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   — ¡Volveremos al Bolshoi! — exclamó Madame Karenina —. ¡Y tendremos cinco funciones al igual que en el Marinsky!
   — Eso es asombroso — dije emocionada. Niccolo y yo brincamos de felicidad y esperé impaciente a Chris para contarle.

   — Esto es una broma — reaccionó Chris.
   — ¿No te alegras?
   — Planeaba ser yo el de las buenas noticias pero siempre me opacas con tus giras por el mundo — replicó.
   — Dime tus buenas noticias, estoy impaciente.
   — Publicaré un libro de medicina sobre el sistema óseo.
   — Oh, Chris, es tan... No me esperaba algo así, es increíble. Ganarás prestigio entre los doctores.
   — No es nada con lo que tú haces, amor, como sea, no dejes de comunicarte conmigo para tenerme al tanto. Es una lástima que no estés de nuevo para mi cumpleaños.
   — Te mandaré algo por paquetería para demostrar que me acordaré, aunque no sé cuánto tarde para llegar.
   — Disfruta tu carrera, al menos yo puedo ser doctor hasta el último de mis días, en cambio, tú...
   — Ay, Chris, con tus comparaciones pareces más mi hermano que mi esposo.
   — Pero lo soy.
   — ¡No! Recuerda que juramos no decirnos hermanos, tú y yo no teníamos nada que ver antes.
   — Hablando del pasado, recibí una carta en donde se nos notifica que Foxworth Hall se convertirá en un colegio y el dinero será repartido en diferentes asociaciones, ah, y que los muebles serán subastados.
   — Justo como debía terminar. Tantas promesas en donde mamá nos decía que todo eso sería de nosotros algún día...
   — Te ves fatigada, no hace algunos meses que regresaste de Asia y ahora vuelves a Rusia.
   — Bueno, Chris, lo de mi madre ha hecho que pierda un poco de vitalidad. Amelie no me escribe y estoy preocupada por ella. Dijo que partiría a París y que antes nos visitaría pero no ha dicho nada. Lo mismo sucede con Carrie en su gira por Arizona, no ha mandado nada. Procura reenvíarme sus cartas en Rusia.
   — Eso haré amor.
   Chris y yo miramos el retrato de Vlad, y como buen conocedor, lo comenzó a elogiar.
   — Me gusta la iluminación que dio a la ventana y realmente captó tu expresión de serenidad, con sensualidad y tristeza. Debes de ser la envidia con semejantes logros.
   — Eso creo.

Las Muñecas De DresdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora