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-¡Majestad! he traído desde tierras lejanas dos de las criaturas mas salvajes que existen en el mundo!- La plateada asintió en silencio, permitiendo al hombre de piel canela continuar -Un humilde obsequio para celebrar su nacimiento- La sala de trono se llenó de rugidos y gruñidos salvajes, la multitud abrió paso para dejar pasar a dos grandes bestias y un hombre. 

El tintineo de las cadenas ensordecía los murmullos excitados de los invitados. Las bestias eran tan grandes, Byul jamas las había visto antes, eran mas grandes que un perro pero mas pequeños que un caballo, sus pasos eran seguros y lánguidos en algún momento, dejando que todo el mundo deleitara su vista. 

-¡Su nombre es Sherekhan! ¡El tigre mas grande que puede existir!- El gran tigre gruño en voz baja, dejando que sus ojos se posaran por un largo tiempo en los invitados, lamiendo sus dientes como si saboreara la carne fresca. -Su fiel compañero ¡Scar! El león de melena negra- El león en cuestión, parecía aburrido, meneaba su cola con languidez de un lado a otro sin apartar la mirada de Byul Yi, estudiándola en silencio, como si estudiara si era digna de posar la corona sobre su cabeza -Son para usted Majestad, no dudaran en devorar a sus enemigos- Bromeo el hombre, moviendo sus cejas sugestivamente en algunos cuantos invitados. 

Las pesadas cadenas de los felinos tintinearon mientras se movían con impaciencia de un lado a otro frente a Byul, el ruido se volvía aun mas molesto con cada segundo que pasaba. 

La Monarca asintió lentamente, haciendo un gesto para que el siguiente continuara. 

Barcos, oro, comida, ganado, ropa de ceda, hombres y mujeres ofrecidos como esclavos, mas barcos y mas oro, fueron los obsequios que continuaron llegando una y otra vez hasta el anochecer. 

Byul se levantó de su trono con energía renovada, emocionada por la noche. 

Finalmente, la hora de su baile comenzaba. 

Todo el mundo fue llevado al gran salón de baile, iluminado a la perfección con incontables velas y candelabros que colgaban del alto techo iluminando las figuras que en el se dibujaban. 

-¿Desea que busque a Lady Hyejin como su pareja de baile, Majestad?- Susurró Hoon cuando la plateada estudiaba el salón en silencio, sus ojos buscaban entre la multitud, alentando a las mujeres a sonreír con mas afecto del necesario y a los hombre a lanzar miradas atrevidas en su dirección. 

-No, ya tengo mi pareja- La plateada caminó con seguridad entre la multitud, desalentando aquellos que pensaron que iba en pos de ellos, pero la plateada simplemente pasaba de largo sin prestar una segunda mirada. 

-Buenas noches- Saludo Byul, interrumpiendo a la Reina Kyo y sus hijos, los ojos de Solar se abrieron cómicamente cuando la vio, parecía que había estado tratando de ocultarse entre la multitud todo el día. 

-Majestad- 

-¿Me complace esta pieza?- 

-Mi madre estará bailando conmigo- Interrumpió Sinko, utilizando su cuerpo como un escudo entre Kyo y Byul. 

-Bien por ti, Joven Sinko. Lamentable que no encuentres a alguien mas para bailar contigo, pero yo no me refiero a ella- La plateada ignoro los gruñidos de Sinko, centrando toda su atención en Solar. 

-¿Querida hermana me permites este baile?- Byul sonrió ante el titulo, era extraño en sus labios. Solar extendió su mano lentamente, temerosa de tomar la de Byul, mirando a su madre y hermano en busca de la desaprobación, ella la encontró, brillando en los ojos de Sinko. 

-Por supuesto Majestad...- Ambas caminaron al centro de la pista, el silencio era ensordecedor, no hay tintineo de copas o algo mas, solo sus pisadas haciendo eco a lo largo y ancho del salón. 

Extraño elixirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora