30. Día 4 / Dramático.

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Emilio.

Siento como la sangre me hierve, estoy muerto de coraje. ¿Que chingados acaba de pasar?... Me llevo las manos a la cabeza. Las calles de Valle de Bravo me aturden, llevo caminando cinco calles tal vez más, no se donde estoy, ni me importa.

Las imágenes del chico restregando su cuerpo a Joaco vuelven a mi cabeza, no puede ser. Siento en mi pecho una presión que no puedo soportar, quiero llorar, quiero gritar, quiero partirle la cara a alguien.

Necesito calmarme, no puedo actuar sin pensar. necesito que la cabeza se me enfríe para poder tomar decisiones.

Joaquin seguro debe de estar desesperado buscándome, o tal vez se quedo siguiéndole el juego al chico del restaurante. La presión en el pecho aumenta, siento mis mejillas mojadas, estoy llorando y ni siquiera me había dado cuenta.

Que me pasa, no me puedo poner mal, esto es absurdo. Estoy muerto de celos, esto parece un chiste. Nunca pensé que una cosa así me fuera afectar tanto. Ver a otra persona cerca de Joaquin, coqueteando, pegándose a él... NO, NO, NO. No lo soporto, él es mío, mío.

La respiración se me acelera, ocupo calmarme, veo como un taxi se detiene frente a mí, se la dirección de la casa seguro al no encontrarme se fue para allá. Me subo al coche y me pierdo en mis pensamientos.

Llego a la casa y el carro no esta. Los celos se apoderan de mi cuerpo una vez más. Entro y cierro la puerta tan fuerte que un poco mas y quiebro las ventanas. Me encierro en mi habitación. No quiero verlo. Necesito pensar, necesito acomodar mis sentimientos. No quiero hablar con él hasta que el enojo se me haya pasado, después de todo él no hizo nada malo, no es justo que me vaya en su contra.

Veinte minutos pasan y el ruido del coche me pone alerta.

-¡EMILIO!... ¿Estas aquí?

Oigo como la cerradura de mi puerta da vueltas de manera desesperada, el seguro le impide entrar.

-Si no me quieres abrir lo entiendo, solo dime que estas bien.

No quiero hablarle, seguro si intento darle una respuesta mi voz se va a quebrar, así que decido escribir lo que quiero decirle en un papel.

Tomo pluma y papel y lo paso por debajo de mi puerta, recargo mi cuerpo en ella, quiero escuchar la reacción de Joaquin.

Estoy "bien"... ¿Estaba bueno el postre?

Pego mi oído un poco más a la puerta, oigo como se para de su lugar y da unos cuantos pasos por la casa, abre un par de cajones y el silencio regresa. Para cuando menos pienso un papel se desliza de regreso a través de la puerta.

No se lo acepte. Se que no debo pedir disculpas, porque en realidad yo no hice nada, pero igual no quiero que te sientas mal por lo que ese chico hizo. Quiero que estemos bien.

Quiero abrir la puerta y abrazarlo, pero el orgullo y el coraje pueden mas que yo. Me concentró en contestar el mensaje.

Tener celos de ti me asusta Joaquin.

Lo se Emi. Debo confesar que te mirabas realmente hermoso con tus pupilas dilatadas y tu cara toda roja.

Pero que cabrón como se le ocurre decirme esas cosas en este momento. Que esto no es un juego, que de verdad me sentí mal.

Eres tonto. Que bueno que te gusta verme mal eh, lo valoro mucho.

Puedo escuchar risas del otro lado de la puerta. Que le den por culo no pienso seguir siendo su chiste.

Mi celosito, abre la puerta. Quiero compañía para dormir.

Esto me rebasa, me esta enojando de verdad. A lo mejor estoy exagerando pero su juego no me gusta. A él no le afecto todo esto porque estaba del otro lado, pero yo no la pase nada bien y ahora viene aquí a querer pasarse de listo, no se lo voy a permitir.

¡Eres un cabrón! Si tanto quieres compañía anda con el mesero de cuarta. Él estará encantado de entretenerte guapo.

-Adiós... - Grito con todo el coraje que se me estaba acumulando en la garganta. Me paro del suelo y me acurrucó en mi cama como si fuera un animal herido. Esto no se vale, se esta tomando como un juego lo que paso. Lo mas seguro es que este exagerando y que mañana me arrepienta de todo el berrinche que estoy haciendo pero por lo menos esta noche tengo el gusto de castigarlo y dejarlo que duerma solo en la otra habitación, aunque ese castigo también lo tenga que sufrir yo. Porque si soy sincero conmigo mismo me estoy muriendo por abrirle y demostrarle todo el amor que estoy empezando a sentir por el.










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Esperó que les haya gustado mucho el regreso de celostoteles.

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Nos leemos la próxima.

10 días - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora