XXXIII

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En mi cumpleaños mis padres suelen lanzar luces al cielo por la noche- Murmuro Solar en un suspiro, recordando todas aquellas noches cuando las luces volaban iluminando el cielo nocturno como mil estrellas flotando alrededor, eran preciosas y su pueblo las lanzaba durante una semana entera. Solar siempre las miraba desde el gran balcón principal.

-¿Por qué lo hacen? Es extraño...- La Monarca frunció el ceño, las extrañas costumbres de Corona eran eso, extrañas. ¿Por qué alguien lanzaría luces al cielo? Un simple abrazo y los buenos deseos era mas que suficiente ¿no? Pero como siempre, los de Corona les gustaba lucirse ante el mundo, Byul lo descubrió hace mucho tiempo, siempre haciendo tales cosas para sobresalir ante los otros reinos, muchos creían que la magia reinaba sobre Corona, esos comentarios siempre hacían reír con amargura a la Monarca.

-Mi pueblo susurra sus oraciones a los Dioses, agredeciendo por mi nacimiento, al ser la única hija entre los barones fui bendecida por los Dioses, un día reinaría Corona y traería una nueva era, al lanzar las luces al cielo, las oraciones llegan a los oídos de los Dioses- Solar acaricio las manos de Byul, jugando con ellas distraídamente.

Durante las últimas dos horas se escondieron de la persistente compañía del Duque, Byul no entendía como ese pequeño hombre podía ser un gran problema, desde su llegada, estaba constantemente alrededor de Byul, la plateada era consiente que aquel hombre era inteligente, lo que le faltaba de altura le sobraba de inteligencia, demasiado inteligente para su propio bien.

Siempre con ojos astutos en busca de algo que Byul no podía ver, siempre seguido de aquellos dos hombres sospechosos para la plateada.

Pero ahora, luego de ocultarse durante horas del hombre (lo cual le resultaba absurdo a Byul, ¡tener que ocultarse en su propio castillo!) Pero al fin de cuentas dio resultado. Ahora descansaban en la sala de cuadros, todo el mundo parecía olvidarse de aquel salón, a nadie le agradaba entrar a aquella habitación, todos aquellos rostros del linaje Moon custodiaban la habitación con ojos duros y fríos.

Los siervos que entraban a limpiar la habitación, constantemente sentían un escalofrío en su espalda y los bellos de punta.

Era como si nadie fuera digno de estar en la presencia de todos aquellos hombres y mujeres de cabellos plateados, sin poder soportar la mirada de aquellos ojos congelados en el tiempo, mirando a través de sus almas y juzgandolos con mano dura.

-Tu pueblo es extraño- Susurro la Monarca en el cuello de Solar, su aliento erizaba la piel de la castaña de la forma mas agradable, ella apreciaba estos extraños momentos donde Byul dejaba atrás su enfado y su titulo siendo simplemente Byul.

-Son nuestras costumbre, Manen resulta extraño para mi gente- Solar sonrió lentamente mientras hablaba. -Nos resultan muy arrogante- Bromeo la castaña, los brazos de Byul se apretaron ligeramente en su cintura.

-¿Arrogantes?- Preguntó, Solar no tenía que mirarla para saber que su ceja se alzaba lentamente- ¿Es lo que piensa Corona de nosotros?- La castaña se encogió ligeramente de hombros.

-Manen no se mezcla con otros reinos, su gente rara vez sale del reino y cuando salen todo el mundo los ve como criaturas místicas- Explico Solar- Ningún Rey antiguo a pisado territorio fuera de Manen, y son pocos los extranjeros que vienen a Manen, tienen miedo de no estar a la Altura- En cierto modo eso era cierto, es completamente extraño ver a un nacido de Manen en otro lugar fuera de Manen.

-MinSeok siempre esta fuera de Manen- Respondió Byul en voz extraña, al mencionar a MinSeok mientras estaba con Solar de esta forma tan intima le dajaba un amargo sabor de boca.

Extraño elixirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora