45. Día 7 / Lastima.

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Emilio.

Energía positiva. Ganas de correr, de gritar, de ser feliz para siempre. No podía creer lo bien que me sentía, ese paseo en barco había sido la cereza del pastel.

Decidimos quedarnos a cenar en la orilla, no queríamos que la sensación que nos había dejado lo de esta tarde desapareciera. El restaurante era muy bonito y elegante a pesar de estar en el lago.

Sin darme cuenta se nos habían ido volando 2 horas en las que no paramos de hablar. Joaquin contándome sus sueños, sus ideales, sus rayadas de cabeza, y yo conociéndolo un poquito más cada vez. Estaba feliz y cómodo no había otra manero de definirlo.

-¿Te la estas pasando bien?

-Sí, todo ha sido tan increíble el día de hoy, todos los días lo han sido.

-Y los que nos quedan por vivir también lo serán.

Futuro, esa palabra que promete tantas cosas. Pienso firmemente que no hay algo que me cause tantas emociones encontradas como pensar en esa palabra. Por una parte estoy ansioso, feliz, preparado, con ganas de que el tiempo se vaya volando, que las piezas se acomoden cada vez mejor, que mi vida vuelva a ser la de antes o incluso mejor. Pero por otro lado, la ansiedad, el miedo y las inseguridades me presionan el pecho, me hacen agachar la cabeza, me estancan los pies en el suelo y me arrebatan las ganas de seguir.

Se que no es lo correcto pero daría cualquier cosa para que otro recuerdo desaparezca de mi mente, solo una cosa quisiera borrar para siempre y esta seria tener que parar a preguntarme que pasará mañana, que consecuencias tendrán mis actos, a donde me llevara la vida después.

-Necesito ir al baño. - Digo sin pensar. Y no es precisamente que tengas ganas de utilizarlos, es simplemente que necesito despejar esto de mi mente, no me quiero abrumar, no quiero arruinar lo bonito que ha sido todo hoy.

Entro al sanitario, para mi suerte esta vació. Refresco un poco mi cara, no me puedo poner mal ahora. Decido tomarme un par de segundos para calmarme y retomar la noche. Ya un poco más calmado salgo hacia donde Joaquin me espera.

-¿Emilio?

Me giro hacia a un lado. Es la chica del otro día, piel blanca, cabello rojizo y extremadamente rizado me mira con una media sonrisa en su rostro no precisamente de felicidad.

-Sí. Te recuerdo- Esta chica no me da buena espina.

-Claro que me recuerdas. El otro día ya no pude decirte que pensaba que habías muerto en el accidente, fake new supongo...

Su respuesta me desconcierta. Como una persona puede ser tan cruel para decir ese tipo de cosas y quedarse tan a gusto riéndose en su lugar.

-Disculpa, no quiero ser grosero, pero hay alguien esperándome y bueno... - Su risa me interrumpe.

-Sí ya lo vi, al joto de tu compañero en la mesa del fondo. Aún no puedo creer que me haya dejado por ti.

Mi mundo se desorbita, mi mente empieza a trabajar más rápido de los normal.

-Él solo te uso Emilio, y por lo visto lo sigue haciendo. En el pasado te quería para que convencieras a tu papá de que le diera más proyectos. ¿Que no te das cuenta? Quien querría perder su tiempo con una persona inservible como tú. Con tu perdida de memoria sigues demostrando lo débil que eres, esta contigo por lastima y conveniencia. ¡DATE CUENTA ESTÚPIDO!

Me quedo sin palabras, pequeñas lagrimas empiezan a salir sin permiso de mis ojos, mi cuerpo se desvanece. No podía ser verdad. Lo que ella estaba diciendo no podía ser verdad.

-Vales tan poco Emilio, no puedo estar más agradecida de haberme alejado de una persona como tú. No se como pude ser tu amiga.

No podía más. Las piernas se me doblaban del dolor que las palabras de aquella chica me habían provocado, salí corriendo del baño, necesitaba irme. Los ojos de las personas estaban puestos en mí, todos a mi alrededor se daban cuenta de la realidad, excepto yo.

-¡Emilio! ¿Estas bien? - Su voz como puñalada en mi oído.

-Déjame Joaquin no me toques. - Apenas logre decir. Estaba tan roto, no quería seguir con esto. Necesitaba salir de aquí.

-Sácame de aquí por favor.

Sin darme cuenta de lo que pasaba frente a mis ojos, me deje llevar por el llanto, no me percate cuando llegamos a casa, cuando me acosté en la cama, me hundí en un silencio profundo, sin contestar a las preguntas de Joaquin, sin dejar que él se siguiera aprovechando, sin dejar de provocarle lastima a todos. Así seguí hasta que la luz de sol me dio en la cara, sin dormir, sin dejar de sufrir.

Otro día de mierda había comenzado y yo seguía ahí sin hacer nada.





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UFFF DRAMA, DRAMA, DRAMA.

abróchense los cinturones, que esto se viene fuerte.

Les amo 

@soportearistemo

10 días - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora