Fuego

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  Hermione amaba el fuego, se podía quedar horas mirándolo, hipnotizada al verlo crepitar. Le gustaba especialmente leer a la luz de una hoguera, maravillándose por el olor a madera quemada mientras el suave sonido de las brasas envolvía todo a su alrededor y ella se sumergía en el increíble mundo de la literatura.

  Aquella noche estaba leyendo el Compendio legal 198, un libro que proveía una visión general comprensiva de la ley mágica. No era una lectura muy entretenida por lo que su habitual absorción al leer no estaba presente y escuchó perfectamente cuando Draco entró en la sala común de la Torre de Premios Anuales. El chico recorrió el pequeño pasillo tranquilo pero casi le dio un infarto al ver que había una bola de fuego sobre el respaldo del sofá.
  —¡Fuego! —gritó asustado sacando su varita a toda prisa para conjurar un Aquamenti.
  —No es un fuego peligroso, Draco, no hace falta que inundes la sala común —él se acercó al sofá y descubrió a la chica tumbada en el sofá, leyendo tranquilamente.
  —Definitivamente estás loca, Granger. ¿Se puede saber porque tienes una bola de fuego aquí? —preguntó exasperado al ver que ella ni se inmutaba.
  —Para leer, por supuesto —él miró el fuego, que realmente parecía estar controlado, y volvió a mirar a la chica.
  —Yo sé que te gusta el fuego, Granger, pero no entiendo porque no lees junto a la chimenea —dijo elevando las cejas.
  —La chimenea de esta habitación está demasiado lejos de cualquier sofá cómodo, Malfoy, así que esto es más sencillo —respondió sin levantar la vista de su libro.
  —¿Es más sencillo prenderle fuego al sofá que moverlo unos metros? —preguntó sarcástico. Ella no pudo evitar reír y le miró.
  —No está en ardiendo, únicamente tiene una pequeña llama —disculpó sonriendo.
  —¿Todos los Gryffindor tenéis esta relación de amor enfermiza con el fuego o es solo cosa tuya? —resopló sentándose en el sofá de enfrente.
  —¿Todos los Slytherin actuáis como si fueseis un témpano de hielo o es solo cosa tuya? —él apretó los labios en clara señal de touché y ella sonrió abiertamente.
  —No soy un témpano de hielo —respondió en tono infantil.
  —No te acerques al fuego de todas formas, no quiero que te derritas, Draco —dejó el libro en la mesa y se quitó la manta de encima.
  —No conocía yo ese sarcasmo, Hermione —dijo sonriendo de lado.
  —Ni yo este miedo patológico al fuego teniendo en cuenta que te llamas Draco —él no pudo evitar dar una carcajada.
  —Sí... Me tenían que haber puesto de nombre 'Neptuno' —Hermione también rió.
  —Bueno, no cabe duda que te habría pegado —se levantó y se acercó a él para finalmente sentarse sobre sus rodillas—. Pero siendo sincera prefiero 'Draco' —murmuró pasando las manos por su cuello y acariciando el pelo de su nuca.
  —¿Te gusta mi nombre? —preguntó sujetándola de la cintura y acercando la cara a su cuello. Respiró inhalando su olor y se sintió embriagado, realmente Hermione era impresionante.
  —¿Bromeas? Amo tu nombre, lo adoro. Draco... Es maravilloso... Draco, Draco, Draco... —él se separó para mirarla.
  —¿Sabes lo terriblemente sexy que suenas diciendo mi nombre? —su voz sonó casi a un lamento así que ella rió y le besó rápidamente.
  —Supongo que tanto como tú cuando dices el mío —dijo ella en una risita.
  —¿Te gusta que diga tu nombre, Hermione? —preguntó remarcando el nombre y besando su cuello mientras metía las manos por debajo de su jersey acariciando su cintura.
  —Me encanta que digas mi nombre, Draco, parece enredarse en tu lengua cuando lo pronuncias —respondió en idéntico tono disfrutando de sus caricias.
  —¿Por qué nunca me habías dicho que te gusta que te llame por tu nombre? —preguntó separándose ligeramente.
  —¿Por qué no lo habías hecho tú? —rebatió. Él rió y la besó.
  —Touché —Hermione siempre conseguía sorprenderle.
  —¿Sabes qué es lo que más me gusta cuando dices mi nombre? —le miró a los ojos sin dejar de acariciar el pelo de su nuca—. Que lo dices entero, sin abreviarlo.
  —Me gusta 'Hermione', es un nombre precioso, ¿por qué acortarlo? —ella sonrió y volvió a besarle.
  —Eso opino yo —respondió Hermione. Draco sonrió y aventuró sus manos por su espalda.
  —Un nombre precioso para una chica increíble —la besó y ella le abrazó profundizándolo, uniendo rápidamente sus lenguas en un lento baile.
  —Con el calor que me haces sentir en este momento opino que 'Draco' es un nombre perfecto —susurró haciendo que el chico sonriese en su boca.
  —Ardo en deseos de escucharte decir eso entre gemidos —su apropiada respuesta hizo que ella riese.
  —Como sigas tocándome así eso no tardará en suceder —Draco sonrió y la besó antes de pegar la cara a su oído.
  —Morgana sabe que esa proposición es demasiado incitante —musitó sabiendo que ella estaba sonriendo aunque no la viese.
  —¿Te hago una mejor? —propuso separándose de él.
  —¿Vamos a necesitar bolas de fuego? —preguntó su novio. La chica se estiró hacia atrás y cogió su varita para apagar el fuego que había tenido encendido antes.
  —No, dragón, solo necesitaremos un colchón, de hoguera ya te tengo a ti —respondió volviendo a la posición anterior, con las manos en su cuello y pasándolas suavemente por su pelo.
  —Oh, Hermione, me estás haciendo una proposición muy fogosa... —suspiró quedándose a escasos centímetros de su boca.
  —Pues bésame antes de que me arrepienta —añadió Hermione.
  —Merlín no lo permita —murmuró antes de besarla pegándola a él todo lo posible.

Dramione One Shots 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora