Conversaciones maritales

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  Hermione tiritó de frío y movió el pie izquierdo dentro de su zapato, cada vez le dolía más.
  —Ya lo he encontrado —la voz de Draco hizo que se volviera y él le entregó su bolso—. Se te había caído detrás de la silla —la vio tiritar y se quitó el abrigo para ponérselo a ella, quedándose solo con la chaqueta del traje.
  —¿Estás seguro? —preguntó Hermione mientras un escalofrío recorría su médula espinal al entrar en calor. Draco rió levemente antes de asentir.
  —Sí, no quiero que te congeles y yo llevo chaqueta —rodeó su cintura con el brazo antes de darle un beso en la frente y Hermione se abrazó a él escondiéndose en su cuello mientras caminaban hacia el coche.
  —La próxima vez prometo que te haré caso —susurró haciéndole reír de nuevo.
  —¿Tengo permiso para decir que te lo advertí? —se burló, y ella suspiró.
  —Es que no esperaba que los planes de la fiesta de Ginny supusieran estar sin varita y tan lejos de casa —protestó Hermione con voz de niña pequeña.
  —Bueno, al menos no estamos lejos del hotel —consoló Draco dejando de caminar al llegar al coche—. ¿Conduzco yo? —ella asintió y su marido le dio un beso en la cabeza antes de abrirle la puerta.

  Ambos entraron en el coche y Draco arrancó el motor y puso la calefacción.
  —Si llevásemos nuestras varitas nada de esto pasaría —protestó Hermione mientras metía el dedo entre la correa de su zapato y su pie.
  —¿Te duele mucho? —preguntó al ver su gesto de dolor.
  —Sí, creo que me he hecho una rozadura —respondió mientras Draco desaparcaba.
  —En nada estaremos en el hotel, ya lo verás —consoló mientras comenzaba a circular.
  —Bueno, ¿qué tal la fiesta? —le preguntó cuando el frío se le había pasado.
  —Madre mía, ha habido un rato mientras estabas con las chicas que casi salimos en la portada de El Profeta... —se quejó Draco—. El gilipollas de Finch-Fletchley se ha puesto a acusar a Blaise de que intentaba quitarle el novio y casi se pegan, menudo desastre.
  —¿En serio? —se sorprendió Hermione mirándole.
  —Sí, sí, estaba muy convencido diciendo que Blaise había tratado de ligar con... ¿Cómo se llama el novio?
  —¿Ernie?
  —Eso, Macmillan... Vaya par de idiotas.
  —¿Pero Blaise ha intentado algo? —se extrañó ella
  —Que va, él quiere a Pansy y además tampoco es que haya tenido ocasión, ha estado toda la noche con Theo y conmigo —resopló pendiente del tráfico—. Desde que hemos acabado de cenar y hasta que ha sido el fin de año ha estado con Pansy y después hemos estado los tres.
  —Pues vaya... No sé que tiene Finch-Fletchley en vuestra contra, ¿estaba borracho? —preguntó Hermione.
  —Eso espero... No sé, pero hasta que no han llegado Thomas y Finnigan no se ha relajado —siguió diciendo—. He hablado con ellos y es que resulta que cuando estábamos en Hogwarts Blaise estuvo saliendo con Macmillan un tiempo.
  —¡¿Con Ernie?! —la boca de Hermione se abrió en una o y Draco rió divertido.
  —Sí, sí, ninguno de nosotros lo sabía, de hecho yo creía que solo había salido con Finch-Fletchley pero por lo visto antes había estado con el otro —relató—. Y al parecer iban bastante en serio pero cuando Voldemort resurgió Macmillan se fue del colegio, sus padres no dejaron que se quedara, y acabaron la relación —siguió diciendo—. Cuando la guerra acabó ya no volvieron a salir porque Blaise estaba colado por Pansy y Macmillan había empezado a salir con el otro imbécil, pero por lo visto acabaron bien.
  —Vaya... —murmuró Hermione sororendida—. Jo, solo me he separado de ti un ratito y me he perdido todo lo interesante —protestó de pronto, y Draco rió levemente.
  —Pues te has perdido toda la acción —la miró de reojo y se sonrieron.
  —Es que Ginny ha insistido en que quería que le contase todo acerca de mi cambio de departamento y se nos han acabado uniendo Luna, Padma, Parvati, Hannah y unas chicas de Hufflepuff... Y qué pesadas —puso los ojos en blanco.
  —¿Por eso venías harta? —dijo él sonriendo.
  —Es que son muy pesadas con las preguntas —se lamentó su mujer.
  —Bueno, es normal que quieran saber por qué cambias de departamento y todo eso, ¿no? —Draco se encogió de hombros.
  —Ah no, si es que al rato se han puesto a hablar de sus maridos y Luna y yo hemos salido corriendo porque no me apetecía escuchar los detalles íntimos de Parvati, suficiente tuve en Hogwarts al compartir habitación —su tono de voz escandalizado volvió a provocar la risa de Draco—. Así que nos hemos alejado rápidamente y volvíamos con vosotros cuando nos hemos parado a saludar a Daphne y a la novia... —dudó acerca del nombre.
  —Tracey —le ayudó Draco, que conocía a ambas.
  —Esa, son muy agradables las dos, la verdad —dijo Hermione, dándose cuenta una vez más de que en Slytherin había gente genial.
  —Sí, de las pocas de nuestra casa que nunca compartieron el pasado prejuicioso que tenían todas nuestras familias  —explicó él asintiendo.
  —Nos han contado que quieren adoptar un niño, ya están con los trámites —relató Hermione.
  —Oh, vaya, me alegro mucho por ellas —dijo sinceramente Draco.
  —Por cierto, ¿qué tal con Harry? —preguntó ella sabiendo que su marido y su mejor amigo habían pasado juntos un buen rato.
  —Bien, como siempre, sabes que ya nos llevamos mejor —respondió Draco—. El único problema ha sido la intervención de tu maravilloso exnovio y sus ansias por fastidiarme —añadió con cierto tono de molestia en la voz.
  —Lo siento, no sabíamos que iría —se disculpó Hermione al pensar en Ron, su antigua amistad todavía le dolía.
  —No te preocupes —movió su mano de la palanca de cambios a su pierna—, mejor a mí que a ti —aseguró mirándola fugazmente y viendo su cara de angustia.
  —Ni me ha dirigido la palabra cuando me ha visto —murmuró Hermione con tristeza.
  —Es un gilipollas, para lo que te dijo la última vez mejor que ni te mire —el tono fue brusco pero Draco no podía controlar su enfado al pensar en cómo había tratado ese hombre a su esposa. Quitó la mano de su pierna y Hermione no quiso contestar a eso.
  —No ha venido con su mujer, ¿no? —preguntó ella que sí había buscado a Ron y a la madre de su hija.
  —La mujer le dejó por el jardinero, se han divorciado —respondió aún de mal humor.
  —¿Qué dices? —se sorprendió Hermione.
  —Sí, me lo ha contado Neville porque se lo encontró en el mismo club al que va él.
  —¿El de citas? —se sorprendió ella, y Draco asintió.
  —Sí, y me dijo que le vio un poco perdido y que no se esperaba que fuera —mentalmente no pudo no sentir cierta satisfacción porque por fin estuviera pagando por sus actos.
  —Por Merlín, no sabía que estaba tan mal... —susurró Hermione.
  —Que le jodan —espetó su marido abruptamente.
  —Draco... —dijo ella incómoda.
  —No pretendas que me compadezca de él con todo el daño que te ha hecho —cortó él sin dejar lugar a la discusión.
  —Ya pero es que... —pero no siguió hablando porque al mirar el gesto de determinación de Draco simplemente suspiró y asintió—. Llevas razón...
  —Si es que eres demasiado buena —musitó él mirándola con cariño, aprovechando que el semáforo estaba en rojo.

Dramione One Shots 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora