Capítulo 13, "Disculpa"

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—¡Lindsey! ¡¿Escuchaste eso?! —vociferó April dirigiéndose a Lindsey con una felicidad que se marcaba en su sonrisa de oreja a oreja.

No obstante, Lindsey no escuchaba nada. 

Hacía dos semanas que no se hablaba con Christian. 

Pero más que el tiempo, lo que la destruía era que él no le había enviado un mensaje ni de disculpas. Aunque pensó que tal vez eso se trataría de un milagro si hablaba de alguien como Christian, un hombre que se disculpaba muy rara vez y casi siempre era por respeto y no porque realmente lo sintiera.

Ensimismada en sus pensamientos, con la mirada fija en la pizarra mal escrita por el profesor de la clase, no prestó atención en lo absoluto durante las cinco horas que se situaba en su pupitre. Todo parecía sonarle lejano y melancólico, como si no fuera parte del lugar dónde estaba.

—¡LINDSEY PETERSON! —ladró su amiga con una enorme fuerza vocal, que hizo que hasta el profesor volteara en su dirección antes de marcharse por la finalización de la clase.

Lindsey dio un respingo que causó que su estuche lleno de lapiceras de colores cayera al suelo y causara un estrépito en él.

—¿Qué? —dijo Lindsey molesta, levantándose de su asiento y recogiendo lo tirado.

—¿No escuchaste lo que dijo el profesor?

—No he escuchado nada de lo que dijo en estas cinco horas.

April rodeó los ojos y apoyó la cabeza sobre su mano en modo de indignación.

—Ni siquiera ha tomado apuntes —comentó Charly en voz baja.

—Sí —dijo Lindsey en un agotado suspiro—. Debería haberme tomado el día libre.

—Yo creo que la semana libre —arrebató April—. Pero tampoco puedes estar así de deprimida, amiga. Ya te he dicho que...

—Christian no vale la pena como persona —estableció Lindsey, quitándole las palabras de la boca a su amiga—. Sólo... necesito asimilarlo.

—Vale. —Los tres se levantaron de sus asientos y salieron del aula. Tras unos inquietantes minutos de silencio, April prosiguió—: Bueno, ya que no escuchaste, te lo informaré yo. El profesor ha dicho que pronto se realizará un evento de nuestra carrera, dónde podremos presentar inclusive nuestras Tesis y capaz tener la chance de que alguien quiera financiarlo. ¡Podría ser nuestra oportunidad!

—Eso suena genial —expresó Lindsey de forma lánguida, aunque intentando tapar esa muestra de ánimo con una falsa sonrisa.

—Lo es —afirmó Charly—. Todavía falta más de un mes para ese evento, pero dijo que vayamos preparando qué iremos a presentar y hablar.

—Además de vestir formalmente ya que vendrán personas importantes —aclaró April—. ¡Ah! Y parece que será de noche. ¡Doble de genial!

—Genial, genial —repetía una y otra Lindsey en voz baja, con unos ánimos de que quería que se la llevase el viento y no la bajara a la tierra por tres generaciones.

Se acercaron a la salida principal y por culpa de la refulgencia del sol que incidía por los ventanales del edificio, Lindsey a duras penas podía distinguir a las personas que venían frente a ella a gran velocidad para esquivarlas con agilidad. 

Por un momento, su concentración se perdió en seguir a sus amigos para fijarse firmemente en la acera de enfrente. De brazos cruzados y con una chacotera sonrisa, la esperaba el albino de quién había visto hacía unas semanas en la facultad de Negocios. La preocupación y una pizca de miedo surgieron en su interior. «¿Cómo se enteró de que yo estudio aquí?» caviló en sus pensamientos.

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