XLVI

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Solar bebió un sorbo de su vino, es el mismo extraño elixir, extraño y especial, que se sirvió en día de su boda. Los invitados disfrutaban de la bebida tanto como Solar, pero ninguno como el Duque Park. El pequeño hombre parece estar tan bebido y ni siquiera es tan tarde, la forma en que sus ojos brillan detrás de sus gafas y el ligero rubor que tiñe sus mejillas son un indicio. 

Parece que toda preocupación por su guardaespaldas se esfumo como la espuma del mar. 

Solar se siente mas tranquila al respecto, los último días el Duque estaba tan empeñado en encontrar la verdad detrás de la repentina desaparición de su hombre, pero ahora... 

La joven princesa estudio la copa en sus manos, brillante oro fundido con pequeñas piedras preciosas adornando sus costados, es elegante y preciosa como todo en Månen, las copas no son únicamente para el Rey, sus consejeros, Solar y su madre, las copas se esparcieron alrededor de todo y cada uno de los invitados en los jardines, después de todo Månen desborda en oro y piedras preciosas, es tanto que lo utilizan para fundir su placas y copas. 

Solar esta convencida que las copas desaparecerán una a una, o al menos algunas copas no tendrán unos cuantos rubís o diamantes, las miradas persistente de los invitados muestra sus intenciones. 

No siempre se ve una copa de tal manera, en Corona son de crista con pequeños adornos de oro, solo el Rey bebé en una de oro, pero aquí, en Månen, todo parece ser extravagante. 

Los manteles de las mesas son rojos sangre con bordes de hilo en oro, con intrincadas figuras que se cruzan entre sí. Las siervas caminan de un lado a otro, sus atuendos impecables sin machas o arrugas, sus cabellos recogidos en elegantes moños dejando libre su rostro, mostrando sus delicadas características y brillantes ojos grises. 

-¿Existe una regla en concreto para poder trabajar en el castillo?- Susurró Hye Kyo al oído de Solar, desde su pequeña discusión, Solar no sabía como enfrentarse a su madre o hermano, Kyo no hizo nada para enfadar a la castaña, pero pudo haber detenido las burlas de Sinko hacia Byul Yi, si tan solo lo hubiera tratado con mas severidad desde el comienzo nada de eso hubiera sucedido. 

Esos pequeños insultos parecían romper una tormenta en el interior de Solar, ¿Por qué se empeñaban en insultar a Byul cuando ella no ha hecho nada? ¿Por qué insultarla de cualquier forma de todos modos?

Pero cuando su madre había llegado esa misma tarde, le ofreció una cariñosa sonrisa y una sincera disculpa por el comportamiento de Sinko. Solar no podía estar molesta con su madre, después de pasar meses sin verla, el poco tiempo que tenían para estar juntas era mejor pasarlo en buenos términos y no con pequeñas discusiones todo el tiempo. 

-No puedo dejar de notar que la mayoría de los siervos poseen gran atractivo, por no mencionar el color de ojos grises- Continuó Kyo, observando a la sierva frente a la mesa que rellenaba la copa de la Monarca en completo silencio, con miradas indiferentes plantadas en sus fríos ojos. 

-Byul aprecia la belleza Madre, no me sorprendería que exista una regla como esa- Lentamente la ceja de Kyo se alzó al escuchar las palabras de su hija, la familiaridad con el nombre de la Monarca y la facilidad para mencionarlo como si hablara de un viejo amigo y no de su Rey. 

-¿Byul?- Repitió Kyo -Parece que tu y el Rey formaron una especie de amistad estos últimos meses- El cuerpo de Solar se tensó al escuchar el tono en la voz de su madre, reducido a un susurro con la sospecha flotando alrededor de sus palabras. 

El corazón de Solar latía tan rápido en su pecho, orando a los Dioses para que no fuera escuchado por Kyo. Solar conoce demasiado bien a su madre, así como la Reina la conoce a ella, no hay nada en la tierra que Solar pueda ocultar de su madre, es como si Kyo ejerciera una especie de poder en ella y con una sola mirada descifrara hasta el ultimo de sus secretos. 

Extraño elixirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora