Capítulo 18, "Plan de fiesta"

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Habían pasado ya más de tres semanas en las que Christian y Lindsey se dejaron de hablar. 

Ella no daría el brazo a torcer y él aún seguía muy enojado por su actitud tan infantil. 

Aunque era ésta vez el chico el que se sentía demasiado inquieto sin verla durante tantos días. De algún modo, la extrañaba, pero no deseaba admirtirlo. Se concentró en sus trabajos miles de veces mientras los aprobaba, al igual que el grupal sobre Economía Mundial que lo torturaría hasta el final del semestre. Pero seguía distraído, a veces en su propio mundo. Se sentía necesitado de una lapicera y papel para comenzar a escribir lo que sentía, sin embargo era tan perfeccionista y cabeza dura que quería hacerlo en su agenda, dónde mantenía el «orden de las cosas», (aunque en realidad a veces ni él se entendía por la letra desastrosa que hacía cuando estaba apurado con describir algo).

April por suerte se había recuperado de su principio de Tuberculosis y ya estaba en la residencia, aunque tomaba una medicación y se hacía estudios cada cierto tiempo por si manifestaba una gripe otra vez. 

Por otra parte, Charly y Lindsey avanzaban desesperadamente con la Tesis de la carrera, en la que trataba sobre un proyecto a base de dietas equilibradas para los niños. Dietas que aún no habían sido experimentadas por los médicos. 

Ambos estaban entusiasmados, pero la joven de a ratos también divagaba en su propio mundo, mortificándose por haber alejado a Christian de su vida, por ser tan temperamental y enfermiza con su amor. No obstante, también quería que las cosas fuesen así. Pensaba que quizás ya no podría mirarlo a los ojos con claridad después de la escenita que le montó en el hospital, después de sus varias confesiones de amor y sus insistencias para que él fuese «normal». Fisgaba varias veces la agenda de Christian, que la tenía apoyada sobre el escritorio de su habitación, con completa soledad. 

Allí su mente se bloqueó y durante todo el día del miércoles no pudo volver a concentrarse de nuevo.

—¿Quieres que descansemos un poco? —preguntó April, acercándose a Lindsey, quién estaba sentada sobre el taburete de la cocina con una mano tocándose la frente de lo agotada que estaba.

—Pero... no he hecho nada —dijo Lindsey con culpa. Detestaba sentirse una inútil.

—Tienes esa cara de dormida desde que empezamos. Es mejor que tengas las energías puestas —fustigó April con los brazos cruzados sobre el pecho.

—Me he quedado sin ideas para escribir —se excusó la chica.

—¿Sin ideas o algo te distrae? —indagó April, curiosa, sabiendo la verdad.

—Sin... ideas —dudó Lindsey.

—Lindsey, te noto más estresada de lo normal desde que te peleaste con Christian. Ni siquiera tomas apuntes en las clases —puntualizó su amiga, con tono preocupado.

—Yo también estoy estresado —interrumpió Charly la conversación—, estoy desde ayer por la noche planificando todo para que la Tesis no tenga errores. La cabeza me está por explotar.

April suspiró extenuada.

—Hace tiempo no salimos a divertirnos... —lamentó ella mientras se sentaba en el taburete junto a Lindsey.

—Es verdad... —afirmó él—... ¡Hey! —vociferó, asustando ambas—. ¿Qué tal si nos reunimos con algunos compañeros de la carrera en una fiesta de fogata?

—¡Es una buena idea! —dijo April con el mismo entusiasmo y volumen de voz.

Lindsey disintió con la cabeza. Sentía que no podía relacionarse con otras personas que no fueran April, Charly y Christian hace mucho tiempo. Porque por más que Lindsey fuese extrovertida, en realidad se le daba mal mantener las conversaciones por su timidez.

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