No quería verlo. Después de que él la escuchó confesar sus sentimientos a esa tal Jane, no podía evitar sonrojarse cuando lo veía a los ojos. Estaba absorta en sus pensamientos, tanto en las clases como cuando tenía que avanzar con la Tesis en su residencia.
Intentaba evitar a Christian a toda costa, pero ya se le hacía imposible. Ella misma se veía atrapada en su propio juego de ayudarlo.
—Hola.
Lindsey dio un respingo en cuánto escuchó la voz de él saludarla. No se había dado cuenta que por costumbre había ido a la facultad de Negocios y lo estaba esperando en la vereda de enfrente.
—¡Ay, hola! —chilló en voz alta y él expresó una mueca de disgusto.
—No grites. ¿Qué estabas mirando? —preguntó con aire despreocupado, cruzando los brazos sobre el pecho.
—¿Eh?
—Estabas con la mirada clavada en las ventanas de la facultad. Estás un poco rara —destacó Christian con los ojos en blanco.
Lindsey se quedó patidifusa. «¿Habla en serio? ¿Acaso se olvidó de la vergüenza que pasé con la empleada de la cafetería? Ah, cierto, él es tan indiferente con esas cosas» reflexionó Lindsey airada. No se dio cuenta que él la estaba mirando fijamente con esa expresión enfadada en su rostro.
—¿Por qué me estabas esperando si estás con ese humor de perros? —cuestionó despectivo.
—¿Me ves que estoy feliz como un perro? —Lindsey no podía entender porque demonios estaba reaccionando tan agria con él.
—A lo que me refería es por qué me esperas tan enojada. Simplemente te hubieras ido a casa. Yo tampoco tuve un buen día y no estoy para soportarte.
—Ni sé porque lo estoy haciendo. Pero agradécelo. Después de todo, sigo pensando en ti —confesó Lindsey y automáticamente frunció la boca—. Agh, olvídalo. Lo siento, me voy.
La joven salió disparada en dirección a la calle con una cara que se la llevaba el diablo. Pero en ningún momento escuchó que venía una moto y estaba a punto de atropellarla, de no ser porque Christian atrapó su brazo a tiempo y la tiró contra su pecho para abrazarla.
—¡Pero qué...!
—La moto —masculló Christian en la cabeza de la chica y la moto pasó a pocos centímetros frente a ellos a gran velocidad.
El corazón de Lindsey le martillaba con fuerza, amenazando con salirse de su cuerpo. Por segunda vez sintió el aroma del chico con detenimiento al estar sus fosas nasales sobre la remera de él: olía a piña con una mezcla de manzana y calor corporal. En sus pensamientos no solo suponía lo caro del perfume que podría estar usando él, sino lo bien que le quedaba.
Apoyó tímidamente sus manos en el pecho del muchacho y percibió lo acelerado que estaba. Sintió su piel estremecerse cuando el aire que expulsaba Christian de sus pulmones movían levemente los cabellos de ella. Luego, él apoyó su barbilla en la coronilla de la chica.
—Lindsey enojada..., eso si es nuevo —dijo en voz baja; y luego la alejó de un tirón sin mirarla a los ojos.
—No era necesario que me abrazaras —espetó crispada—, pero gracias, no escuché a ninguna moto.
—Porque estás distraída desde hoy —sermoneó Christian, volviéndose a cruzar de brazos—. Ahora me debes algo.
—¿Qué? ¿Lo hiciste para recibir algo?
—No del todo.
—Bien, ¿Qué quieres? —Christian clavó su vista al cielo como si meditara lo que quisiera—. No pidas cosas tan complejas.
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Planes de Vida ✔
RomanceLindsey Peterson es una romántica empedernida que vive su vida sin preocupaciones dejando todo en manos del "destino". Christian Foster es todo lo contrario. Es frío, reacio al cariño y planifica toda su vida mediante una agenda para no perder el co...