Cuando le notificamos a Carrie y le enseñamos la carta, me sorprendió su madurez temprana y me recordó a cuando yo también me había visto obligada a madurar antes de tiempo.
Chris, al haber estudiado medicina en Carolina del Norte y haber estado de interno en varios hospitales, conocía el de en donde se encontraba mamá y no estaba tan lejano, era el siguiente condado.
— Le dirás lo que le quieras decir Chris, si también tienes algo que decirle Carrie, adelante. En lo que me concierne a mí, solamente la saludaré y me saldré de la habitación para no tener que decirle algo inapropiado.
— La verdad es que a veces no te entiendo — dijo Chris, con indignación.Tras haber viajado probablemente tres cuartos de hora, llegamos al hospital con flores de parte de Chris.
— Venimos a visitar a la señora Corrine Foxworth.
Pero cuando la enfermera buscó los registros, su mirada se tornó triste y dijo:
— Lamentablemente, según los registros, la señora Corrine Foxworth falleció por causa de un tumor cancérigeno en el seno izquierdo, que llegó hasta su corazón hace dos días a las 9:23 de la mañana. Lo sentimos mucho. ¿Familiares?
Mi mirada no quería encontrarse con la de mis hermanos. ¡Por dos malditos días! Quería llorar, no entendía por qué me alegraba de su desgracia creyendo que todo era justicia divina y el carma, ¡Me dolía tanto! No nos pudimos despedir de la mujer que antaño había sido para mí un modelo de la mujer perfecta y no pude dejar de evocar mis primeros recuerdos con ella. En mi primer recital de ballet ella estuvo allí, en mis momentos de enfermedad, ella estuvo conmigo hasta el final. Si bien era cierto que después no pareció que le importásemos, lo primero debiera haberlo compensado un poco. Lloré por Chris porque la amaba aún con vida y yo le impedí que la viera por última vez, lo sentí más por Carrie, que estuvo a cuarenta y cinco minutos de ella y no pudo verla en su último suspiro.
— Mi madre — dijo Chris.
— ¿Christopher Dollanganger?
— Exacto.
— Antes de fallecer, sostenía ésta carta en sus manos, no la hemos abierto pues nos hizo jurar que si venían se la entregaramos.
Chris sostuvo la carta como si conservara su aroma a su típico perfume de almizcle con frutos. Abrió el sobre y había una foto de mamá en la sala del hospital mientras sonreía grandemente, acostada en la camilla con su bata azul.
— ¿Cuándo la fotografiaron?
— En el hospital, cuando alguien está deshauciado, tienen la opción de que los visite un psicólogo para que acepten que podrían morir en cualquier momento, ella aceptó sus visitas y en una de sus terapias, le preguntó qué era lo que le impedía morir y ella respondió que sus hijos porque aún no la visitaban y como parte de la terapia, fue fotografiada. Era una mujer hermosa.Nos salimos del hospital y subimos al carro. Por tantos años, pensé que esa mujer no podía tener emociones para sentir añoranza y ahora me di cuenta cuán equivocada estaba. Chris me cedió la fotografía para observarla y a decir verdad, había envejecido bastante y su cabeza tenía pocos mechones de cabello debido a las quimioterapias, pero en la foto no se mostraba abatida.
— Oh, mamá — susurré mientras acariciaba la fotografía y se la daba a Carrie. Después empecé a leer la carta, que decía lo siguiente:Como sesión de terapia, el terapeuta Smith me ha dicho que debo escribir cómo me siento.
Diría que me siento derrotada y que mi destino final está por llegar. Mis hijos jamás vendrán aunque tuve la tonta idea de que tal vez su respeto a su madre les haría reflexionarlo. No puedo culparlos, al final entendí que ya no puedo llamarlos hijos porque en estos años yo fui la piedra en su camino y ahora no puedo obligarlos a que me amen como antes.
Antes, me sentía ilusionada pero ahora mi fatiga me ha arruinado y al menos antes de partir tuve la satisfacción de mirar a mi hija bailar en el Bolshoi y la otra convertirse en una gran pianista, sin contar el virtuoso doctor que tengo como hijo. Así que, en ese aspecto me siento satisfecha.
Gracias al señor Smith ya no estoy tan triste, pues él me hizo ver que del otro lado tengo un esposo, un hijo y un nieto que desean encontrarse conmigo para decirme que en el cielo todos inician con la letra C.
Corrine Foxworth.— ¿Notaste la coincidencia? — preguntó Chris.
— Hace dos días fue el fallecimiento de Cory.
Sentí un gran dolor, había olvidado el fallecimiento de nuestro tan amado Cory.
— Sin duda, no soportó más ese día.
Todos lloramos, Chris y Carrie porque la amaban todo este tiempo y yo porque la volví a amar demasiado tarde.
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Las Muñecas De Dresden
FanfictionSi has leído después del segundo libro, sabrás que Cathy y Chris no tuvieron una vida sin conflictos. Este fanfic tratará sobre lo que sucedió después del escape pero de color rosa.