XLVIII

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-¿Estas bien?- Solar dejó escapar un suspiro, apoyando su mano en la pared de los tranquilos pasillos, el vino finalmente tenia sus efectos sobre ella. La noche finalmente estaba dada por terminada, después de las luces flotantes, la Monarca bebió un par de copas y se despidió de todos. Solar no tardó en hacer lo mismo, estaba cansada física y mentalmente, solo quería llegar a su habitación y dormir un par de horas para despertar con energías renovadas. 

Fue sorpresa encontrar a Byul entre los pasillos ensombrecidos, esperando con paciencia la llegada de Solar, y así, juntas caminaron en un tranquilo silencio, dejando atrás los ruidosos invitados. 

-Estoy un poco mareada, no recuerdo cuantas copas de vino bebí durante todo el día- Murmuró Solar. La plateada suspiro con cansancio, enredando su brazo alrededor de la cintura de la castaña. 

-La próxima vez tienes que controlarte Solar, el hecho de que tu copa sea llenada siempre no significa que tengas que beberla, el agua también se puede vierte en las copas ¿sabías?- 

-¿Qué? No me sermonees Byul, tu también bebiste, todo el tiempo- Murmuró la princesa reanudando su caminata con la ayuda de la plateada. 

-En mi copa siempre estaba el agua, este día no he bebibo ni una sola gota de vino- Confesó la Monarca, mirando ligeramente a la joven princesa embriagada. -No puedo permitirme bebe frete a otros, no cuando todos se esmera en llenar mi copa para verme actuar de manera imprudente, tal vez como el Duque o aun peor- Solar se rió en voz baja, recordando al pobre hombrecillo, en mas de una ocasión tropezó con los invitados y en mas de una ocasión pisó el vestido de las mujeres. Él parecía tan contento,  había momentos en donde su lengua se enredaba por si sola y sus manos se movían con violenta en gestos bruscos tratando de hacer entender sus palabras faltantes. 

Solar estaba convencida que en la mañana el pequeño Duque sufriría de la peor resaca. 

-Tranquilízate Solar- Susurró la Monarca cuando la risa de Solar comenzaba a subir de tono -A veces olvido que solo eres una niña, tienes que aprender a beber adecuadamente, no puedes darte el lujo de beber sin control, cuando el alcohol se mezcla entre la sangre nos hace hacer y decir cosas extrañas- La Monarca apretó ligeramente la cintura de Solar obligándola a continuar caminando. -No tienes que beber todo lo que te sirven, mantén el control, si sientes tu mente nublada y mareada, no bebas mas, ¿Lo entiendes?- Solar resoplo con molestia, ¿Por qué Byul Yi la regañaba de ese modo? No era una niña, una niña no hace ese tipo de cosas a puerta cerrada. -Enviare a Esna por la mañana, estoy segura que despertaras con malestar- La plateada suspiro lentamente, ralentizando sus pasos cuando Solar se negaba a caminar mas rápido. 

-¿...Byul Yi?- Solar no esperaba una respuesta verbal, pero la forma en que el agarre de Byul se hizo mas fuerte era su respuesta para continuar. -¿Realmente me amas?- Solar sintio miedo por escuchar la respuesta, era el miedo con el cual dormía cada noche, el mismo miedo que la acompañaba todo el tiempo que compartía con la plateada. 

Le resultaba difícil creer los sentimientos de Byul. Era Byul después de todo. Una mujer que puede tenerlo todo y a todos, cualquier hombre de buen aspecto, con cuerpo esculpido, de esos que tienen marcado cada musculo de su cuerpo, o a cualquier mujer que ella desee, de cuerpo delicado y rasgos preciosos. 

Los temores de Solar solo parecían aumentar cuando Byul conocía cada vez mas personas. Tantas formas de belleza esparcidas por el mundo, reunidas en Månen con la intención de conquistar el corazón de Byul. 

Solar lo vio, todo el tiempo. 

La forma en que los hombres sonreían con lentitud, torciendo sus labios en lánguidas sonrisas, con los ojos brillando en admiración, hambre y lujuria, únicamente por Byul Yi. 

Extraño elixirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora