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   Sería aburrido relatarles los primeros dos años que siguieron, pues fueron demasiados rutinarios, en resumen; lo único que cambió fue nuestro aspecto, ya que por fin lucíamos como chicos normales, y las sombras de aquellos días se fueron ignorando.
   Carrie ya tenía nueve, Chris, diecinueve, y yo, tenía cumplidos los diecisiete años.
   Chris debía tomar un autobús todos los días para ir a su nueva escuela. Mientras que con Carrie, Amelie le prometió que si se comportaba bien, ingresaría en la Academia donde enseña Amelie.
   Me estaba convirtiendo en las más favoritas de Madame Jolie. Ya no formaba parte del corps, casi siempre debía tener algún solo o pas de deux o trois con algunos compañeros.
   Sin formar parte del corps, había aparecido en tres ballets: en el cascanueces; como la bailarina árabe. También el ballet de Bella durmiente; interpretando a la Hada Lilac. Y en el lago de los cisnes; en la danza de los pequeños cisnes.
   Tenía fe en que mi protagónico llegaría un día.
   Chris había quedado como finalista en un reciente concurso sobre un ensayo acerca de neurociencia, y aunque no ganó, sus profesores mostraron orgullo de él y ahora, Chris está en la mira de grandes escuelas.
   Pude haber relatado con detalle mis aventuras o las de Chris, pero me enfocaré en Carrie, pues la vida fue más cruel con ella y al fin está siendo feliz.

   Era un marzo, y la Academia de Carrie haría un recital el día de la primavera. Y Carrie tendría un dueto.
   — ¡Cathy! Dime que se sentarán en las primeras bancas.
   — Me temo, querida — dijo Amelie —, que estaré detrás del escenario para mis alumnos. Yo te cuidaré desde allí.
   — ¡Muchas gracias, mami Amy! ¿Mi mamá real asistirá?
   Amelie y yo, casi escupimos la sopa que estábamos comiendo. Chris no estaba, estaba haciendo un proyecto en equipo en casa de uno de sus compañeros.
   — Carrie — inicié, suavemente —: ella no asistirá...
   — ¡Te compraré el mejor vestido! — cambió de tema, Amelie.
   — Jane y yo nos pusimos de acuerdo, queremos vestidos azules, porque le dije que era el color preferido de Cory.

   Con su vestido color celeste, Carrie asomaba su cabecills hacia el público. Si me preguntaban, estaba sudando como si fuera yo la que daría el recital. Traía puesto un vestido lila pálido, mientras Chris traía un pantalón negro elegante y una corbata azul sobre su camisa blanca.
   Según el folleto, Carrie y Jane seguirían de una pequeña niña violinista. Me encantó oír a Carrie ensayar, me parecía bien para su edad.
   Apareció la directora, presentando a las siguentes:
   — Aplausos para Liang. Ahora, un dueto compuesto por la pequeña pianista Carrie Bellmer y la pequeña flautista Jane Taylor.
   Dimos aplausos de incio. Los ojos de Carrie parecían salirse de sus órbitas, pero Amelie la consolaba trasbastidores. Podía apostar que le estaba ayudando a contar para no perder el compás.
   Interpretarían Garland Waltz del ballet la bella durmiente. Claro, una versión simplificada.
   Era adorable, cuando alguna cometía un pequeño error, resultaba tierno. Como dijo Carrie, Jane también traía un vestido azul y una peineta del mismo color. Eso significaba que, Cory también estaba aquí.
   Sin darme cuenta, Chris y yo nos abrazamos al ver a Carrie lucir como una profesional. Abrazados, observando el dueto, no pude evitar sentirme como su madre y que Chris era el padre.
   Sí, sería difícil olvidar a Chris.

   Chris, Brenda y William (quien recorrió mucho para verla) llenaron a las pequeñas de flores rojas, púrpuras, y ahora; azules.
   — Tocaron muy dulce. Tienen futuro — dijo Amelie, que no dejaba de abrazar y llenar de besos la frente de Carrie —. Le pedí en secreto a Fiorella que prepara un banquete italiano para cuando terminara el evento.
   Fiorella era la criada que Amelie contrató después de aquella disputa hace dos años.

   Al abrir la puerta, nos recibió la comida de Fiorella y su enorme sonrisa.
   Carrie comía lasagna mientras explicaba que había sentido tantos nervios que casi no salía a dar el dueto.
    — En serio, quería llorar porque tenía miedo, pero yo quiero ser como mami Amy y ella no llora cuando da presentaciones. Y la directora notó mi valentía y me ha dado un solo para junio en los recitales de verano.
   Carrie era el centro de atención.
   Ya había obtenido su solo y con buenas opiniones, ahora sólo nos faltaba a Chris y a mí brillar con luz propia.

Las Muñecas De DresdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora