Aprender a besar (parte 4)

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  No pudo decir cuánto tiempo estuvo allí, abrazando a Hermione mientras ambos respiraban despacio, concentrados en controlar el latido cardíaco, sin poder olvidar la sensación del beso que acababan de compartir.
  —Granger... —murmuró él con la voz ligeramente ronca y tan bajo que, de no haber tenido la cara apoyada en su pelo, Hermione no le habría oído—. ¿Quieres que sigamos esta tarde? —preguntó con el miedo agarrado en el corazón, sufriendo por la posibilidad de que ella rechazase su propuesta.
  —Vale —susurró separándose lentamente. Ambos se miraron a los ojos y Draco tuvo que contener sus ganas de tirarse sobre ella para besarla como si no hubiera un mañana. Sus labios seguían húmedos por el beso y una vez que se fijó no pudo apartar la vista de ahí.
  —¿Qué vas a hacer ahora? —preguntó obligándose a dejar de mirar su boca.
  —Mmm... No lo sé —Hermione estaba tan sonrojada que le producía unas enormes ganas de abrazarla, era demasiado adorable.
  —¿Damos un paseo? —preguntó impulsivamente, sin pensar en nada más que en seguir el mayor tiempo posible con ella.
  —Oh... Vale —contestó ruborizándose más, sin comprender muy bien por qué Draco quería pasear con ella.
  —No te preocupes, prometo dejar los asuntos de la clase aquí dentro —bromeó sonriendo. Ella se vio contagiada por su sonrisa y asintió mientras ambos se levantaban.

  Recorrieron los terrenos de Hogwarts bien tapados con sus abrigos y con los gorros y las bufandas. A los cinco minutos de salir del castillo Hermione había olvidado el hecho de que se había besado con Draco porque la conversación que estaba manteniendo con él tenía su mente ocupada. Hablar con él era increíble, podían tratar cualquier tema, rebatía sus propuestas con lógica y aportaba muchos datos que ella no conocía, por no mencionar que dejaba de reírse por sus tonterías. Normalmente nunca tenía a nadie con quien compartir conversaciones tan interesantes, únicamente Luna y Ginny parecían poder hablar de más variedad de temas. Tan ensimismada estaba en su diálogo con Draco que no se dio cuenta de que había llegado la hora de comer, tuvo que esperar al rugido de su estómago, que a causa de la ausencia del desayuno protestaba de hambre.
  —Creo que deberíamos ir a comer —dijo tímidamente y Draco se echó a reír.
  —Madre mía, Granger, eres una Gryffindor al completo. Entre lo colorada que te pones siempre y que tienes pelo y estómago de león... —se carcajeó. Ella le dio un suave empujón pero no pudo evitar sonreír.
  —Cállate, Malfoy —dijo antes de comenzar a andar en dirección al castillo. Él la siguió sin dejar de sonreír y ambos se dirigieron al Gran Comedor.

  Cuando entraron cada uno se fue a su mesa y Hermione se dejó caer entre Ginny y Neville.
  —Ya era hora, creía que no bajarías a comer —dijo Ginny mientras se comía un muslo de pavo.
  —Ya... Se me ha ido el santo al cielo —contestó Hermione ruborizándose ligeramente mientras se servía comida en el plato y sin dejar de pensar en Draco.

  Al otro lado del Gran Comedor estaba él, sin poder despegar la vista de la chica.
  —¡Draco! —exclamó Theo haciendo que se sobresaltase.
  —¿Qué mierdas te pasa, Nott? ¿Pretendes matarme de un susto? —preguntó Draco molesto.
  —Odio hablarte y que me ignores —protestó el chico.
  —¿Qué quieres?
  —Te estaba preguntando si esta tarde quieres quedar con Blaise y conmigo —él rápidamente pensó en su compromiso de esa tarde con Hermione y negó con la cabeza.
  —No puedo, Theo, estoy ocupado —respondió mientras volvía a enfocar su vista en el plato, aunque sin dejar de mirar furtivamente a la chica.
  —Vamos, Malfoy, desde que eres premio anual no has pisado la Sala Común de Slytherin ni un día —comentó Blaise.
  —Ya os he dicho que estoy ocupado —repitió mientras pensaba la excusa que decirles, ya que conociéndoles sabía que no se callarían.
  —¿Y qué es eso tan importante que tienes que hacer? —Draco reprimió una sonrisa, les conocía demasiado bien.
  —Labores de Premio Anual —se limitó a responder. Bueno, no era del todo mentira. Ayudar a la otra Premio Anual entraba en sus obligaciones, fuera en lo que fuera. No pudo evitar recordar el beso y volvió a mirarla, parecía feliz mientras hablaba con sus amigos y eso hizo que sonriese de nuevo.
  —Pues vaya... —se lamentó Theo.
  —Madre mía, sí que me echáis de menos... —se burló volviendo a posar su vista en Theo, que lucía ligeramente abatido—. Bueno, ya os veré otro día —dijo divertido pasando un brazo por sus hombros.
  —¿Nos estás ocultando algo? —preguntó Theo mirándole suspicazmente—. Estás muy contento...
  —Simplemente hoy me he levantado de buen humor... —respondió restándole importancia—. Y ahora, si me dejáis, me voy a mi sala común porque tengo que seguir con... Mis deberes de Premio Anual —añadió levantándose y saliendo del Gran Comedor, no sin antes sonreír al ver a Hermione comer con apetito.
  —Definitivamente la guerra le ha cambiado, era un prefecto horrible y ahora mírale... —murmuró Blaise asombrado.
  —Sí... Es raro —concordó Theo extrañado antes de centrarse en su comida.

Dramione One Shots 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora