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   Las clases habían iniciado, y de nuevo se establecía nuestra tediosa rutina.
  Faltaba un día para el recital de ballet, y Amelie estaba tocando la muerte del cisne para yo bailarla.
   Si miré el vídeo de Ana Pavlova interpretando ese papel, tal vez veinte veces, me parece poco, porque intentaba captar su escencia al mover los brazos y sus expresiones faciales.
   Y como era al día siguente el recital, ensayamos por tres horas, faltaba poco para la cena y tuvimos que detenernos.
   — No te preocupes Cathy, en diciembre me jubilarán y podré ayudarte más tiempo y a Carrie también.
   Ya duchada y limpia, me senté en la mesa. Era curioso ver a Chris rodeado de puras mujeres.
   — ¿Cómo me sale ahora? — le pregunté, supuestamente me espíaba como en el ático, aunque ya no tenía por qué.
   — No sé mucho sobre el tema, Cathy — esa era su frase cuando la verdad, sabía todo el tema —. Pero veo que tus brazos son frígidos al lado de lo de los cisnes, que lo hacen delicado.
   — Madame Jolie dice lo mismo, pero siento vergüenza porque mis brazos son muy largos.
   — No son largos — me defendió Amelie —. Sólo debes saberlos mover.
   — Sabes Cathy, debes conocer la anatomía de las alas de los cisnes, tal vez así sea más fácil. Ya que, asociarás sus miembros con los tuyos, y el compás de sus aleteos se sincronizen.
   No lo había pensado, le pregunté a Chris todo lo que sabía, lo guardé en mi mente y después dijo:
   — Ya sabes, Cathy, por lo tanto, debes iniciar dando aleteos largos con repetición en las muñecas rapidamente como si intentaras tomar el equilibrio, y poco a poco disminuirás el tamaño y aumentarás la frecuencia de movimientos, pues es un cisne muriendo y debes representar la frustración.
   Al terminar de decir eso, Amelie puso su mano en su hombro, y le dio un beso en la mejilla, para decirle:
   — Eres tan inteligente. Chris, no dejes que nadie te haga dudar de eso.
   Cuando todos se retiraron, me quedé a ensayar sin música, y dormí a las diez, pues no me podía desvelar para mi segunda oportunidad.

   Por el pequeño agujero de trasbastidores, me asomé al público, que llenaba todos los asientos, y tragué sáliva al imaginar que si William siguera allí, estaría sentado al lado de Carrie.
   — Señorita Bellmer, su entrada es en quince minutos, haga el favor de no estorbar a las que bailarán en este momento.
   Fredek era muy honesto en lo que decía, por eso agradecía que Madame Jolie no fuera rusa también.
   Antes de empezar con el recital, Madame Jolie dio un discurso que decía lo siguente:
   — Damas y caballeros — lo cual todo decía con su acento francés que sospecho lo hace apropósito —: No saben cuán honrada me hacen sentir con su presencia. Y, el día de hoy, como la tradición de la Academia de Danza Chaussée dicta, hoy corresponde al recital anual.
» ¿Qué es un recital anual? Ya que, no todos los alumnos pueden participar en mis ballets, para el recital son elegidos aquellos que destacan entre los demás. Claro, participarán mis alumnos de todas las edades, desde los pétit hasta las profesionales que están listas para demostrar su hechura. Sin más, disfruten de estos jóvenes talentos con coreografías del fantástico: Fredek.
   Los primeros diez (siempre diez, maldición, si éramos cincuenta en mi sólo salón de baile) iniciaban los pequeños. Y era tierno mirarlos, me recordaban a mi primer solo, sin duda, eran momentos mágicos.
   Siguieron los de hasta doce años, al igual que los pequeños, aún no usaban pointes.
   Después los diez solos de los que no pasan los dieciseis, y yo tenía diecisiete.
   Y por fin, seguía nuestro grupo. Con las que audicioné para entrar allí, sólo otras tres tenía un pas de trois.
   De mi grupo, como tradición, inició la prima ballerina: Natalie. Bailando Raymonda, que, sin duda, era dolorosa e incómoda, pero no reflejaba eso, y el rojo le sentaba bien.
   Como segunda, siguió una chica llamada Daphne, bailando la famosa variación de Angela, del ballet: Marco Spada. Y cuando ella inició, me levanté para ponerme en mi lugar, pues de ella seguía yo.
   — Señorita Bellmer, procure no hacer que me avergüence de mi coreografía.
   La verdad que Fredek y Madame Jolie eran perfeccionistas, pues incluso nos pedían comprar ropa y pointes de una tienda en específico.
   Cuando los aplausos terminaron de alabar a Daphne, el escenario se tornó completamente oscuro, y si no fuera por las rayas que había en el suelo, tal vez hubiera iniciado en mala posición.
   Entonces empezó el sonido del arpa y comencé lentamente a perderme en la música mientras era iluminada poco a poco por las luces del escenario.
   Realmente dolía estar tanto tiempo en pointe, así que no fingí mi cara de dolor al actuar sobre mi muerte como cisne, sólo drené mis emociones hasta que al final... terminó.
   Después de escuchar los aplausos y silbidos, agradecí a Madame Jolie por esa pieza, pues es de las más queridas en el mundo del ballet. Y con cara de ensueño, salí del escenario mientras entraban el pas de trois de las piedras preciosas de la Bella Durmiente.

   Cuando todo terminó, Madame Jolie me felicitó y entregó una hoja de sus apuntes al verme bailar.
   « Soberbio, Catherine, usted se ha superado a sí misma. Temía ver a una joven frígida porque es insegura sobre sus brazos, pero me encontré a una ballerina segura de sí misma.
   Correciones: tú sabes que tus movimientos de los brazos fueron perfectos, pero en cierto modo descuidaste los tobillos, no lo olvides, al hacer los tobillos de esa manera un poco angular, puedes lesionarte y las bailarinas somos de hierro...»
   Abracé la nota por aquellas hermosas palabras que decía, pero entonces, miré un flash que me tomó una foto discretamente, pero no pude encontrar al fotográfo que se escondió entre todas las personas que asistieron.

Las Muñecas De DresdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora