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Solar estaba en su propio mundo, un mundo donde todo era colores brillantes, donde todo era alegría y nada podría arruinar ese momento, ni siquiera los incontables e incómodos broches que ajustaban su cabello para dejarlo un estado perfecto para la ocasión, después de todo, era su boda. 

Todo fue perfecto, desde las blancas y rojas rosas que adornaban el salón, hasta el mas pequeño de los finos cubiertos. "No hay nada que tu no merezcas" fueron las palabras de su futuro esposo, Min Seok. 

Solar tuvo la fortuna de conocer al apuesto príncipe un año atrás, fue como magia, solo bastó un segundo para que sus miradas se encontrara entre la multitud y sus corazones danzarán en el amor. Ella nunca fue una creyente del amor a primera vista, "¿Quien caería profundamente enamorado con solo una mirada?", pensaba. 

Sin embargo, ella disfrutaba de esos amores en los libros, pero eso era lo que era, solo libros. Pensamientos profundos de un hombre que soñaba con el amor y como lo encontraba, entre tragedia y lucha, al final su amor siempre sobrevivía. 

Ella sin duda disfrutaba de esos libros, donde sin importar cuanto lucharan los enamorados, sin importar los obstáculos que el mundo y sus familias se empeñaran en poner, sin importar todo eso su amor siempre sobreviviría. 

Eso nunca pasaba en el mundo real. 

El mundo real era donde el matrimonio dejaba atrás el romanticismo y se basaba únicamente en política. ¿Cómo pueden encontrar el amor los recipen casados cuando su matrimonio se basa únicamente en tratados de paz y expransión territorial? 

Eso no dejaba muchas esperanzas para la castaña. Ella era, después de todo, una princesa. Una mujer nacida en la familia real, cuyo único valor para su reino era el de una moneda de cambio, una pieza importante que puede ser intercambiada para traer paz y riqueza a su reino. 

No es como si su padre fuera un hombre cruel. Él la amaba, con cada fibra de su ser, con cada latido de su corazón y la protegía como ningún rey lo hacia, y Solar juraba con su vida que su padre nunca la entregaría a un hombre tirano sin una segunda mirada. 

Solar estaba convencida que su padre traería la guerra a cualquier reino que se interpusiera en su camino y su hija. A menudo lo escuchó, pidiendo perdón a los dioses, por naces como un Rey que no dudaría en entregar la vida de su ejercito por el bienestar de su familia. 

Pero cuando MinSeok apareció...

Solar entendió lo que era el amor. Lo que intentaron de explicar los escritores en páginas y páginas de historias. 

Entonces Solar dejó de pensar; ¿Quién cae en amor profundo con solo una mirada?

En ese momento, sintió que su respiración se corto, y que el cielo y la tierra se volvían uno solo. Se sintió atrapada en la mirada del otro, como si hubiera entrado en un laberinto. 

Era aterrador y hermoso. 

¿Qué fue lo que tan desesperadamente llamo la atención de Solar?, quizás fueron sus plateados cabellos que resaltaban entre todos los demás castaños y rubios, o la forma en que sus labios se curvaban en una sonrisa tímida cuando alguien centraba demasiado su atención en él, o la forma en la que sus cejas se surcaban cuando se concentro en una conversación con los demás nobles, o la forma en que sus ojos apartaron la mirada con timidez cuando Solar atrapo su mirada, o quizás fue por la forma en que su voz suave y profunda dijo su nombre por primera vez... 

Solar no podía decir con certeza cuales fueron las razones que hicieron que sintiera que Min Seok estaría con ella el resto de su vida, ahora que estaba caminando del brazo de su padre, mirando al frente donde el hombre que seria de ella le esperaba con una mirada rebozando de amor y ternura, sabía que tenía razón. 

El coro canto la entrada como si las puertas del cielo se abrieran y los ángeles le dieran la bienvenida al mundo del matrimonio, Ella deseaba que su amor fuera tan profundo como el de sus padres. Que con solo una mirada se dijeran mil y un palabras, que sin la necesidad de hablar se comprendieran y que respetaran los silencios que debían de ser guardados y llenaran los que abrían de ser rotos. 

Esperó todo eso y mas, y cuando se detuvo frente a Min Seok y él sostuvo su mano con ternura y cuidado al igual que un niño acariciaba una delicada rosa que su madre le pidió que cuidara, entendió que encontró al hombre adecuado, sabía que no había hombre perfecto, ella era realista, pero Min Seok era el hombre más cercano a lograrlo.

-Tienes que cuidar de ella como el tesoro más grande- dijo su padre Yoong Ki con severidad, sus ojos azules hielo miraron con firmeza los cafés de Min Seok, el rey no estaba dispuesto a entregarle a su hija a cualquiera, aunque este fuera el heredero del reino más rico, Min Seok seguía siendo un hombre, príncipe o no y como tal un lobo en piel de cordero.

Los botos se deslizaron como la miel por sus labios, las sortijas de oro adornaron sus dedos recordándoles la promesa que hoy se hacían, "seguir alimentando la llama del amor".

-Puedes besar a la novia- y como el primer beso, su corazón galopeo en su pecho, buscando la forma de salir de sus ataduras para entrelazarse con el de su esposo. Se sentía mareada y solo las manos de Min Seok la mantenía de pie.

La multitud estalló en aplausos y felicitaciones, alzándose de sus bancos, todos miraron a la feliz pareja. Fue el príncipe el primero en apartarse, entrelazando sus dedos con la castaña. Ella miró a sus padres, de pie con lágrimas de alegría que en silencio lavaron las mejillas de su madre. El rostro de su padre tenía melancolía, sus ojos miraron con ternura y tristeza a su hija, recordando cuando solo era una niña la cual podía cargar entre sus brazos y arrullarla para dormirle mientras le prometía cuidarla y alejarla de la maldad de los hombres. 

Solar le sonrió tan brillante, que su rostro se ilumino de una forma que pocas veces lo hacia, como el día cuando el rey dejó su trabajo a un lado y acompañó a su hija a los jardines reales para construir un muñeco de nieve entre los dos, ese día la castaña no paró de reír y sonreír con sus mejillas rojas por el frió y sus pequeñas manos temblando cuando el hielo traspaso sus guantes, aunque no le importaba, de todos modos fue el mejor día de su vida, Bueno... quizás este sería su nuevo mejor día. 

El agarre de Min Seok fue un poco mas duro en su mano, Solar miro sus manos y luego el rostro de su esposo, sus ojos cafés se posaban en una sola figura en las blanquillas ella siguió su mirada y se encontró con la figura del Rey, o mejor dicho Reina, de Månen, Moon Byul Yi. Su postura era alta y elegante, con la barbilla en alto de una forma desafiante, su cabello recogido en un perfecto moño con el flequillo en su frente  en un plateado al igual que Min Seok, el corte de su traje negro era perfecto, acentuado su figura de una forma intimidante. 

Miró a su hermano por unos minutos en silencio, no hay felicitaciones o buenos deseos, solo el silencio sepulcral. Ninguno de los dos hermanos se movió, MinSeok aparentemente enraizado en su lugar y el Rey por alguna razón que Solar no entendía. De un movimiento fluido la Monarca giró su postura al pasillo y salió taloneado sus botas por la alfombra, nadie se opuso a su caminar, era imposible hacerlo cuando dos caballeros dorados marchaban delante de ella en un paso perfecto y dos más en la retaguardia todos ellos en perfecta sincronía con su Rey, la multitud abrió paso para ella, respetuosos ante ella, todos inclinaban sus cabezas cuando pasaba delante de ellos.

-¿Esta todo bien?- pregunto Solar al oído del príncipe, toda la tensión se esfumo del cuerpo de su esposo, sus hombros se relajaron y una sonrisa apareció en sus labios. 

-Todo esta bien- susurro- Vamos, tenemos un baile al que asistir- 

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Månen significa Luna en Danés

Comenzare a publicar los capítulos corregidos! 

Gracias por su paciencia. 

Extraño elixirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora