Extraño elixir

XLIII

Hoy es un día que Solar esta segura que nunca olvidara. 

Los preparativos para tal celebración son incluso mas grandes que su pasada Boda, ¡Santos cielos! Son incluso mas grandes que cualquier otra celebración que Solar haya visto, y ha visto demasiados bailes. 

Todo tiene que ser memorable y extravagante, tiene que ser una celebración digna de un Rey y no cualquier Rey. Moon Byul Yi tiene que estar a las expectativas que todos esperan de ella, como el Rey mas rico de todos los reino se espera que este evento sea memorable en todos los aspectos. 

La princesa esta sorprendida por la eficiencia de Lady Hyejin, la mujer fue muy rápida en todos los preparativos del baile. 

Desde semanas atrás, los extranjeros comenzaron a llegar, las carretas repletas de extranjeros con coloridas y extrañas vestimentas y criaturas exóticas poco a poco fueron llenando los terrenos de Månen, levantando sus tiendas llamativas con alegres banderas, formando escenarios para sus espectadores y haciendo juegos de habilidad que atraían a niños y adultos por igual. 

Solar estaba fascinada, mirando desde lo alto de su ventana a los extranjeros que gritaban y cantaban complejas canciones para atraer la atención de los residentes. Las grandes bestias que caminaban de un lado a otro en sus jaulas de metal, rugiendo y asustando a los niños que estaban demasiado fascinados, y también estaban esas enormes criaturas que emitían un sonido de trompeta, elefantes, Solar se pregunto como es que una criatura tan grande podía existir. 

Había hombres que se elevaban sobre la tierra caminando con altos zancos atados a sus piernas con largos sombreros coloridos, incontables bufones que saltaban y daban complicadas piruetas por las calles y las mujeres que bailaban con agilidad y delicadeza, moviendo sus cuerpos de una forma que Solar jamás imagino fuera posible. 

Los banderines atravesaban las calles con los colores de Månen y Corona, los banderines se balanceaban de un lado a otro con la fresca briza, era realmente fascinante. 

-¿Alteza?- Solar parpadeo un par de veces, mirando a Esna que caminaba junto a su grupo de sirvas frente a la bañera, la mujer llevaba una toalla en sus manos. 

-Si, lo siento...- Murmuro distraídamente levantándose de la bañera, se estremeció cuando el ligero frió de la habitación golpeo su cuerpo mojado y desnudo. 

Esna, ni las siervas, parecían incomodas ante la desnudes de la princesa, estaban acostumbradas y solo hacían su trabajo, la desnudes es parte de la humanidad. 

Esna entrego la toalla a Solar mientras se movía al rededor junto a su séquito.

Las siervas limpiaron el desastre, secaron el suelo mojado y comenzaron a retirar el agua de la bañera. 

Solar miro de reojo las acciones de las jovenes, ellas estaban destinadas a trabajar para ella, ayudarla en lo que necesitara bajo el cuidado de Esna, y durante todo el tiempo que Solar ha estado viviendo en Månen las siervas no dijeron una sola palabra, solo pequeños asentimiento a las ordenes de Esna. Solar nunca se molesto en prestar demasiada atención a ellas o a nadie en lo absoluto. 

Pero ahora...

Esna entrego una bata de seda para la princesa ucando esta estaba completamente seca, Solar se envolvió en la bata caminando a su tocador para mirar su reflejo. 

-Hoy es un gran día- Esna sonrió al reflejo de Solar obteniendo a cambio una sonrisa nerviosa de la castaña, ella estaba aun más nerviosa que el día de su boda, Sentía un ligero temblor en sus manos que se extendía por todo su cuerpo y se acumulaba en su pecho y estomago. 

En su mente cantaba una y otra vez que todo estaría bien, que no había de que preocuparse, ella era una princesa y como tal, no debe tener miedo.