Una farsa totalmente creíble

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   Draco salió de su despacho y cruzó el pasillo para llamar al de enfrente. Dio unos toquecitos con los nudillos en la puerta y, colocándose la corbata, entró.
  Hermione se giró momentáneamente y, al ver que era él, asintió haciéndole una seña para que se sentara frente a ella; después volvió a girarse hacia la chimenea.
  —Harry, ya te lo he dicho, me siento muy violenta yendo allí —dijo con cansancio. Draco se asomó y vio la cabeza de su antiguo rival entre las llamas.
  —Hermione, todos quieren que vengas, por favor... —pidió el chico. Ella tragó saliva, no estaba tan segura de que ese pensamiento lo compartieran todos. No le apetecía nada, estaba harta de ir y hacer cosas todo el rato por los demás. Suspirando asintió mientras fingía una sonrisa.
  —Claro, iré, por supuesto.
  —¡Genial! —exclamó él contento.
  —¡Pregúntale si vendrá con alguien! —se oyó que decía una voz. Harry resopló.
  —No hagas caso a Ginny, es solo que como Ron dice que tiene novia pues... —Hermione parpadeó sorprendida al oírlo.
  —Yo... Esto, sí, claro, iré con mi novio —dijo asintiendo con la cabeza.
  —¡¿Tienes novio?! —preguntó Harry totalmente sorprendido—. ¿Quién?
  —No te lo diré —respondió Hermione tratando de mantener su voz firme a pesar de que el corazón amenazaba con salírsele fuera del pecho—. Llevamos saliendo en secreto un tiempo. Lo sabrás el día de Nochebuena.
  —Pero...
  —Potter, ha dicho que no quiere contestar, déjala en paz... —intervino Draco desde el otro lado de la mesa.
  Harry frunció el ceño, últimamente Malfoy siempre estaba muy cerca de Hermione.
  —Draco tiene razón, Harry, necesito volver al trabajo —aprovechó Hermione—. Te veré el sábado —y con un movimiento de varita apagó las llamas sin darle a Harry tiempo a decir nada, y giró su asiento.

  Draco la observaba cruzado de brazos.
  —¿He sido muy obvia? —preguntó mirándole.
  —Bueno, parece que se lo ha creído pero tengo curiosidad por saber qué pretendes hacer cuando quieran conocer a tu novio —respondió levantando una ceja.
  Hermione dejó caer la cabeza contra la mesa.
  —Ay... Mierda —murmuró en un lamento—. No sé por qué hice eso. Merlín, soy tan idiota...
  —Bueno, normalmente estaría de acuerdo, pero no estoy seguro de que sea así esta vez —rebatió Draco.
  —Gracias —ironizó ella sin levantar la cabeza.
  —Bueno, había pensado... Bah, no importa, no creo que quieras escucharme —al oírle Hermione levantó la cabeza y se pasó los dedos por el pelo.
  —Somos amigos, quiero escucharte —dijo rápidamente.
  —¿Por qué no querías ir?
  —Porque no quiero ir a La Madriguera, no quiero estar allí con Ron, nuestra ruptura nunca fue muy limpia, y menos si él va a llevar a alguien —explicó frustrada.
  —¿Y el año pasado?
  —El año pasado no tenía una cita pero Ron tampoco. ¿Entiendes? —Draco no dijo nada y ella suspiró. Quizás todo estaba en su cabeza—. Me molesta que otros me pregunten por qué no tengo pareja ya como si no tuviera derecho a ir a mi ritmo.
  —¿No estás lista?
  —No es eso —farfulló Hermione—. Es solo que cada persona con la que salgo no me llama la atención.
  —Entonces es solo que tienes mala suerte —resolvió Draco sin darle mayor importancia.
  —Sí, bueno, da igual, me preguntarán por qué tengo tanta mala suerte —contestó hastiada.
  —¿A quién le importa? —espetó él repentinamente enfadado—. Granger, estás muy por encima de Weasley. De hecho ni siquiera puedo entender cómo logró salir contigo durante más de un año.
  —Ron tiene muchos cosas buenas —defendió Hermione—. Es divertido y cariñoso, pero no... —suspiró—. No es compatible conmigo —y la mirada triste de Hermione puso a Draco en alerta. Ella se levantó y dio un par de vueltas por el despacho—. El día que le dejé le había escuchado hablar con Molly en la cocina por la mañana. Por lo visto estar conmigo es demasiado... Difícil. Cuando le enfrenté dijo que salir conmigo era muy agobiante y rompí con él.

  Y de repente y sin darle tiempo a reaccionar Draco estaba de pie frente a ella y sujetándola por los hombros.
  —Has salido ganando —dijo mirándola seriamente.
  —Draco, puedes soltarme ya... —murmuró sonrojándose.
  —La razón por la que rompiste con Weasley es válida, especialmente porque es verdad que no sois compatibles, hasta tu amiga Ginny lo dice —aseguró—. Merlín, no puedo creer que sea yo quien vaya a decir esto pero claro que eres difícil —Hermione frunció el ceño.
  —¿No se supone que debes hacerme sentir mejor? —protestó. Él sonrió y su pulgar rozó su clavícula; ella necesitó mucha concentración para luchar contra el impulso de moverse nerviosamente bajo su toque.
  —Eres difícil, pero lo eres por razones correctas, y cualquiera que piense lo contrario solo se siente amenazado por ti —explicó—. Y además Weasley es demasiado simplón para ti.
  —Eso es...
  —¿Racional?
  —Iba a decir halagador, incluso romántico —dijo Hermione confusa y parpadeando. Draco la soltó—. El problema es que no quiero estar sola —confesó—, sin mis padres no tengo a nadie con quien pasar las fiestas y no me gusta, quiero estar con alguien y esto solo sirve como un recordatorio de que estoy totalmente sola —se sinceró. Ni siquiera sabía por qué se lo estaba contando a él pero últimamente era el único que parecía escucharle.
  —Granger...
  Hermione se dejó caer sobre la silla junto a Draco suspirando.
  —Todos esperan que lleve una jodida cita...
  —Sí —corroboró Draco—. Les has dicho que has estado viendo a alguien desde hace un tiempo, no es probable que lo olviden.
  Hermione volvió a levantarse y agarró su abrigo y su bolso.
  —Me voy, necesito encontrar una salida a este desastre. Gracias por... Escucharme —suspiró, y poniéndose rápidamente el abrigo salió del despacho.

Dramione One Shots 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora