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   Sin duda fue una gira agotadora, y cuando Chris y Carrie me estaban esperando en casa, me abalancé sobre ellos y los abracé hasta el cansancio.
   — No se acostumbren mucho a que esté aquí — dije lentamente —. ¡Madame Karenina ha sido invitada a los festivales de Hong-Kong! Pero será hasta junio.
   — Ya hemos estado sin ti en navidad y año nuevo — dijo Carrie.
   Los días pasaban y el remordimiento de haber visto a mamá me carcomía, ¿ellos sabían? ¿Debía decirles? Dios sabe que no quería mencionarles el nombre de mamá pero sentía que papá me miraba con el ceño fruncido pues se trataba de una noticia que en tiempo pasados me habría devastado más.
   — ¿Qué tienes Cathy? — preguntó Carrie en la cena.
   — Mamá me visitó mientras estuve en el Bolshoi y...
   Comencé a llorar y no me creí capaz de dar semejante noticia.
   — Compró un pase para ir a mi camerino, cuando la miré... — el llanto me impedía hablar pero cuando miré los rostros de mis hermanos, me controlé y terminé diciendo —: Comenzamos a discutir, ella me pedía que la perdonara, y cuanto más me pedía más me negaba pero me dijo que lo hiciera, porque tiene cáncer en una etapa avanzada.
   Todo eso lo dije entrecortadamente y cuando lo dije, Chris se quedó absorto y los ojos de Carrie se abrieron para mirar a Chris, quien comenzó a llorar silenciosamente.
   Después les expliqué que tuvo cáncer por no cuidarse pues si se checaba se fijarían que había tenido hijos.
   — ¿Y entonces porque no se cuida ahora? — preguntó Carrie inocentemente.
   — Ya no tiene forma alguna, acudió a un doctor que nada sabe de su fortuna y me dijo que si la perdonábamos, renunciaría a todo — dije.
   — Catherine... — logró decir Chris —. Mira las circunstancias, mamá no tiene nadie. Como has dicho, está divorciada, sus padres muertos, y si ese doctor decide soltar algo, mamá ni siquiera tendrá casa...
   — ¡No me importa! ¡Le importó más su fortuna que sus hijos, ahora que aguante el peso de su decisión! Si quieres ir a darle entender que la perdonas, ve y házlo pero no me pidas verla porque no quiero hacerlo.
   — Catherine, puede morir en cualquier momento. ¿Te estás oyendo?
   — Chris, esto no es casualidad, la vida le está regresando lo que hizo, aunque te duela reconocerlo, perdió a sus hijos, su esposo y pronto perderá sus posesiones, no puedo dejar de sentirme escuchada ante la vida.
   — Estás mal — atajó Chris —. Estás lejos de parecerte a las princesas bondadosas que interpretas, ¿Odette perdonó al príncipe por enamorarse del cisne negro? ¡Sí, y Giselle también!  En cambio tú no puedes perdonar.
   — Es evidente que pensamos diferente respecto a esto. Crees que no me duele, pero soy fuerte.
   — Catherine te lo súplico...
   — Te pareces a ella, siempre diciendo eso...
   — No tendrás que verla, solamente permite que la traiga...
   — ¿Estás demente? Todos sospecharían lo nuestro. Además, no volví a saber nada de ella, de modo que no es necesario tocar el tema hasta que por lo menos se resigne en decir dónde está después de haber provocado esto.
   Me marché y comencé a hacer ejercicios de barra, cuando miré una silueta entre la puerta.
   — Carrie, no me asustes, no te oí llegar.
   — Catherine, estaba pensando en tu debate con Chris y yo no sé qué creer...
   — Si vas a hablar de eso, déjame sola.
   — Tú dijiste que te dió esa noticia y se marchó pero hace tal vez dos semanas, la miré y no le dije nada a Chris. Me parece que no sabe dónde vivimos.
   — Sí que lo sabe, por error mío le dí la dirección, Carrie, déjame sola...
   — ¿Estás enfadada conmigo?
   — No, nada de eso, es que estoy frustrada porque últimamente todo mundo está cambiando las coreografías que ya sabía del modo anterior, de modo que ahora debo volver a aprenderlas.
   — ¿Aumenta el nivel de dificultad? Así sucedió con mis partituras.
   — Exacto, y además, con lo de mamá, no puedo enfocarme en los pasos.
   — Amelie dijo que regresará a Estados Unidos a mediados de enero, m pidió que te dijera que amó la foto de tu primer pintura y que sin duda ese Vad...
   — Vlad, Carrie.
   — Mejor leelo tú.
   Me entregó la carta y miré a Carrie, la notaba diferente pero no sabía por qué.

Las Muñecas De DresdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora