicar labial, colocarme lo aretes y el collar, pero en vez de empezar a arreglarme temprano, deje todo para último momento por estar merodeando por el hotel.

Tengo que admitir que Annabet hizo un buen trabajo, es hermoso, la estructura, las decoraciones, hay algunos cuadros de arte que son preciosos y exquisitos para la mirada. Mi habitación está en la parte trasera del hotel, tengo vista a la piscina y en la lejanía se puede ver la playa, hay varios periodistas y personas hospedándose en el hotel, a pesar de que hoy es la inauguración ya hay gente.

No dudo que tenga éxito.

—¡Maldita mierda del demonio! —chillo y me dejó caer de espaldas a la cama.

Tapo mis ojos con mi antebrazo y estoy segura que mi rostro está rojo, siento el calor en mis mejillas. Me siento en la cama e inflo las mejillas, el vestido es rojo, tiene un escote en v y es de tiras, pero, aun así, tiene botones en la parte trasera ya que o muestra mucha piel atrás, también posee una tira gruesa que rodea y marca mi cintura. Es bonito, me gusta, pero detesto los botones.

Dos toques en la puerta hacen que una sonrisa se deslice por mis labios. Camino esperanzada, esperando que sea Clary para volver a decirme que la ayude a tranquilizarse. Eso de volver a ver a su ex y a sus antiguos amigos la tiene hecha un manojo de nervios.

—Tú no eres, Clary —mi voz suena como un reproche y su ceja negra se arquea.

—Lo lamento, no tuve la dicha de ser pelirroja, de ojos cafés y lo más importante; ser mujer.

Cruzo mis brazos y los observo aburrida. El traje negro le queda bien, tiene el cabello bien peinado y hasta donde estoy me llega el olor de loción para afeitar y colonia. Estúpido Axellen, luce bien, huele bien y ya estoy delirando.

—¿Qué necesitas? —inquiero.

—¿Estás enojada? —me observa confundido, sus ojos grises lucen más como azules.

—Algo. ¿Qué ocurre?

No responde de inmediato, sus ojos recorren mi rostro, después van bajando por mi cuerpo y puedo ver que el fantasma de una sonrisa se quiere deslizar por sus labios.

—Necesito ayuda con la corbata —termina diciendo con la voz ronca y enseñándole la corbata azul oscuro—. ¿Me ayudas?

Sonrío burlona.

—¿No sabes colocarte una corbata?

Me observa con burla.

—No, igual que tú que no puedes terminar de colocarte un vestido sola.

Imparable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora