Capítulo 79, "Sentimientos correspondidos"

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Salieron de la casa y se pasearon por la ciudad de Dyersville durante media hora en silencio. La gente escaseaba a medida que se acercaba la media tarde y muy pocas tiendas permanecían abiertas.

Christian quería empezar la conversación de algún modo, pero tenía tantas cosas que decir, tantas disculpas que pedir, que lo único que soltó fue un tema trivial:

—Es muy lindo Dyersville. Es la primera vez que vengo aquí.

Lindsey asintió con la cabeza, con la mente en las nubes. También quería decir algo, pero el orgullo le ganó de antemano y decidió que lo mejor era que Christian empezara a decir cómo serían las cosas a partir de ese momento.

—¿Quieres... tomar algo? Hay una tienda en esa esquina que sigue abierta —señaló Christian mientras dirigía su dedo índice al lugar. De pronto se había puesto tan cohibido que se maldecía por eso.

—De acuerdo. Hace calor para caminar —comentó ella con la voz algo apagada.

Él notó su poco entusiasmo, pero no le preguntó por miedo a agobiarla. Se acercaron a la tienda de comidas y se pidieron dos jugos con una porción de tarta de limón cada uno. Christian no era fan de esa fruta, pero dejó que Lindsey decidiera por la comida.

Se sentaron en una de las pequeñas mesas frente a uno de los ventanales con varias propagandas pegadas y se concentraron en comer mientras el aire de los ventiladores del techo les movía ligeramente el pelo. El joven suspiró con calma al sentir algo de frío entre tanto calor.

—Bueno, tenemos que hablar —empezó Lindsey, haciendo círculos con su dedo índice sobre el pastel.

—Sí —reafirmó Christian y prosiguió—: Tengo muchas cosas que aclararte y no sé por dónde empezar.

—Por lo más importante —respondió ella sin mirarlo.

—Bien —contestó Christian con los nervios de punta—. Sé que te he pedido disculpas miles de veces, pero para mi siguen siendo insuficientes. 

»Siento haber sido un idiota contigo, Lindsey. Lo que te dije aquella vez en mi casa fue para alejarte de la mierda de mi familia. No sabes cómo es mi padre y tengo miedo de que salgas lastimada en esto. Aún tengo ese miedo presente en la cabeza.

—No puedes dejar que el miedo te siga controlando.

—Lo sé. Pero eres importante para mí. Sé que te lastimó cada palabra que solté y ahora es muy difícil que vuelvas a confiar en mí. Pero vuelvo a repetirte lo mismo de nuestra última discusión: fue una mentira. Cuándo leí las notas que me dejaste, sentí que había encontrado a alguien en quién confiar...

—Sí, pero no lo hiciste. Tuve que enterarme por parte de tu ex novia sobre tu pasado —interrumpió Lindsey con un sabor amargo en la boca.

—Quería aprender a confiar en alguien —se corrigió Christian—. Cuándo leí esas notas, sentí que eras diferente. —Lindsey lo miró sorprendida y atenta—. Ni siquiera Alyssa sabiendo sobre mi situación familiar fue capaz de apoyarme y buscar una amistad cómo tú lo hiciste. Ella sólo me buscaba para pasar un rato y aprobar los exámenes de ese momento. Yo... También me sentí atraído cuando te vi por primera vez. Intenté enterrarlo y cuando pensé que lo había logrado, vienes a devolverme mi agenda extraviada y pedirme que seamos amigos.

»Aún así, decidí darte una oportunidad, para ver quién eras realmente, ya que la curiosidad podía conmigo, pero no pensé que mis sentimientos se descontrolarían hasta este punto. No creí que llegaría al punto de sentirme celoso, de querer alejarte de hombres como John y hasta soñar contigo casi todos los días. Me estaba volviendo loco sin tu presencia. No quería que las cosas se volvieran muy complejas, más yo sabiendo lo que sentías por mí. Y cuándo me dijiste que sabías de mi pasado... Me dio mucha vergüenza. Y quise alejarte, convencerme de que no te extrañaría, pero me equivoqué. Te eché tanto de menos que creí que me moría en la cama de mi habitación.

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