XI

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Solar se encontraba sentada bajo la abundante sombre del viejo roble del castillo, sus ojos se encontraban clavados en el libro que aún tenía en el brazo, simplemente mirándolo en silencio sin obtener el ánimo para continuar su lectura.

¿Cómo podría? Si lo único en lo que podía pensar era en su hermana en ley y en los acontecimientos de esta tarde?

Cómo podía pensar en otra cosa sí, aún podía sentir el aliento en su oído, sentir su cuerpo contra el suyo, sintiendo la incómoda madera en su espalda cuando la había atrapado con tanta facilidad, incluso ahora, aun puede oler su aroma impregnado a su nariz, y cada vez que intenta tragar saliva, para mojar su garganta seca, puede saborearlo en la lengua. 

Era como tomar un bocado de un puñado de nieve bañada en lavanda. 

Podía sentir el calor en su rostro, un calor que no era por el clima, era un calor que venia de la mano con la vergüenza y la emoción que revoloteaba en su estómago, la agitaba como violentas olas de océano. 

Era desconcertante, aterrador y al mismo tiempo... emocionante. 

¿Cómo habpia terminado de esta manera?

Solar sabe cómo terminaron de esa manera. Un insulto aquí, una respuesta bien elaborada allá y un paso al frente y cuatro atrás siendo capturada de la manera más extraña y emocionante... 

Por un momento parecía que bromeaban entre ellas y un segundo después estaban discutiendo y una milésima de segundo  después estaba un deseo, el deseo que su cuerpo despertó fue idéntico al que compartió con MinSeok en su noche de bodas.

Era extraño.

Quizá el calor del momento, la ira y la rabia pudieran llegar a mezclarse y hacer sentimientos extraños... Si eso debía ser.... pero aun así, no explicaba que, esos sentimiento mezclados hicieran esa clase de cosas... 

"No era normal." Pensó Solar, frunciendo el ceño ligeramente. 

Ciertamente, no era normal. 

Si lo fuera, todos los guerreros estarían dejando caer sus armas cuando vieran al enemigo frente a ellos, y terminarían revolcándose en el campo de batalla unos sobre otros. 

El simple pensamiento calentó el rostro de la Castaña, inclinó su cabeza, intentando ocultarlo, apretando el libro en sus manos con fuerza cuando su mente seguía trayendo esa clase de pensamientos inapropiados. 

El brillante par de ojos grises interrumpieron sus pensamientos. Un par de ojos que parecían una llama en la luz, calentando el alma de Solar. 

Consumiéndola con cada mirada. 

¡Dioses! ¡En que esta pensando!

Solar gruño. 

El único fuego que brillaba en los ojos de la plateada, eran las llamas de odio. La mujer era terrible y que decir de su forma de comportarse.

Para Solar, una persona con ese comportamiento simplemente no valía la pena de tratar. Lo consumían todo con disgusto y arrogancia, una amargura que se extendía como una fruta podrida en la canasta, extendiendo su enfermedad a su alrededor. 

Frunció sus labios, apretados hasta que solo era una línea delgada y pulsante. 

Ella era un fuego, consumiéndolo todo. Era como el océano, arrastrando las olas fuera de sus playas, destrozando todo a su paso. Ella era desagradable, ella era vil, ¡Era una enfermedad! ¡Era una bruja! ¡Ella tenía una sonrisa bonita y un par de ojos agradables que parecían cambiar de color cuando - ¡NO!

Extraño elixirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora