100 puntos para Gryffindor

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  Entró en su sala común con cansancio, estaba hasta las narices de que todos los alumnos de Hogwarts huyesen de él como si fuese a matarlos en cualquier momento. Suspiró pesadamente y dejó la chaqueta en la entrada mientras pasaba directo a servirse un whisky de fuego.
  —¿Una mala tarde, Draco? —al oír la voz de Hermione se giró hacia los sofás y estuvo al borde del desmayo al verla: ella estaba sentada en la alfombra, leyendo, algo habitual, pero la mirada que le estaba echando sumada a lo bajo que tenía el cuello de la camisa, que dejaba ver más piel de la acostumbrada, provocaron en él una reacción muy poco recomendable.
  Era cierto que Hermione era atractiva pero él, desde que se llevaban bien, nunca la había visto como nada más allá de una amiga... Hasta ese momento.
  —No ha sido de las mejores... —susurró apenas sin voz, notando la garganta seca.
  Hermione se levantó dejando el libro en el suelo y se acercó a él.
  —Bueno, todo puede mejorar, ¿no? —y no supo si es que era él quien había oído mal o es que realmente la voz de Hermione había sonado así de... Excitante, pero sin poder parar el deseo que le estaba consumiendo la acercó de la cadera y la besó con frenesí.

  El contacto de su boca le hizo estremecerse mientras sus dientes chocaban y sus lenguas se encontraban furiosamente. Al parecer él no era el único alterado porque ella se agarró con fuerza a su cuello y le devolvió el beso con tanta o más intensidad.
  Sin ser capaz de controlar sus instintos más primitivos, que únicamente le dejaban pensar en lo excitado que estaba y la necesidad que tenía de ella, metió las manos por debajo de su camisa tocando toda la piel que podía y el gemido que Hermione soltó le encendió aún más.
  Exploró todo su torso por debajo de su camisa, subiendo hasta donde la camisa permitía, notando como ella mordía su labio y le acercaba del pelo.

  Hasta ese momento, a pesar de haber sido él quien había iniciado el beso, el control parecía parejo. Eso cambió radicalmente cuando Hermione, sin dejar de besarle con esa ferocidad inesperada, le empujó hasta el sofá dejándole sentado y aturdido.
  Se pegó a él y siguió besándole mientras sus manos se dirigían sin premura a su cinturón y lo desabrochaban con rapidez.
  Draco no pudo razonar, cuando quiso darse cuenta ella le había desabrochado los pantalones y sin dudar ni un segundo metió las manos en sus calzoncillos.
  —Her... Mione... —exhaló en un jadeo mientras ella le ignoraba.
  Él notaba su erección más dura de lo que podía soportar y el tacto de la chica lo único que hacía era aumentar su deseo y su necesidad de liberación. A cámara lenta observó como ella se echaba sobre él y sin ningún tipo de pudor introducía su miembro en su boca y comenzaba a chuparlo.
  Sintiendo que le iba a estallar un órgano y dejando caer hacia atrás la cabeza, gimió con fuerza envuelto en un mar de sensaciones que jamás había tenido, al menos nunca tan intensas.
  —Vamos, Draco... —susurró mientras abarcaba toda su longitud en su boca.
  —¡HERMIONE! ¡Detente, me... Me voy...! —gritó al borde del colapso.
  —Ven a por mí, Draco —fue todo lo que ella respondió.
  —¡Joder! —no podía aguantar, era imposible... Gimiendo fuertemente llegó al orgasmo más impresionante de su vida eyaculando con fuerza. Ella no pareció contrariada, se limitó a limpiar lo poco que había salpicado y a volver a ponerle la ropa tal y como estaba.
  —Creo que eso han sido 100 puntos para Gryffindor —comentó antes de ponerse de pie y marcharse de allí dejando a Draco exhausto, sin poder ni siquiera hablar y después del mejor sexo oral que había recibido en su vida...
  —¡AH! —gritó sentándose de golpe en la cama. Tenía la boca seca y estaba totalmente alterado... Había sido un sueño, únicamente un sueño, aunque, a juzgar por la humedad que sentía bajo la sábana, un sueño muy real, el más real que había tenido en toda su vida.

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  Algo pasaba, no sabía qué era pero algo pasaba. Draco llevaba una semana más raro de lo normal y parecía evitarla continuamente. Aún le sorprendía la importancia que tenía el chico en su vida teniendo en cuenta su pasado y precisamente por eso esa semana de ausencia la estaba notando.
  Había logrado acorralarle un par de veces para intentar saber qué pasaba pero él siempre se estresaba y comenzaba a palidecer más de lo que ya era antes de dar cualquier excusa y salir corriendo. Estaba harta, se negaba a haber perdonado y cogido cariño a alguien que la evitaba y sin ningún tipo de explicación.

Dramione One Shots 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora