Capítulo 27, "Rompiéndose a pedazos"

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—Lindsey, no has comido nada... —expuso Charly algo decepcionado, ya que se había esforzado en cocinar algo diferente.

La tensión en la mesa podía notarse como una gran nebulosa. April miraba de reojo a Christian, quién a su vez comía con demasiada lentitud, como si analizara la comida. Charly comía como un desaforado, orgulloso de haber cocinado hamburguesas y papas fritas y Lindsey tenía sobre su mano el examen de su amigo, intento dispersar la mente. 

Le temblaban ligeramente las manos y las ganas de llorar la invadían de a ratos, pero se resistía para no hacer un escándalo. Tenía a Christian a su lado y el cosquilleo que le causaba en todo el cuerpo le hacía toser en varias ocasiones.

Cuando estaba por soltar la hoja del examen sobre la mesa, Charly se la arrebató y la observó con una sonrisa irrisoria.

—¡El chico perfecto ha sacado una D! —gritó entre risas. April lo acompañó con el gesto—. Esto hay que fotografiarlo.

—Charly, dame eso, joder —gruñó Lindsey mientras le volvía a sacar la hoja.

Christian miraba con displicencia la situación. Se ahorró hacer comentarios al respecto y se terminó el plato.

—No te lo tomes a mal, Christian —se disculpó el moreno con una sonrisa de oreja a oreja—. Sí quieres, también puedo ayudarte. Aunque estas dos mujeres lo nieguen, yo soy muy bueno en matemáticas.

—Sí, para sacar la cuenta del supermercado —bromeó April mientras le daba un leve codazo en el brazo.

—Me harías un gran favor sí lo ayudas —dijo Lindsey extenuada—. Mi cerebro ha colapsado un poco hoy.

Christian la miró con emergencia, temiendo que ella diera algún paso en falso y ambos tuvieran que explicar la situación de hacía una hora. Por suerte él ya se había calmado, pero sabía que la situación en la que estaba Lindsey en ese momento era demasiado incómoda. La utilizó con un único fin y eso lo transformaba en alguien como dijo John. 

Se sentía asqueado a sí mismo, con ganas de salir corriendo y decirle que lo sentía a Lindsey una y otra vez, con tal de borrar los hechos del tiempo. Pero entendía que ella no se iba a olvidar de ese momento nunca más en su vida.

—¿Te sientes bien? No has comido mis hamburguesas, así que no mereces postre —cachondeó Charly y Lindsey se levantó de la mesa con cierto mal humor.

—Se me ha ido el apetito —expresó ella y aclaró algo más mientras miraba a Christian—: No sé porqué.

—Bueno, he avanzado bastante hoy, así que puedo irme... —cuchicheó Christian mientras iba perdiendo la voz, hasta que ella lo interrumpió.

—Has avanzado poco, así que iremos rotando de puesto. Charly te ayudará una hora y yo otra —determinó Lindsey mientras se gana una mirada de estupefacción de Charly.

Christian se sentía muy incómodo con la idea —o más bien, disconforme—, pero asintió. Lindsey levantó los platos y se dirigió a la habitación, intentando eliminar todo rastro de amargura que tenía en su rostro. 

A pesar de su disconformidad, él pensó que era lo mejor. No podía presionarla después de lo que le hizo, se sentía tan culpable que se estaba poniendo sensible.

—¡Tú! —le señaló April con el dedo, con acusación—. Le hiciste algo a mi amiga, ¿verdad?

—April —masculló Charly intentando callarla. Christian no respondió.

—¿Qué le has dicho mientras nos fuimos a comprar? ¡Está rara! Y ella se pone así cuando está a tu lado —apuntó la pelirroja con el entrecejo fruncido y lleno de ira.

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