Amnesia

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  Abrió la puerta y automáticamente el familiar olor de su casa inundó sus fosas nasales. Esbozó una ligera sonrisa y caminó por el pasillo, mirando cauteloso a su alrededor.
  —¡Bu! —chillaron Rose y Scorpius, abriendo las puertas del ropero y tirándose hacia él para asustarle.
  —¡Ah! —Draco se cayó hacia atrás y se quedó en el suelo.
  —¿Papá? —preguntó asustada Rose.
  —¡Papi! —Scorpius tiró del brazo de su hermana—. ¡Rose, hemos matado a papá! —exclamó el niño asustado.
  —No digas tonterías —ella se arrodilló y abrió la chaqueta de Draco.
  —¿Qué haces? —preguntó Scorpius.
  —Intentar escuchar su corazón —respondió la niña pegando la cara al pecho de su padre, y automáticamente su hermano la imitó.
  —¡Pero mira que sois malos! —exclamó Draco haciendo cosquillas a ambos.
  —¡Ah! —se retorció Scorpius riendo.
  —¡Lo sabía! ¡Te lo dije! —exclamaba Rose intentando pararle.
  —¿Otra vez fingiendo tu muerte? —se oyó la voz de Hermione desde el pasillo.
  Draco levantó la cabeza, la miró y sonrió.
  —Anda, dejad que me levante —los niños se quitaron de encima y él se levantó como pudo.
  —Si luego te duele la espalda no quiero escuchar ni una sola queja —advirtió Hermione acercándose—. Y vosotros dos, lavaos los dientes y a dormir, que ya es muy tarde —decretó mirándo a Rose y a Scorpius.
  —Pero mamá...
  —Nada de peros, los dos a dormir.
  —¿Y no nos lees un cuento?
  —Pero si os he leído uno hace un rato —suspiró ella—. Además, ya es muy tarde, mañana —resolvió estricta. Los dos niños resoplaron molestos pero asintieron, se acercaron a sus padres y les dieron un beso en la mejilla a cada uno.
  —Buenas noches, papá, buenas noches, mamá —recitaron ambos, y subieron a acostarse.
  —Que durmáis bien —dijo su padre viéndoles marchar escaleras arriba—. Qué estricta —bromeó volviéndose hacia su mujer, y ella le miró seriamente, frunciendo el ceño. Él, sin embargo, se limitó a rodear su cintura con los brazos sin dejar de sonreír—. No me mires así —pidió poniendo mirada de cordero. Hermione puso los ojos en blanco y negó con la cabeza.
  —Eres un idiota —increpó, pero justo después se abrazó a él pasando las manos por su cuello y le besó. Draco devolvió el beso y la estrechó contra su cuerpo.
  —Te he echado de menos —declaró cuando se separaron. Ambos fueron andando hacia el salón y Draco se dejó caer en el sofá.
  —Bueno, cielo, mañana es sábado así que... —Hermione se sentó junto a su marido y él aprovechó para mirarla de arriba a abajo.
  —Estás guapa hoy —murmuró haciendo que se sonrojase—. ¿Te has hecho algo? —preguntó. Hermione negó con la cabeza mientras se mordía el labio—. Pues entonces simplemente será que tienes el guapo subido —se encogió de hombros y la abrazó mientras apoyaba la cabeza y cerraba los ojos.
  —¿Estás bien? —preguntó Hermione.
  —Sí, solo un poco cansado... ¿Habéis cenado?
  —Sí, los niños tenían hambre y cené con ellos —respondió—. ¿Y tú?
  —Comí algo antes de venir, ahora únicamente quiero darme una ducha y meterme en la cama —Hermione asintió y él le dio un beso en la frente antes de ponerse de pie y subir por las escaleras.

  Como ella también estaba cansada colocó con un movimiento de varita el salón y apagó las luces para subirse también a acostar.
  Oyó el grifo de la ducha y mientras Draco se duchaba ella echó un vistazo a que los niños estuvieran durmiendo.
  Scorpius ya respiraba profundamente mientras abrazaba su peluche pero Rose tenía los ojos abiertos.
  —Rose, a dormir —chistó desde la puerta.
  —Jo, es que no tengo sueño  —rebatió mientras un bostezo se le escapaba. Hermione sonrió y se acercó para arroparla.
  —Venga, cariño, que mañana ya es sábado —se inclinó y besó su frente.
  —Buenas noches, mami —la pequeña rodeó su cuello con los brazos y la abrazó con fuerza.
  —Buenas noches.

  Salió de la habitación y oyó como dejaba de sonar el agua de la ducha.
  —Hermione... —sonó la voz de Draco llamándola.
  Ella se acercó al baño, abrió la puerta y metió la cabeza.
  —¿Qué pasa? —él estaba dentro de la ducha y abrió la mampara justo en ese momento.
  —Anda, cariño, tráeme un pijama y unos calzoncillos, que se me ha olvidado cogerlos —pidió, y ella asintió antes de volver a cerrar la puerta.

Dramione One Shots 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora