Dramione One Shots 2

La primera victoria

  Suspiró mientras observaba a unos alumnos de primero corretear por el jardín. Le daba cierta envidia el hecho de que nunca iba a poder recuperar su infancia, que su padre y la guerra le habían arrebatado todo aquello que debía haber disfrutado.
  Sacudió la cabeza intentando no pensar en el pasado, eso ya no tenía arreglo. Siguió caminando hacia el castillo y la vio. Estaba hablando animadamente con Ginny Weasley y él pudo estudiar su perfil. Todavía seguía sorprendido por haber tardado tanto tiempo en darse cuenta de lo hermosa que era, con las mejillas enrojecidas por el frío la sonrisa alegre en su rostro.
     No podía sacarla de su cabeza y no estaba muy seguro de cuándo había empezado a gustarle pero durante las últimas dos semanas únicamente podía pensar en ella.
  Siguió andando hasta llegar a su altura y, al verle, ambas se giraron.
  —Buenas tardes, Malfoy —saludó Ginny mirándole con media sonrisa. Desde que había dejado de ser un absoluto imbécil no le caía tan mal.
  —Weasley —contestó el saludo con un asentimiento de cabeza.
  —Hola, Draco —saludó ella sonriendo tímidamente.
  —Hermione —respondió él sintiendo esa sensación de mareo en el estómago.
  —Bueno, te dejo Herms, luego nos vemos —se despidió Ginny besando la mejilla de su amiga.
  Ambos observaron a la pelirroja perderse por el pasillo y volvieron a mirarse nerviosos.
  —Draco...
  —Hermione... —dijeron a la vez. Ambos volvieron a sonreír nerviosos.
  —Dime.
  —No, no, dime tú primero —cedió Draco.
  —Deberíamos... Deberíamos hablar de... Bueno, de lo del otro día.
  Draco vio como se sonrojaba y no pudo evitar viajar a la noche anterior y a como estuvieron literalmente a un centrímetro de besarse cuando fueron interrumpidos por la riada de alumnos que salían del Gran Comedor.
  —Sí, bueno, respecto a eso... —pero fue nuevamente interrumpido por alguien que gritó el nombre de la chica.
  Se volvió y vio a uno de los hermanos Creevey corriendo hacia ellos. Draco maldijo internamente.
  —Oh, hola, Dennis —saludó Hermione.
  —La directora McGonagall os necesita —jadeó el chico—. Necesita que uno de los Premios Anuales vaya —ambos se miraron y Hermione suspiró.
  —Está bien, yo iré —murmuró Hermione. El chico asintió y se fue—. Tendremos que aplazar nuestra charla —dijo ella mirando a Draco, que tenía un rictus bastante irritado.
  —Eso parece... —suspiró él. Ella puso la mano en su brazo y le hizo una mueca antes de girarse y correr hacia el castillo.

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  Después de resolver el problema apenas tuvo tiempo de comer antes de que empezase la siguiente clase y prácticamente corrió entre los estudiantes para llegar a las mazmorras. Giró en una esquina cuando de repente sintió un tirón y que la arrastraban a un pasillo. Intentó gritar pero una mano tapó su boca.
  —No te asustes, soy yo —oyó decir a Draco. Ella se relajó en sus brazos y se giró separándose de él sonrojada.
  —Malfoy, no me arrastres a rincones oscuros así, casi me da un infarto —protestó Hermione. Draco sonrió y fue a hablar pero la campana de advertencia que señalaba que faltaban cinco minutos para que empezara la clase sonó y Hermione lo miró con una mirada que conocía demasiado bien.
  —Tenemos clase de pociones... —suspiró y se pasó la mano por el pelo—. De acuerdo, te veré más tarde —se resignó. Ella asintió y lo miró con la misma mueca de disculpa antes de que fueran hacia el aula.

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  Los dos apenas se vieron la semana siguiente para algo que no fueran clases o sus deberes de Premios Anuales y Draco seguía necesitando hablar con ella.
  Aquel día Hogwarts vibraba de excitación, solo faltaba un día para el último partido de la temporada de quidditch: Slytherin contra Gryffindor. A la hora de la comida se acercó a la mesa de las serpientes y buscó a los amigos de Draco.
  —Oye, ¿sabéis dónde está Draco? —preguntó, llevaba buscándole toda la mañana. Theo la miró y asintió.
  —Sí, iba hacia vuestra torre cuando acabó de desayunar —respondió el chico.
  —Bueno, si lo veis, ¿podéis decirle que lo estoy buscando? —pidió Hermione.
  —Claro, Hermione —respondió Pansy, sentada junto a Theo y Blaise. Hermione sonrió y volvió a su desayuno.