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    Mis esfuerzos rindieron fruto pues tendría mi primera gira por Europa, ya contaba con veintidos años y sentí que era el momento perfecto.
   
Estimada Señora Winslow:
   No he sabido nada de usted, pero deseo ponerme al corriente con usted.
   ¡Soy la sra. Dollanganger! Chris y yo compartimos la misma cama y nos amamos como usted nunca ha amado. ¿Su culpa? Tal vez, por si las dudas, no deje de sentirse culpable porque lo es, por más que duela reconocerlo, usted despertó un amor que es insano y he de decirle por qué.
   Estaba embarazada y a finales de enero lo perdí, le diría que ha perdido a su nieto pero ese ser inocente no merece tener a una abuela tan cruel como usted, de modo que no eran nada. Colin, su nombre habría sido Colin y aunque Chris y yo no dejamos de llorar por Colin, me propuse triunfar por mi bebé. Y ahora tendré mi tour por Europa, es una lastima que no lleve su apellido sino el de Amelie aunque la verdad era lo justo porque usted no ha ayudado en nada.
   La primera foto es días antes de mi aborto espontáneo, ¿puede ver nuestra felicidad? Una vez más, usted lleva en su historial otra muerte y nosotros otra desgracia. La segunda foto me la tomó Chris sin darme cuenta, estaba tejiéndole un gorrito amarillo. Amarillo, como el sol que usted no nos permitía ver, ahora, todos martes —día en el que ocurrió nuestra desgracia— Chris y yo utilizamos pulceras amarillas para simbolizar que nuestra esperanza aún no se extingue.
   Sin el menor afecto:
   La asombrosa bailarina Catherine Bellmer.

Las Muñecas De DresdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora