Joaquin.
Esto no parece real. Siento que estoy en un sueño, el pelo de Emilio es tan suave, me encanta acariciarlo, me hace sentir tranquilidad. Lo acabo de besar, más bien el me beso a mí. Toco mis labios de manera sencilla, cierro los ojos y puedo sentir su boca húmeda en la mía, demostrando tanto a través de ese beso.
- Joaquin... Ya te aburriste. quiero otro beso. - La voz de Emilio me saca de mis pensamientos.
- Nunca me voy aburrir de tu boca, si por mi fuera te besaría toda la noche.
- ¿Y por qué no lo haces?
Mi corazón golpea mi pecho tan fuerte que siento que me va a destrozar, el aire sale de mis pulmones. Y dejo de dudar, si él me esta pidiendo que lo ame, no seré yo quien se lo niegue, Me muero por tenerlo conmigo de esta manera y no puedo desaprovechar esta oportunidad, tal vez mañana llegue el arrepentimiento, pero me dedicare a disfrutar cada minuto de esta noche con el amor de mi vida y quien sabe tal vez con ello termino de convencerlo que también soy el amor de la suya.
Me paro del sillón, tiendo mi mano hacia la de Emilio, sus ojos parpadean varias veces, como si no entendiera lo que quiero decirle, pero cuando se da cuenta de mi intensión pone su mano sobre la mía y toma impulso para ponerse de pie.
- ¿Vamos a la habitación?
Sus ojos cambian, el miedo aparece en ellos, yo tomo su rostro y hago que me mire.
- No haremos nada que no quieras. Solo te besaré y te cuidare en mis brazos, bueno si tu quieres.
- Sí... Sí quiero. Perdón. Es que estoy nervioso.
Y me besó en los labios, un beso rápido, fugaz, pero que me dio la seguridad que me hacia falta para dejar de dudar y saber que tiene las mismas ganas de pasar la noche conmigo. Después de todo él me lo había pedido, había sido su castigo, su bendito castigo.
Y caminamos a la habitación, agarrados de la mano, inseguros, tambaleando de borrachos. Con ganas de estar juntos. Nos sentamos en la cama, Emilio estaba tímido, pero seguro de estar conmigo y me sorprendió iniciando el beso, de nuevo él tomo la iniciativa, yo me perdí en sus labios, me dedique a sentir cada movimiento de su boca en la mía, a pesar de que el clima estaba templado el ambiente del cuarto había cambiado, se sentía esa electricidad, ese calor de dos cuerpos amándose.
Y di el siguiente paso, con lentitud, hice que nuestros cuerpos cayeran sobre la cama, mis brazos se posaron en su cintura, los besos no se detenían, las manos tímidas del rizado que me besaba se posaron en mi espalda, dándome pequeñas caricias inseguras, que me hacían confirmar que estábamos en el camino correcto.
Mis labios pasaron a su cuello, empecé despacio, pasando mi boca por cada parte, mojando con mi lengua de vez en cuando, las manos de Emilio subieron enrredandose en mi pelo, sabia que lo estaba disfrutando, al igual que yo.
- Jo... Joaquin me gustas mucho.
Su voz rasposa me encendió más, acerque mi cuerpo al suyo, estaba casi encima de él, aprisionándolo, sintiéndolo, gozándolo, aprovechándome del momento, de este regalo que el alcohol me había dado, porque estoy seguro que si Emilio no estuviera tan ebrio, ni de broma se hubiera atrevido a ser tan sincero conmigo.
- Tu también me gustas mucho.
Mis labios volvieron a su boca, los dientes de Emilio apretaban mis labios de vez en cuando haciéndome ver estrellas. Y de repente los papeles cambiaron, era él quien estaba encima mio, se sentía tan bien tenerlo así. Su boca viajo a mi cuello, a mi pecho, y empezó a besarme con pasión. Yo no pude hacer nada por mi mismo. Estaba tan excitado, tan perdido en él.
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10 días - Emiliaco
Teen FictionSi el amor de tu vida te olvidara, ¿Estarías dispuesto a quedarte hasta que te recuerde?