XIX

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La incertidumbre de Solar estaba a flor de pie, las imágenes de aquellos sujetos siendo asesinados de formas tan sádicas volvían a su mente y le eran repugnantes, ¿Cómo podían ser capaces de pensar tales cosas para un castigo? ,¿Era incluso la mente capaz de llegar a tal nivel de creatividad?

Solar no podía creerlo.

Una vez cuando era más joven, a sus once años, entro a la biblioteca de su padre y tomo un libro que tenia la portada completamente negra, no había títulos en él, simplemente negro, la curiosidad latía en el interior de Solar haciendo que comenzara la lectura. 

El libro era oscuro, "el diario de un verdugo", en el se escribían tantas forma de castigo, de como matar a alguien de la forma mas artística posible o de como mantenerlos con vida para poder seguir torturándolos, ¡La piel de Solar se erizaba con tan solo recordar aquellas líneas!

Solo logro leer seis paginas, ¡se sintió sucia y aterrada! 

Solar, miro de reojo a la plateada, ella estaba imperturbable en su escritorio, frente a ella descansaba un libro, sus manos sosteniendo el paso de su mentón y sus ojos clavados en la lectura, era como si no hubiera asesinado cuatro días atrás.

Estaba tan tranquila, claro, ella no los asesino por su propia mano, pero aun así, ella ordeno hacerlo. 

¿Acaso los caballeros y soldados se sentían de esa manera? ¿Sentían ese peso en su pecho, esa opresión y esa falta de oxigeno al recordar que ellos fueron los que mataron? 

Por supuesto que esos hombres no eran ningunos santos, pero seguían siendo personas, nadie merece morir, nadie es dios para decidir quien y cuando debe morir alguien. 

¿Es que Byul Yi no pesaba en los sentimientos de sus hombres? Simplemente daba ordenes que manchaban sus manos de sangre. 

-Tu silencio literalmente esta gritando por respuestas- Solar guardo silencio, mirando a la Monarca, ella no aparto la mirada de su libro, simplemente continuo a otra pagina. -Habla, yo te escuchare y responderé a tus dudas y preguntas- Tomo un respiro profundo llenando sus pulmones del frió que parecía rodear la habitación, parecía que la plateaba irradiaba el frió de su alma, algo que era absurdo para Solar.

-¿...No te sientes culpable por la muerte de esos hombres?- Solar cerro su libro mientras hablaba, sentía que tenia que estar frente a frente de Byul para saber que prestaba atención a cada palabra que salía de sus labios. -Quiero decir... todos cometemos errores, ellos probablemente-

-¿Probablemente qué, Solar?- Interrumpió Byul, su voz no era severa o irritante, era tranquila y en algún punto amable, como si un adulto hablara a un niño inocente e ingenuo. -¿No tuvieron opción?- Continuo -Todos tenemos opciones, ellos simplemente tomaron la incorrecta-

-¿Qué hay de ti Byul? Tu también tenias la opción de no matarlos- Susurro la castaña sentándose frente a la plateada.

-Si, yo tenia esa opción, simplemente decidí ignorarla por completo y hacerles pagar con la muerte, no estoy dispuesta a tomar esos actos de violencia a la ligera-

-¡La violencia solo traerá mas violencia! y con ella la desgracia, ¿no lo comprendes Byul?- La plateada se recargo en su silla suspirando suavemente, sus ojos se cerraron lentamente descansando su vista de tanto leer. 

-Solar, la violencia siempre estará a nuestro alrededor, nacimos de la violencia, al salir de la protección del vientre de nuestra madre salimos para luchar por la supervivencia, si no luchas morirás, si no luchar por respirar o por comida morirás, todo se define en la lucha, todo gira alrededor de la violencia. ¡No, Solar, déjame terminar!- Solar cerro sus labios, no estaba feliz de que le dijeran que hacer pero con Byul no podía negarse, estaba demasiado tranquila esta vez, quería seguir disfrutando de este lado de Byul, aun cuando su conversación girara alrededor de la muerte y violencia. - Imagina que... no matara a esos hombres- 

Extraño elixirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora