Migrañas bélicas

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  Draco se retorció sintiendo esa fuerte punzada de dolor y su cuerpo reaccionó al deseo de su cerebro de seguir durmiendo. Mantuvo los ojos cerrados, apretándolos con fuerza contra la luz tenue de la mañana aue se filtraba a través de las cortinas, la luz contribuía a su dolor de cabeza. Y no era porque hubiera bebido mucho, hacía años que no se pasaba con el alcohol, pero seguía sin llevar bien las grandes reuniones con mucha gente.

  Respiró despacio y recordó la pesadilla que acababa de despertarle, aún le caía sudor por la frente: <<¡No vales una mierda, inútil, desagradecido, egoísta, patético, fracasado!>>. Apretó los dientes mientras oía la voz de su padre en el recuerdo. Siguió respirando despacio, tratando de diluir los recuerdos del sueño y repitiéndose a sí mismo que no eran verdad, que todo había terminado, que ya no tenía que soportar a Lucius Malfoy siendo una lacra en su vida. No, ahora su vida era increíble, las cosas habían cambiado a mejor.
  A decir verdad los cambios eran algo que le costaba mucho, y más con las últimas novedades. Theo y Luna, para empezar, apenas acababa de enterarse de que estaban juntos y ahora iban a casarse. Y eso había conllevado a ser... Tolerante con sus enemigos de la infancia, empezando por Potter. Pero bueno, hacer las paces con él realmente no había sido tan complicado después de todo. Aunque no era el único: Granger, los Weasley, Longbottom... Un buen número de personas de Gryffindor se habían convertido en recurrentes en su vida y en la de sus amigos, porque Blaise y Pansy también se habían hecho amigos de ellos, pidiendo perdón por su comportamiento durante los años de Hogwarts.

  Y, por supuesto, el famoso Trío Dorado les había perdonado a ellos, al menos en su mayor parte. A pesar de sus estupidos prejuicios los Slytherin habían acertado con una cosa: Weasley era un imbécil.
  Según Pansy y Ginny el distanciamiento había crecido cuando Weasley se dedicó a usar los sentimientos de Granger para su beneficio. Le había prometido que la amaría para siempre pero que antes de... Asentar la cabeza tenía que "explorar lo que había fuera". Granger había entendido que Weasley quería viajar por el mundo y descubrir lo que quería hacer con su vida y como la persona tolerante que era le había animado a descubrirse a sí mismo. Lamentablemente la idea de Weasley de 'explorar' no era lo que Granger creía, él estaba más interesado en descubrir otras mujeres que a sí mismo. Mujeres que no lo habrían mirado dos veces si no fuera por su fama tras la guerra y por ser amigo de Harry Potter.

  Su fama de ligón se extendió como la pólvora, al parecer las chicas hacían cola por él mientras los sentimientos de Granger iban quedando reducidos a ceniza.
  El colmo llegó el día de Navidad, cuando el imbécil de Weasley fue al apartamento de Hermione, en el que todos se habían reunido, borracho, con la camisa por fuera y lleno de manchas de carmín, sin preocuparse lo más mínimo por los sentimientos de la chica.
  Potter le había echado la bronca al igual que Ginny pero Weasley simplemente se había reído diciendo que Hermione le esperaría como siempre había hecho. Draco no había dejado de mirarla y, a juzgar por la mirada que le vio a la chica, tenía una opinión... Distinta.

  A la mañana siguiente los titulares de Corazón de bruja mostraban la estúpida cara de Weasley cuando ella le había echado de su casa advirtiéndole que no volviera a acercarse.
  Draco se rió mucho y por primera vez compró un ejemplar de la revista. Realmente nunca había entendido qué había visto Hermione en él.

  Recordar el fracaso de Wesley le hizo resoplar en una pequeña carcajada. Era un inmenso idiota.
  —¿Por qué estás despierto? Es muy pronto —preguntó una voz somnolienta a su lado mientras un delicado brazo se deslizaba sobre su pecho—. Es demasiado pronto —añadió después de mirar el reloj. Draco sonrió más de lo que la decencia permitía: al final la idiotez de Weasley había supuesto su beneficio.
  —Me duele mucho la cabeza —susurró—. Perdona, no quería despertarte.
  —¿Necesitas que te traiga algo? —preguntó preocupada.
  Su preocupación por él era absolutamente abrumadora. Suspiró hondo, no la merecía. Weasley era un idiota pero él también la había tratado fatal en el colegio, nunca la merecería aunque hubiera cambiado. Y sin embargo ella era la única persona que parecía entenderle, no se había enfadado con él, no lo había juzgado, no le había dicho que merecía la vida que había elegido. Hermione había sido paciente, le había exigido lo que sabía que podía dar y le había dado más respeto del que realmente merecía.
  Y por eso se había enamorado locamente de ella.
  —No —se giró y la observó con cariño antes de besar su frente—. Ya haces suficiente por mí, las pociones para el dolor de cabeza están en el baño, puedo levantarme yo —Hermione asintió medio dormida y le observó con los ojos entreabiertos.
  —Sé rápido —murmuró—. La cama es demasiado grande sin ti.

Dramione One Shots 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora