24. Día 3 / Tu infierno.

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MARATÓN.

Parte 2.






Joaquin.

Mis mejillas están empapadas. Me tomo un momento para que mis nervios se calmen. La mirada perdida de Emilio se me cuela hasta el alma. Esto no tendría que ser así, yo no quería que fuera así. Pero ya no hay nada que hacer, tengo que hablar, aunque esto nos vaya a lastimar, lo tengo que hacer.

-Estoy listo para que me cuentes nuestro lado obscuro.

La voz de Emilio suena con seguridad, pero su cuerpo refleja lo asustado que esta con todo esto. Quiero abrazarlo, quiero decirle que todo estará bien, pero ni siquiera yo estoy seguro de eso.

-Esto sera duro, te quiero pedir que no me interrumpas, si lo haces no se si vaya a tener el valor de seguir hablando.

-De acuerdo...

-Cuando nos conocimos en ese set ninguno de los dos imagino el cariño que nacería entre nosotros. Nos la pasábamos tan bien juntos, que nos asustaba la idea de pensar que algún día esta relación ficticia acabaría. Los meses pasaron y el cariño crecía, al igual que las risas y la confianza entre los dos. Eramos tan perfectos juntos que daba miedo. Recuerdo que ha mitad de una cena nos prometimos que nos iriamos a vivir juntos. Estábamos con el otro todo el día, riéndo, siendo nosotros mismos, olvidándonos de los personajes, sin miedo. El cariño crecía y crecía entre los dos, nos empezamos a confundir, a asustar. Yo no podía imaginar mi vida sin ti, ni tu sin mí. De repente sin darnos cuenta estábamos enamorados, y no lo entendíamos. Estábamos aterrados, no sabíamos como habíamos llegado a esto. Mi boca sabia tan bien en tu boca, mis brazos eran tu lugar preferido para dormir a diario, de un día para otro ya no eramos los amigos de siempre, eramos algo más...- Emilio estaba inmóvil, dándose cuenta de la realidad, de nuestra cruel realidad.

-Y tú fuiste el primero en huir, cuando nos empezamos a dar cuenta que aristemo nos estaba arrebasando, que la historia estaba cobrando peso en nuestra realidad. Buscaste una novia, un escape y no te culpo, nunca lo he hecho. Pero fue el primer golpe que recibí de ti. Te alejaste de mí pues no querías que esto que estaba naciendo entre los dos, se volviera real, no lo querías aceptar. Nos limitábamos a vernos solo por cuestiones de trabajo. Teniamos los mismos amigos, pero evitábamos salir juntos. Yo llore mucho, me sentía traicionado, pero lo entendía, yo tampoco quería aceptar este amor, no quería darme cuenta que me había enamorado de mi pareja de novela, era de risa...- Recordar cada uno de esos tristes momentos, me estaba destruyendo, de verdad lo estaba haciendo.

-Tú habías dicho que no eras gay, y yo pensaba que tampoco lo era, solo nos queríamos. Tú tomaste la decisión de distanciarnos, yo la acepte, pero no pudimos, lo que sentíamos era más fuerte. No lo podíamos controlar. Cada vez que nos mirábamos, terminábamos en la cama juntos, amándonos. Al despertar venían los reclamos, los gritos. Tú me gritabas que te había enfermado, que te dejara en paz, que no querías esto. Yo te gritaba que eras un cobarde, que esto no era mi culpa, que no me buscaras más. Pero siempre después de las peleas y las lágrimas, los besos volvían, nos curabamos con caricias. Era gracioso Emilio, pues todo ese lapso de tiempo, eras la persona que me hacia daño y también la que me curaba con amor, y yo hacia lo mismo por ti.- Las lágrimas me nublaban la vista, estaba perdiendo el control.

-Las semanas seguían pasando, la fama llego a nuestra vida, y las mujeres también lo hicieron. Eramos amigos delante de la gente, pero cuando nos quedábamos solos, nos gritábamos lo mucho que nos odiabamos por amarnos. Tú me restregabas en la cara todas las mujeres que se te tiraban a la cama, yo hacia lo mismo. Vivíamos en una mentira. Yo te lastimaba, tú también lo hacías, teníamos una relación toxica. Fueron muchas chicas las que pasaron por mi vida, pero ninguna me hacia olvidarte, ninguna lograba hacerme sentir lo que tú. Era frustrante. Lloraba, lloraba mucho por ser tu sombra, por amarte y no querer hacerlo, eras mi maldición.- No podía seguir hablando, esto era demasiado, me estaba rompiendo por dentro.

-Antes de que la novela terminara todo cambio, te enfrente, te dijo lo mucho que te amaba, tú me gritaste que eso no era verdad que solo eramos amigos, que me olvidara de esas tonterías, pero yo no podía más, no era justo seguir ocultando algo que era obvio. Y te amenace, te dije que si no enfrentabas este amor terminaría todo aquí. Tu solo te reíste, me dijiste que estaba exagerando, que entre los dos no había nada. Me enoje como nunca, te pegue fuerte en tu rostro, te dije que no te quería volver a ver, que eras un cobarde, que no merecías mi amor. Me arrepentí al instante de lo que hice, pero ya no había vuelta atrás, todo estaba dicho.- Me detengo un momento, siento como el aire empieza a faltarme, pero tengo que seguir, los ojos de Emilio estaban llenos de dolor, pero tengo que decirle la verdad...

-Y me aleje de ti Emi, por primera vez cumplí mi palabra. Tú me llamabas y yo no respondía, decidí que no era justo para ninguno de los dos seguir así. En ese momento Renata entro a mi vida, desde que la conocí me di cuenta que no era una chica mas, me hacia sentir bien. Ella fue mi paño de lágrimas, ella me ayudo con mucha sinceridad sin buscar nada a cambio y me enamore de ella, o bueno al menos eso creí. Por unas semanas fui realmente feliz. De verdad creí que ella me iba a ayudar. Pero no podía estar más equivocado. Unos días antes de tu accidente German me invito a un bar para reunirnos por el final del proyecto, yo no estaba seguro de asistir no porque no quisiera ver a mis compañeros de trabajo si no porque también ibas a ir tú. Teníamos días sin vernos, y me sentía bien, pero el solo hecho de saber que iba a tenerte cerca me alteraba. Y no me equivoque, ese día mi amor por ti renació, no lo pude evitar, terminamos juntos en mi casa. Yo no podía creer la poca fuerza de voluntad que había tenido, estaba engañado a la chica que me había ayudado a salir de la mierda, y te enfrente una vez más. Te dije que yo no queria volver a lo mismo, que era momento de que decidieras, si te arriesgabas por mí o si ibas a seguir con el mismo miedo que nos había separado tantas veces.

-Joaquin yo, no puedo más... Detente por favor.

-¡NO! NO ME VOY A DETENER AHORA.- Intente tranquilizarme, no quería gritarle, pero no podía calmarme. Todos mis demonio habían salido sin control, todo el dolor que había intentado olvidar había vuelto a salir. - Me dejaste una vez más Emilio. Me dijiste que no estabas seguro de dejar todo por mí, que ya tenias una vida hecha junto a María y no sabias si lo que sentías valía la pena para dejar todo. Me destrozaste más de lo que ya estaba, pero cedí, cedí una vez más. Esa mañana te di tiempo para que pensaras las cosas, para que eligieras de una vez por todas lo que querías hacer con tu vida. Te puse a ti primero antes que a mí, una vez más deje que hicieras tu voluntad, deje que me hicieras daño de nuevo.

Esto me estaba destruyendo, nos estaba destruyendo a los dos. Emilio estaba pálido, las lágrimas salían sin control, en sus ojos se podía ver todo el daño que le estaba causando con esta confesión, pero no podía ser de otra manera, la verdad siempre duele.





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SANTO JESUS WEY

ESPERO NO SE HAYAN ACABADO LAS LÁGRIMAS QUE MAÑANA TENEMOS EL ÚLTIMO CAPÍTULO DEL MARATÓN.

LOS LEO MAÑANA.

LES AMO @SOPORTEARISTEMO




10 días - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora