Extraño elixir

IV

Sus manos estaban calientes y sudorosas, no importaba cuantas veces las había limpiado en su vestido, siempre volvían a sudar, su estómago se retorcía de una forma extraña que definitivamente no era por hambre, con cada paso que daba sus rodillas temblaban amenazando con traicionarla y derribarla al suelo frente a todos en el salón. 

-Por favor no me sueltes- Suplico Solar, aferrándose con más fuerza al brazo de su esposo, desde que el Duque y Byul se marcharon los susurros indecorosos fueron estallando en mas volumen, hasta convertirse en murmullos que la música no podía callar. MinSeok estaba igual de preocupado pero a diferencia de su esposa que se preocupaba por su cabeza, MinSeo, se preocupo por su hermana, sabía que su hermana prefería mantener un perfil bajo, uno donde los chismes no fueran de la mano con su nombre, prefería ser un mero fantasma entre los reinos. 

No apreciaba la ayuda de nadie, nunca," -En cualquier momento pueden restregarte en la cara que dependes de ellos. Cuando se debe un favor a alguien, puedes pedir cualquier cosa a cambio. No se dan cuenta de la soga que se ponen en el cuello cuando piden ayuda. Piensa en las Islas del Sur como un ejemplo. El tonto que tienen como Rey se encargó de poner una soga a cada miembro de su familia, una soga que se ata a mi mano- "fueron las palabras de Byul cada vez que su hermano le preguntaba por que negaba aceptar la ayuda de otros. Byul levantó su manos mano derecha ligeramente, entrecerrando sus dedos enguantados ligeramente. 

"-Solo hace falta un pequeño tirón para recordarles quien está a cargo, y si olvidan a quien deben su reinado... simplemente se puede ajustar la soga con más fuerza-" La plateada apretó el puño, lentamente cerrándose hasta convertirse en un puño fuerte. 

Los mismso señores del consejo pedían a MinSeok que hablara con ella, pero sin importar cuantas veces lo intentó, su hermana nunca cambiaba de opinión. 

"-¡Poseo tierras, agua y bosques!, ¡Todos en Månen tienen lo necesario para vivir en paz y sin la ayuda de nadie!"- 

"-¡La mitad de esos territorios están cubiertos por nieve Majestad, las montañas de norte serían suficientes para vivir por mas de un siglo! Pero como sabemos el frió y la nieve no permiten que nada crezca en esas tierras, están malditas-" MinSeok había admirado el valor de Sr. Jung, el hombre en sus años de oro seguía tan firme como Byul, él había alzado su voz al Rey, un acto que ningún otro había intentado mas que antiguos Reyes. Quería que se diera cuenta del gran error que cometía, al arrastra a todo el reino a la muerte solo por no poder hacer a un lado su orgullo. 

"-Quizás pueda alimentar a todo su pueblo con la gran cantidad de orgullo que posee, Majestad-". Dijo Sr. Jung, sus cafés ojos cansados miraron con frialdad a los del Rey "- ¡Nos esta condenando a todos a una muerte segura!-" Los puños de Byul se apretaron profundamente en su regazo, estaba al borde de la ira y no perdonaría tal insolencia, MinSeok intento calmar la situación levantándose de su asiento a la derecha de Byul y poner una buena razón diplomática por la cual su hermana no aceptaría la ayuda de nadie. 

"-Siempre es libre de marcharse, Sr. Jung, nadie le mantiene atado, ¿Es usted el Rey?-" Desafío Byul "-Le recuerdo que soy YO la que esta a cargo del Reino-", su mirada recorrió la mesa redonda donde todos los ancianos se retorcían en sus asientos "-Usted es solo un consejero, yo soy libre de aceptar o no su consejo, así que ate su lengua para no derramar mas de lo necesario, esta cuestionando mi palabra-"

"-Alguien debe tener el valor para señalar sus faltas, mi Rey." El anciano se mantuvo firme con la cabeza tan alta como la de su Rey "-Eh mantenido mi puesto desde la coronación de nuestro antiguo Rey. y el escuchó y tomó mis consejos con sabiduría, deseaba el bienestar para su gente y yo era-"