Aprender a besar (parte 1)

4.5K 181 37
                                    

  A Hermione la habían besado muchísimas veces en sus dieciocho años. Su primer beso se lo dio su madre, a los pocos minutos de nacer, después de un largo parto de seis horas y tras nueve meses de habitar en su vientre. Jean siempre contaba que cuando por fin abrió sus ojitos, ella, entre lágrimas, besó su cabecita.
  Cuando era pequeña recibía muchos besos: su padre siempre le daba un beso en la frente cuando volvía de trabajar, sus tías besaban sus carrillos mientras la achuchaban cuando iban a visitarlas y sus primas pequeñas siempre le daban un beso al verla.
  De todos los sus familiares sus besos favoritos eran los de su abuela Marie, que solo recibía cuando iban a verla a su casa en Francia.

  El primer beso que le dio alguien en los labios fue Viktor Krum, la noche del baile de Navidad, cuando tenía catorce años. Los besos con Viktor eran realmente sorprendentes porque nunca nadie la había besado así antes como para poder comparar. Los labios de Krum eran secos y ásperos y el beso era casto y sólido pero apasionante. El poco tiempo que estuvo con Viktor fue realmente vibrante y cuando se separaron siguieron comunicándose por carta. Cuando ella se marchó en busca de los Horrocruxes lo último que supo de él fue que acababa de empezar a salir con una compañera de Dumstrang, pero a ella no le importó porque estaba enamorada de Ron.

  Dado que experiencia en besos se limitaba a los besos con Viktor Krum, el beso con Ron en mitad de la batalla de Hogwarts, proveniente de la persona de la que llevaba enamorada cuatro años, debía haber sido el más intenso que había recibido en su vida... Pero no, la realidad fue bien distinta.

  Después de la guerra, a los dos meses, Ron le pidió que fuese su novia y ella aceptó encantada de la vida. ¿Qué podía ser mejor que estar con él? Pero lo cierto era que su relación seguía siendo la misma de siempre: discutían todo el rato y al final Hermione siempre acababa perdonándole, la única diferencia era que se besaban. Y lo cierto es que después de aquel beso en la Cámara de los Secretos Hermione pensaba que todos los besos con Ron serían iguales, vibrantes, eufóricos, pasionales... Pero los besos con Ron como mucho se podían catalogar de húmedos. Besarle a él no era muy distinto a besar una loncha de jamón de York y Hermione estaba convencida que el problema era suyo, y más después de haber visto como Ron y Lavender se metían la lengua hasta la garganta en la sala común de Gryffindor.

  Así que, a sus problemas constantes porque Ron quería avanzar en la relación y ella estaba en un mar de dudas constantes, se sumó uno más. Hermione volvía a Hogwarts, volvía para rehacer el año que había perdido, pero lo hacía con Ginny, Luna y Neville, Harry y Ron no irían.
  La mera idea de pasar todo el año alejada de Ron la angustiaba y aliviaba a partes iguales. Ella lo quería, claro que lo quería, había sido uno de sus mejores amigos y después su novio, estaba enamorada de él... Pero es que odiaba besarle, lo odiaba, y se había tirado leyendo libros sobre cómo besar todo el verano con la esperanza de mejorar pero no había manera.

  Esa tarde de sábado había quedado en Hogsmeade con Ron y Harry, ellos salían de la academia de aurores a las cinco y se encontrarían junto con Ginny. Ambas chicas estaban muy ilusionadas por ver a sus novios por lo que Hermione llevaba dudando sobre qué ropa ponerse desde esa mañana. Finalmente fue capaz de decidirse y a las cuatro ya estaba lista.
  Salió de su habitación de Premio Anula nerviosa por ver a Ron por lo que decidió esperar un rato antes de bajar y cogió otro libro sobre besos para leerlo en la sala común. Para su fortuna, su compañero y Premio Anual, que no era otro que Draco Malfoy, no estaba allí, así que se sentó alegremente a leer.

  No llevaba ni diez minutos cuando...
  —El arte de besar... Déjame adivinar, Weasley y tú estáis teniendo problemas... Íntimos —la voz de Draco le hizo dar un salto y girarse molesta—. ¿Problemas en el paraíso, Granger?
  —Déjame, Malfoy, no es de tu incumbencia... —farfulló cerrando el libro y levantándose de golpe. Él la miraba con una sonrisa ladeada y visiblemente divertido.
  —¿Tienes problemas para besar a la Comadreja? ¿Quieres que te enseñe a besar? —preguntó Draco mientras los ojos le brillaban.
  —¿Qué? ¡No! Sé... Sé besar... He leído libros... —Draco se echó a reír tan escandalosamente que Hermione no pudo ni enfadarse.
  —¡Ay, Granger! Eres realmente divertida... —exhaló secándose unas lágrimas invisibles—. No puedes aprender a besar leyendo —la miró alzando las cejas sugerentemente—, se aprende practicando.
  —Déjame en paz, Malfoy. No pienso besarte, no lo haría ni aunque fueses el último humano sobre la faz de la Tierra —dijo furiosa antes de salir de allí.
  —Estaré por aquí si cambias de opinión —gritó mientras ella salía de la torre dando un portazo. Una vez solo, Draco sonrió mientras se sentaba en el sofá. Tal vez la situación podía ser provechosa, al fin y al cabo Hermione Granger era una mujer y todavía no había encontrado ninguna que se resistiese a sus besos, solo necesitaba convencerla de que él podía enseñarla.

———————————

  Hermione recorrió el camino hasta la Torre de Gryffindor tan deprisa que cuando llegó al retrato de La Señora Gorda se acordó de que había quedado con Ginny en el vestíbulo.
  No estaba enfadada realmente, simplemente no entendía por qué diablos iba a querer besarla Draco Malfoy y desde luego que ella no pensaba hacerlo, por mucho que los rumores le situasen como la maravilla del mundo en lo referente a relaciones.
  Rumiando su conversación con Malfoy llegó hasta donde esperaba Ginny.
  —¡Hola, Herms! Qué pronto llegas... ¿Nos vamos ya? —la pelirroja se levantó del bordillo en el que estaba sentada.
  —¿Eh? ¡Sí! Sí... Esto... Vámonos ya, tengo ganas de ver a los chicos —respondió apartando de su mente a Malfoy y su indecente propuesta.
  —Vale... ¡Oye, Hermione, estás muy guapa...! —exclamó admirando su vestido.
  —Tú también, Gin —contestó ella con una sonrisa.
  Y conversando de cualquier tontería ambas recorrieron el camino hasta Hogsmeade y por ende hasta sus novios.

Dramione One Shots 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora