Tuve que pedir a Madame Karenina que me diera vacaciones en estos días, y no se negó pues incluso me las pagó debido a que la causa era embarazo.
Por lo regular, casi en los primeros dos meses, tejía gorritos de color amarillo, del tamaño de una manzana. Chris llegaba del trabajo y me felicitaba, pero que no era necesario que todos fueran de color amarillo.
La felicidad reinó en la casa esos días, nunca sentimos nada que no fuera tranquilidad y confianza. A veces, me daban ataques de tristeza por dejar brevemente mi carrera que ya había despegado, pero ya habíamos hablado Madame Karenina y yo:
— Madame, ¿podré volver a los dos meses de haber tenido mi bebé?
— ¡Bah! Cuando tuve a Petra, nunca dejé de bailar, no pongas como pretexto tu embarazo, pero los americanos son tan delicados que deberé cederte esos dos meses porque podrías demandarme.A casi finales de enero, no se me veía gran cosa, Amelie me había escrito en su última carta que ni siquiera notaba ninguna curva en la fotografía que le envié. Pero Chris y yo notábamos hasta el menor cambio.
— Tus mejillas están más brillantes — solía decir a menudo después de besarlas suavemente.
Pero, esos días de cuento de hadas habían terminado, mis naúceas y vómitos habían regresado de una manera extraña. Chris nunca estaba cuando yo desayunaba, que era la comida que mi estómago no solía resistir, pero los máreos nunca se iban. Chris llegaba demasiado cansado, y al contarle esto, me decía que había ciertos alimentos que las mujeres aborrecen en su embarazo y que el tiempo de naúcea y vómito es indeterminable; es completamente normal.
A días de finalizar enero, sentí una gran punzada en el área lumbar que hizo que permaneciera inmóvil un buen tiempo. Además de dolores en la cabeza y de sentir cólicos en el estómago, al finalizar ese día, comenzaron a salir una especie de desechos de mi vagina. Pero a pesar de todo, decidí esperarme al día siguiente para ver si todo menguaba.
El veintiseis de enero, cuando sentí que el cuerpo de Chris se levantó de la cama, quise girar mi cuerpo y sentí un gran calambre en mi zona lumbar, era como si mi bebé ya tuviera seis meses.
— Chris... — susurré, chillando. Apenas me escuchó y con cara de dormido, se regresó corriendo de la puerta para decirme:
— ¡Catherine qué ocurre!
— Calambre... — logré decir entre lágrimas.
Me auxilió rápido, dándome un masaje que, en vez de masaje, sentía que me ponía piedras en la espalda. Cuando el calambre terminó, le expliqué de cuán mal me había sentido los días anteriores. Él era doctor, leía ultrasonidos, al oír mis síntomas, debió unir las piezas del rompecabezas y reconocer lo que tenía. Se tapó el rostro con la manos, podía sentir su pesadez con solamente verlo.
— Pediré a Nelson que me cubra, Cathy, alistáte, iremos al ginecólogo.Al llegar, entré sola a la sala del ginecólogo, sentía que Chris tenía miedo de oír el veredicto.
El ginecólogo me hizo una serie de preguntas, desde cosas sobre acerca de la hora que suelo dormir hasta si Chris y yo aún tenemos relaciones, preguntó cosas sobre si aún hago danza y me pidió que describiera en lo mínimo mis síntomas y visitas con otros ginecólogos. Que al escucharlo, quedó atónito, y dijo:
— Señora Dollanganger, lamento darle esta noticia, pero usted necesita urgentemente un legrado...
Mi mirada se ennegreció, no podía ver nada a causa de las lágrimas.
— Sus síntomas son los mismos a los de otras mujeres a los que se les aplicó legrado debido a aborto espontáneo, incluso en su última depresión que dijo padecer, las mujeres suelen ser intuitivas y sienten que algo no está bien. Deberá tener un legrado, pues se necesita extraer al feto. La causa principal que conduce al aborto espontáneo es que el bebé no se está desarrollando como debería, o bien, algo hereditario pero usted ha respondido que no a la anterior pregunta que le hice. Debido a la seriedad de su caso, se le administrarán los medicamentos y observaremos cómo avanza todo, y por lo tanto, será internada, no es fácil después de todo.
Estaba congelada, nuestra maldición se estaba gestando, ¡Una vez más, estábamos pagando las consecuencias por parte de mamá!
— ¿No hay otra solución para que el bebé nazca? — pregunté entre lágrimas y lamentos.
— Me temo que no, en serio, lamento su situación, la compadezco, el tener la noticia de un hijo y perderlo apenas sientes ilusión, es el sentimiento más oscuro que podría haber.
Le pagué al ginecólogo, y mandó a llamar a una enfermera para que me guíara para ser trasladada a la habitación. Al salir, allí estaba Chris, sentado, antes de que yo saliera y me viera con lágrimas, estaba con una mirada meláncolica mientras sostenía una caja con cerezas que tanto me apetecían desde el primer instante de quedar embarazada. Pero ya no me apetecían. Su esperanzadora mirada se borró y me siguió a la habitación.
—Póngase cómoda, señora Dollanganger, el doctor dijo que tal vez estará aquí por tres días hasta saber la causa de todo — dijo la enfermera, que al salir, solamente quedamos Chris y yo.
— Creo que ya es hora que vayas a trabajar — respondí amargamente.
— ¿Qué sucedió?
— Malos, nacidos del mal, algunos son del mal y ni siquiera nacen...
— ¡Catherine Dollanganger dime qué sucede!
— Deberías saberlo, eres doctor.
— Pero la ginecología no es mi especialidad, solamente lo básico y un poco más...
El ginecólogo abrió la puerta con otro hombre y una mujer que al verme quedó aterrorizada, sin duda, sabía el final de mi hijo.
— ¿Esposo?
— Sí, Christopher Dollanganger.
— Lamentamos darle esta noticia de este modo, pero su esposa tendrá un urgente legrado.En esos tres días de recuperación no desee comer a pesar de que me decían que debía estar fuerte pero ¿de qué servía ya? Me habría dejado morir en esos tres días, más cuando en el segundo día, se me explicó que hubo más probalidades de que hubiera sido un varón, dependiendo de cuándo fue concebido, la doctora terapeuta estuvo allí siempre, explicando todo lo que los doctores solo susurraban y apuntaban. Y sí, la causa fue por mal desarrollo. Al haberme dicho lo de su posible género, derramé unas lágrimas y le dije:
— Colin. Chris y yo dijimos que su nombre sería Colin si sería varón.
— Catherine, cuando era joven, me sucedió lo mismo que a ti, y ahora me dedico a hacer que las mujeres que pasan por esto, recuperen el amor por sí mismas y continúen por su hijo. Desde antier que no te alimentas prácticamente, esto te hace más mal después de tu legrado.
»Tu esposo solamente trabaja medio turno para venir a verte, ¿en serio quieres que te mire derrotada sin nada en el estómago? Él te ama con o sin el hijo que acaban de perder, he visto recelo en tu mirada, como si temieras que te dejaría por no ser capaz de darle un hijo. Todas pasamos por esto, mañana saldrás de aquí, y por experiencia te digo que la recuperación es más rápida en tu casa que en un hospital sombrío, tengo un grupo de apoyo en la tercera habitación del primer piso, eres invitada para ir cuando gustes para conocer a mujeres que han pasado por lo mismo que tú.
Después de todo eso, yo no respondía nada, estaba ciega sordo muda y Amelie dijo que nos visitaría en cuanto saliera del hospital. No entendía por qué la terapeuta dijo que el hospital era sombrío, pues mi Academia y alrededores tapizaron todo de flores cuando tuve el legrado. No era capaz de ver esas flores coloridas, parecía que festejaban la muerte de mi Colin, solamente miraba fijamente el jarrón de flores amarillas que Chris puso al lado de mi camilla, para mí, para todos, era evidente que la esperanza se estaba perdiendo.
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Las Muñecas De Dresden
FanfictionSi has leído después del segundo libro, sabrás que Cathy y Chris no tuvieron una vida sin conflictos. Este fanfic tratará sobre lo que sucedió después del escape pero de color rosa.