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   Mi visita al continente asiático fue una explosión visual de colores y vida, muy diferente en Rusia. Todos acudían para entrevistarme de distintas partes del mundo y Niccolo y yo cedíamos a sus entrevistas.
   Nos encontramos a algunos amigos europeos que nos reconocían enseguida y me dijeron que Lord y Lady Abbot me mandaban cordiales saludos.
   Desde el hotel más lujoso de Beijing, conté los días para que me visitara mi familia y faltaba una semana todavía. Y al pensar en mi familia, recordé a mamá, ¿qué habría sido de ella? ¿Sabría que me encuentro al otro lado del mundo? Y como por parte de magia, aquella semana pasó y se llegó el día de mi primer ballet en China, en donde bailaría a Angela en el ballet de Marco Spada.
   Cuando recibí a Amelie, Carrie y a Chris, solamente Carrie lucía feliz y emocionada.
   — ¡Cathy, el Bolshoi ha sido un éxito! Lord Abbot nos felicitó y nos ha recomendado, nuestros encargados están planeando una gira por Europa, ¡Por fin alcancé la fama! Noah te manda saludos.
   Le sonreí pero mi sonrisa se apagó al mirar a Chris y a Amelie tan serios a espaldas de Carrie para que ella no los viese, se dirijeron una mirada extraña y después me dijo Chris:
   — ¿Qué te parece China? Admito que casi nos perdíamos al pedir que nos trajeran al hotel pero es un error pasable.
   — ¡Chris! — exclamó Carrie con mucha risa —: ¡Dijiste mal el nombre del hotel! El conductor sí entendía inglés.
   — Dijo Tang en vez de Yang y el conductor le decía: "se ha de referir al hotel Yang” y Chris le decía que no hasta que leyó el folleto del hotel — intervino Amelie con carcajadas.
   Todos nos reímos y entonces dije:
   — No sé cómo bailaré cincuenta y cinco veces y dar treinta y dos talleres de ballet, apenas terminé el primero. No regresaré a casa hasta tal vez en octubre, los festivales son muy duraderos.
   Cuando dije lo último, Chris se puso serio otra vez y Carrie continuó narrando sus aventuras rusas.

   Después de haber bailado como Angela, apenas tuve tiempo de mirar a mi familia por tantas personas que me pedían autográfos y me pedían que confirmara mi aparición en un musical de Hollywood.
   — El director dijo que te visualiza a ti, y usted tiene clases de actuación y canto, ¿puede darnos una respuesta?
   — Me encantaría, sería algo nuevo para mí.
   Todos quedaron absortos como deseando que aceptara y me fui al camerino para quitarme el vestuario y vestirme normal para asistir a una cena con mi familia, si es que me contaban de una vez el motivo de su seriedad.

Las Muñecas De DresdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora