Preguntas postcoitales

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  Hermione era una mujer impresionante por lo que el sexo con ella no iba a ser menos. Aún estaba recuperando la respiración cuando ella se quitó de encima y se tumbó junto a él, apoyando la cabeza en su hombro mientras él la abrazaba.
  —¿Cuál es tu color favorito? —preguntó acariciando con un dedo su pecho. Él suspiró, esas estúpidas preguntas siempre llegaban después del sexo.
  —Mmm... El azul. ¿El tuyo?
  —El rojo.
  —Taaaan tópico —se burló alargando la 'a'. Ella le golpeó suavemente pero sonrió.
  —Idiota.
  —Seguro que pensabas que yo diría el verde —ella subió la cara para mirarle.
  —No aumentaré más tu ego —respondió dándole un suave beso. Draco rió y besó su cabeza cuando volvió a apoyarse sobre él.
  —No se puede aumentar más ya.
  Llevaban seis meses acostándose y desde la cuarta cita ella todavía le hacía esas preguntas tan tontas.
  —Bueno, puede que después de todo me guste —susurró quedándose dormida. Draco suspiró, tal vez a él también le gustaba gustarle.

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  Draco jadeó cuando su cuerpo se relajó y se quedó tumbado sobre Hermione.
  —Draco, ¿por qué no tienes mascotas? —preguntó solo unos minutos después de que el éxtasis del orgasmo hubiera desaparecido. Él rodó a un lado y la chica se apoyó sobre su pecho.
  —Tengo una lechuza, Hermione —respondió abrazándola mientras dejaba escapar un resoplido. Ella se quedó callada un momento.
  —Bueno, supongo que eso es verdad —bostezó y, como de costumbre, su dedo comenzó a trazar un suave camino por el escaso vello de su pecho—. Pero ¿alguna vez no has querido tener una mascota más... Familiar? ¿Una que pueda darte compañía?
  —¿Cómo qué? ¿Cómo Neville con su sapo, que desaparece siempre? ¿O tú, con esa bola de pelo naranja que llamas gato? —se metió con Crooshanks únicamente para molestarla sabiendo que le golpearía en el pecho. Sonrió cuando ella le dio un manotazo y apretó el abrazo—. Simplemente no entiendo la necesidad. ¿Por qué voy a cargarme con una responsabilidad adicional? Quiero decir, tienes que alimentarlo, cuidarlo, llevarle a un... ¿Veterinario era? Sí, al sanador muggle de mascotas cuando está enfermo y además te llena la casa de pelos... Lo siento si encuentro todo eso poco atractivo. Y en lo que respecta a la compañía, tengo interacción humana para llenar ese vacío —añadió acariciando suavemente su cadera.
  Hermione se incorporó para mirarle.
  —Si estás tan en contra de las mascotas, ¿por qué tienes a Phillipe? —él sonrió al ver que fruncía el ceño, era un gesto muy adorable.
  —Porque básicamente se cuida a sí mismo y es realmente útil —explicó—. Me gustaría ver a Crooshanks entregar una carta a otro país —su lechuza Phillipe era un ejemplar magnífico, nunca había encontrado otro igual.
  —Suficientes insultos a mi gato por esta noche —dijo Hermione a la defensiva. Él sonrió antes de continuar.
  —Me gusta tener tan poca responsabilidad como me sea posible, hace que la vida sea mucho más tranquila —la acercó más a su cuerpo y besó su cuello—. Además eso significa que estoy totalmente despreocupado —ella se volvió a separar.
  —Oh, y yo que pensé que el objetivo de crecer y madurar era asumir más responsabilidad —su voz sonó sarcástica y Draco no pudo evitar sonreír.
  —Bah, solo para los menos afortunados —respondió Draco con una actitud pomposa—. ¿Cómo podría querer convertirme en un Malfoy adulto? —Hermione sonrió ligeramente ante su expresión, pero pudo ver la tristeza oculta en sus ojos.

  Draco ocultaba bien el hecho de que las muertes de sus padres le afectaban enormemente. Cada vez que les mencionaba, aunque fuese de manera indirecta, la tristeza inundaba en sus ojos. No era fácil de detectarlo pero después de los últimos seis meses Hermione había aprendido a leer su mirada.
  Ella nunca sacaba el tema de sus padres, se limitaba a esperar que él lo hiciera en algún momento, cuando estuviese preparado. No creía que esa noche él estuviera más cerca de poder hablar de eso así que decidió seguir burlándose de él en tono de broma.
  —¿Estás diciendo que no quieres crecer nunca? —Draco lo pensó por un momento.
  —Sí, pero no creo que pueda hacer nada al respecto —respondió—. Tengo veintidós años después de todo, ya soy un hombre en los ojos de la sociedad. Así que decida o no asumir mis responsabilidades tendré que enfrentar las consecuencias de mis acciones, es decir, si me metiese en problemas.
  Con una sonrisa burlona, ​​Hermione se apoyó sobre su codo.
  —¿Cómo puedes no querer crecer y pensar en ti mismo como un hombre al mismo tiempo? No pueden darse ambas cosas —dijo poniéndole el dedo en el pecho—. Me temo que vas a tener que elegir. Entonces, ¿qué eres? ¿Un niño pequeño o un hombre? —Draco puso los ojos en blanco y sonrió maliciosamente. La abrazó, se giró para quedar encima de ella y metió la cara en su cuello. Le besó justo detrás del lóbulo de la oreja antes de decir:
  —No creo que un niño pequeño pudiera haberte dado el orgasmo que acabas de tener —dejó que ella notase su nueva erección contra el muslo mientras besaba su cuello y Hermione dejó escapar un gemido entrecortado.   —Entonces estás diciendo que quieres crecer, ¿no? —preguntó mientras sus manos se abrían paso a través de su cabello. Draco besó su garganta antes de responder.
  —No, en absoluto, simplemente estoy refutando tu declaración —afirmó mirándola con un destello en los ojos—. Estoy bastante seguro de que puedo comportarme como un adulto durante algunos periodos de tiempo —susurró antes de besarla y pasarse la siguiente hora mostrándole exactamente lo acertado que estaba.

Dramione One Shots 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora