XXVIII

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-¡Por que esta este lugar tan oscuro y melancólico!- Regaño Hyejin cuando entró a la habitación de Solar, la habitación era grande y bien amueblada pero carecía de luz y casi podía saborear el aroma a enfermedad. -Abran las cortinas ¡Por los dioses!- Regaño, arrugando su nariz en desagrado- ¡Lo ultimo que un enfermo quiere es estar en un lugar oscuro como este!- Esna y dos sirvientas mas jóvenes se apresuraron y abrieron las cortinas dejando entrar la luz del día en la habitación. 

 Lady Hyejin se apresuro al lado de Solar mirando con simpatía a la joven mujer que se mantenía dormida en la cama, con los parpados moviéndose ligeramente de forma agitada por su sueño.Sus mejillas estaban sonrojadas y sus labios entreabiertos expulsando el aliento tibio que quemaba su estomago, en su frente se encontraba un paño húmedo y junto a la cama sobre la mesita de noche, un recipiente de agua y un par de paños mas.

-Cambiamos los pañuelos con frecuencia Milady... pero no parece haber mucho cambio- Susurro la mujer con pesar. Hyejin asintió distraídamente, acercando su mano a la mejilla sonrojada de Solar.

Hyejin aparto la mano maldiciendo en voz baja cuando sintió la mejilla ardiendo.

-¡Dioses! ¿¡Cómo pudo enfermar de esta manera!?- Pregunto a nadie en particular, simplemente le resulto irreal que alguien enfermara tan repentinamente justo cuando ayer se encontraba tan saludable y alegre, escuchando con entusiasmo sus historias. -Ayer se encontraba saludable como un caballo- Esna bajo la cabeza y jugueteo con sus manos en completo nerviosismo, un gesto que solo hacia que Hyejin se sintiera igual o mas nerviosa.

-Milady... esta mañana encontré a la princesa Solar llorando en el suelo descontroladamente, parecía que pasó toda la noche en el mismo lugar y cuando me acerqué a ella, pude notar la fiebre-

-¿Llorando?- Esna asintió frenéticamente -No puedo entenderlo... ayer estaba tan alegre...- Hyejin suspiró lentamente apartando su mirada de Esna y centrase únicamente en Solar, era tan joven... y parecía tan frágil en ese momento, sus mejillas resaltaban en el contraste de su piel blanca, en otro momento ese tipo de color seria precioso pero ahora... asociado a la enfermedad... no lo era.

-Por favor encárgate de ella Esna, al menos hasta que el doctor regrese-

-¡P-Pero Milady! El doctor no regresara dentro de cuatro días, ¡N-no estoy diciendo que no puedo encargarme de ella, amo a la niña Solar! Pero tenemos que buscar algo para que no sufra por mas tiempo, los paños no parecen hacer mucho efecto-

-Al menos no han dejado que la fiebre aumente Esna, hay que tomar eso en cuenta, no solo lo negativo ¿de acuerdo?- Esna asintió- Algo me dice que tendremos al doctor antes de lo previsto...- Murmuro recordando al caballero que cabalgaba a toda prisa, sabia que era uno de los caballeros que siempre estaba al lado de Byul.

Le resultaba extraño que uno de ellos abandonara su lugar junto a la Monarca, pero si sus sospechas eran ciertas...

Quizás Byul si tenia un corazón después de todo...

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El suspiro silencioso de Byul no pasó desapercibido para Hoon, el Mayordomo permanecía tranquilo al lado de su Rey, ambos estaban resguardados en el silencioso estudio. 

La princesa Solar había enfermado, y el doctor Real no estaba en el castillo. 

La ira de Byul burbujeaba lentamente bajo su piel, picando en la punta de los dedos, recorriendo su cuerpo con un escalofrió que descendía por su espalda. 

La temperatura de la habitación comenzó a descender lentamente, y cuando Hoon exhaló, su aliento flotó en una nube blanca frente a sus labios. 

-...Majestad- Llamo Hoon en tono de advertencia, con su par de ojos grises centrados en la plateada detrás del escritorio. La Monarca levantó la mirada sosteniendo la de Hoon, contuvo la respiración unos segundo, y luego, lentamente exhalo con el aliento flotando de blanco frente a ella. 

-Los humanos son tan frágiles- Gruño con irritación. Desvió su mirada de Hoon, mirando el sillón solitario que Solar solía ocupar en cada ocasión que estaba ahí. 

El lugar se sentía tan solo y tranquilo. Sin que ella lo notara, se había acostumbrado a la presencia de Solar a su alrededor. 

-Cuánto tardará en llegar el doctor- Gruño la plateada con irritación. 

-Lo siento Majestad, no puedo reponer su pregunta con exactitud- Hoon inclinó su cabeza en forma de disculpa. La plateada chasqueó la lengua, apoyó su mejilla en su puño mirando el sillón solitario y frió de la ventana. 

-Que traigan al mejor Doctor de la ciudad, ahora- Hoon asintió lentamente, dio media vuelta y se marchó con la única intención de cumplir las órdenes de Byul. 

-Tonto y frágil humano...- Murmuró a la habitación silenciosa y fría. 

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¡Nuevo capitulo, nuevo cambio! 

Extraño elixirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora