Capítulo 90, "Distancia"

614 50 14
                                    

Lindsey los saludó a todos con una sonrisa en la puerta de su casa, deseando para sus adentros que todos se fueran y la dejaran respirar al menos un minuto.

Ella siempre había sido la más extrovertida en las festividades, pero ésta vez se sentía demasiado asfixiada con su familia. Agradeció que Christian no era así.

Se decía a sí misma que debía estar feliz después de aquél beso bajo el muérdago frente a todos, pero lo único que se le venía a la cabeza eran pensamientos feos, inseguros, la filosa voz de Alyssa...

Disintió con la cabeza y dedicó una última sonrisa a todos los invitados. Christian la miró entre risueño y apenado, deseando quedarse para poder abrazarla, besarla, quitarle aquellas inseguridades o bajo humor que tenía últimamente. Pero no quería presionarla, así que se giró sobre sus talones y le dio la espalda mientras se iba con el resto a tomar el bus.

Lindsey cerró la puerta y suspiró con tranquilidad. Al fin sola, en su intimidad, en su silencio y sus pensamientos, pero sin haberse dado cuenta que dejó la puerta abierta sin trabar con llave. Se dirigió a su cuarto y tomó la caja que le regaló Karla, que había dejado sobre la cama.

Era rectangular, medianamente grande, envuelta en un papel aluminio color rojo brilloso y un moño verde con muchos lazos sujetando la tapa.

Una de las cosas que le daba tristeza a Lindsey cuando le regalaban algo, era romper el envoltorio, sobre todo sí había sido hecho con demasiado esfuerzo.

Se deshizo del moño con lentitud y suavidad, al igual que con el resto de los lazos. Luego fue arrancando de a pedazos el papel hasta que pudo divisar una caja de tapa blanca y base oscura, sin indicios de mostrar lo que tenía adentro. Los nervios comenzaron a invadirla de pronto y no supo el porqué. ¡Sólo era una indefensa caja!

Quitó la tapa y entonces sintió palidecer y casi caer de espaldas al suelo.

Un delicado —pero demasiado sensual y erótico— picardías descansaba dentro. Tenía un sostén negro cosido a un fino y transparente tul del mismo color que debía cubrirle todo el abdomen. También tenía un lazo rojo con un moño en el centro haciendo de un fino cinturón por un poco debajo de la zona de los pechos. Y aparte, venían unas bragas de encaje color borgoña que sin dudar iban a dejarle su parte íntima completamente expuesta.

Al principio a Lindsey le pareció hermoso, pero después una completa locura. No sé atrevía ni a pensar en presentarse a Christian vestida de esa manera. No tenía el coraje, pensaba que lo más probable es que él se riera de ella. 

También consideró que era una vestimenta para chicas más atractivas, que a ella no le iba a quedar bien en ciertas partes del cuerpo...

Maldijo a Karla para sus adentros, mientras también la tentación de querer probárselo era cada vez más fuerte. 

Mientras tanto, Christian junto a la familia de Lindsey y sus amigos estaban parados en la parada del bus hasta que Elliot rompió un poco el hielo con él.

—Qué fresca noche, eh —bromeó mientras temblaba.

—¿Fresca? Está helando —castañeó Christian de brazos cruzados. Odiaba el invierno con todo su ser.

—Creí que te quedarías con mi hermana ésta noche —comentó Elliot con curiosidad.

—Ah, no... —susurró él, sin saber qué decir.

El resto también había comenzado una conversación sobre el clima, ignorando a éstos dos.

—Es navidad. Deberías estar con ella ahora, aprovechar que nosotros no estorbamos —casi reclamó Elliot, pero sin ser ofensivo.

Planes de Vida ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora