Capítulo 54 "Christian IV" [++18]

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—¿Por qué no quieres hacerlo? —le preguntó Alyssa con molestia.

Habían ido al mismo motel de siempre, pero Christian no había querido tomar ni una gota de alcohol y ni mucho menos acostarse con ella. Aún le remordía la consciencia, le decía que la joven lo estaba utilizando, que se había burlado de él, que se vengara de la peor manera, que no volviera a entregarse como un objeto.

—Estoy cansado.

—Eso dijiste hace unos días —le recordó furiosa, deshaciéndose de su pose provocativa y poniéndose de rodillas sobre la cama—. ¿Qué te pasa? ¿Ya no soy atractiva para ti?

Christian suspiró exhausto y también dejó salir su displicencia y enojo.

—Estoy teniendo muchos problemas en mi casa. Hay veces que una revolcada no lo va a solucionar, ¿sí? —dijo él en voz alta, demasiada para sorpresa de ambos.

—Se supone que lo hacemos por eso, para olvidarnos de nuestras vidas unos minutos.

—Alyssa, simplemente no puedo y respeta mi decisión —dictaminó con la mirada fría y alejándose de ella para darle la espalda.

Por primera vez, se sentía reducido y ahogado en esa pequeña habitación. Quería irse, no volver a verla, pero recordaba la fiesta y lo difícil que sería romperle el corazón como lo merecía.

Quién iba a decir que esa sería su última vez con ella en ese motel.

—Estás raro... —afirmó Alyssa, con los puños apretados por la impotencia—. Desde que hablaste con Barbra comenzaste a evitarme.

—¿Quién?

—Me escuchaste bien —bramó ella, levantándose de la cama y acercándose a él con rabia—. Con Barbra. ¿Te gusta ella ahora?

«Sí supieras el verdadero motivo...» pensó Christian en una mezcla de cólera y malicia.

—A mí no me gusta nadie —le espetó de pronto, rompiendo un poco más el corazón de la chica.

—Ya veo, te acuestas con ella, entonces. —Quiso preguntarlo, pero le salió más cómo una afirmación. Las lágrimas comenzaban asomarse por sus ojos.

Christian soltó un bufido a los cielos.

—Por Dios, ¿de dónde sacaste esas estupideces? —exclamó agotado.

—No hay motivo que me explique de por qué me estás evitando —discutió Alyssa, mirándolo con recelo a los ojos.

—Sí lo hay, pero tú nunca me estás escuchando —le reclamó Christian, traspasándola con la mirada—. Siempre estás con lo tuyo, tú y tus malditos problemas. ¡Pues sabes qué! ¡Yo estoy teniendo mil problemas y no tengo ningún ánimo para acostarme contigo!

Alyssa retrocedió unos pasos, mientras lo veía cómo sí no se lo creyera. Pero no quería perderlo por una discusión, así que tragó saliva y bajó la cabeza.

—Lo siento, es que estoy muy insegura últimamente. No me gusta que hables con las chicas —expresó incómoda.

—Es que estás creando fantasías que ni existen porque yo no me hablo con ninguna chica.

—¿Y qué te dijo Barbra? —investigó curiosa.

—No me dijo nada —mintió Christian, encogiéndose de hombros.

—¡Todo el instituto te vio hablar con ella! —gritó Alyssa sacada de quicio por los celos—. Y ten cuidado, Christian. Caleb gusta de ella y no me gustaría que te lleves mal con él.

—De todas formas no me cae bien —manifestó, sin importarle la fulminante mirada de la chica—. Ella se acercó a hablarme de algo, pero no entendí bien que quería realmente —inventó, sintiéndose culpable cada vez más—. Y ya sé que ella es el interés de Caleb, no tienes porqué aclarármelo ya que no me interesa y ni siquiera la conozco, ¿de acuerdo?

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